Tan abstracto como el pensamiento que la origina. Es el momento en el que el pincel aplica la idea sobre el lienzo. La conexión mágica que, como un relámpago, transmuta la electricidad en color.
Hilo 🧵👇
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Durante unos instantes, las pinceladas son indistinguibles del proceso cognitivo que las alumbra; fluyen y serpentean por el lienzo definiendo formas, volúmenes, luz, ilusiones ópticas. Materializan emociones según las reglas de una determinada técnica pictórica.
Al alejarse, el caos se transforma en ricos tejidos y telas adornadas a base de motivos geométricos. No era caos entonces, sino otro tipo de orden: aquel que rige en una escala en la que no estamos acostumbrados a mirar.
Lo mismo ocurre con otros materiales. La luz se posa intensamente sobre las curvas de los metales y las inflexiones de los vidrios, como si los prefiriese.
De cerca, asombra la forma en la que el artista resuelve la intangible cualidad del brillo.
Perlas.
Perlas como pétalos de un parterre de florecillas blancas. Las pinceladas son gráciles y rápidas. Parecen agitadas por el viento.
La carne es la materia más próxima a los demás. Nuestra primera y última frontera. No ocultar lo que nos diferencia es lo que nos hace verdaderamente únicos.
La figura se enmarca en un fondo neutro. Se parece a esos fondos atmosféricos de Velázquez, puzzles imposibles de reconstruir si solidificasen y se hicieran añicos sobre el suelo, pues carecen de referencia alguna.
"Gertrudis Gómez de Avellaneda", de Federico de Madrazo (1857), es considerado uno de los mejores retratos femeninos de la pintura española del s. XIX. Actualmente podemos contemplarla en el @Museo_Lazaro.
📸: @SecondCanvas (Museo Lázaro Galdiano)
📸: @SecondCanvas (Museo Lázaro Galdiano)
