Alentado por la dinámica de @dinorahavech, hoy les compartiré un somero hilo con las nociones básicas para apreciar los retablos que podemos encontrar en las iglesias mexicanas del periodo virreinal. Un poco de la valiosa #HistoriadelArte en #Mexico . 
Podemos definir al retablo como una estructura hecha de madera, roca o metal. Puede contener pinturas, esculturas, relieves e incluso reliquias que tienen por propósito representar, en conjunto, la vida de algún santo, orden, advocación o pasaje de los evangelios para su culto.
Por ejemplo, el retablo de Santo Domingo de Puebla que data del siglo XVII y está dedicado a la Orden de los Predicadores. En el encontramos santos que pertenecieron a la congregación. Lo preside Santo Domingo de Guzmán, quien fundó la Orden Dominica en el siglo XIII.
El retablo es una herencia eminentemente europea. Es posible precisar su surgimiento, como lo conocemos hoy, en la transición entre el tardío período románico y el temprano periodo gótico, es decir, en el siglo XVIII.
Un caso románico es el frontal de Santa María de Tahull. Por sus características se piensa que fue tallado cerca del año 1200. Representa al centro a Jesús envestido como rey (representación también llamada Cristo en Majestad) y lo flanquean los doce apóstoles, uno perdido.
El gótico abarca un periodo amplio, extendido por al rededor de 400 años en toda la Europa Occidental. Por eso, los retablos denominados “góticos” presentan múltiples características en función al año y lugar de fabricación.
Situado en el denominado gótico lineal está el retablo dedicado a San Cristóbal, del XIII procedente de Castilla. Aquí es posible observar al Santo en el centro cargando al niño Jesús. Se encuentra flanqueado por pasajes de la vida de otros santos.
Al otro extremo cronológico está el retablo de la catedral de Toledo. Perteneciente al período tardogótico, fue terminado en 1504 y aún conserva elementos característicos del período como doseles calados y remates en pináculos. Está dedicado a los pasajes del Nuevo Testamento.
De esta manera, pasamos al caso de nuestro país. Gran parte del lenguaje artístico europeo, sobre todo peninsular, fue implantado en la naciente sociedad novohispana desde los primeros años de la década de 1520. La retablística no fue la excepción.
Es necesario aclarar que en nuestro país podemos encontrar al menos dos tipos de estas obras clasificadas respeto a su ubicación: los retablos mayores ubicados en el extremo de la iglesia, en el presbiterio y de crucero, los cuales tienen su lugar en los costados de las Iglesias.
Uno de los ejemplos más magníficos de un retablo mayor es el del Altar de los Reyes. Ubicado en la Catedral de México, fue diseñado y facturado por Jerónimo de Balbás en la primera mitad del siglo XVIII, es probablemente el cénit barroco America.
La pintura central, hecha por Juan Rodríguez Juárez, es elocuente. Una “adoración de los reyes”, la cual funge como una metáfora que da sentido al todo el conjunto. La incondicional subordinación de los reyes a la iglesia católica.
Los retablos de crucero en el caso de la Catedral de México, se encuentran en capillas dedicadas a santos y elementos de la fé católica. Por ejemplo la capilla de San Pedro, cuyo retablo nos presenta pasajes de su vida. Fue hecho en la segunda mitad de siglo XVII.
Para poder leer de mejor forma un retablo es ideal conocer sus partes. Las líneas verdes señalan los cuerpos, las rojas las calles, las turquesa las entrecalles, la azul la predela y la naranja el remate.
Así, el retablo mayor de Xochimilco está compuesto por 3 calles, las laterales con pintura y las centrales con relives y 3 entrecalles con esculturas de santos distribuidas en 4 cuerpos. Encontramos también una predela con relives y un remate donde se adivina el “padre eterno”.
La factura de los retablos era muy compleja y unía a varios gremios de la sociedad novohispana. El maestro retablista era en realidad un contratista, que daba trabajo a los maestros carpinteros, pintores, escultores y doradores. Él diseñaba el conjunto y daba instrucciones.
Así, el maestro carpintero tallaba las piezas del retablo que iban encajando en un sistema macho-hembra. El maestro dorador enyesaba y cubría con Bol de Armenia la pieza para después agregar delgadas láminas de oro obtenidas a martillazos.
Posteriormente, se colocaban en el retablo las pinturas y esculturas visualizadas. El sistema gremial de la Nueva España impedía que, al menos en la Ciudad de México, un pintor estofara (dorara) una escultura.
Este trabajo conjunto desembocó en majestuosos retablos que pueden ser contemplados hasta el día de hoy. El mayor de Yanhuitlán, enclavado en la Mixteca oaxaqueña, ejemplifica, con sus casi 11 metros de alto, la perfecta armonía del trabajo de los grandes maestros novohispanos.
Este retablo de 3 calles data de la segunda mitad del siglo XVII y representa, por sus elementos como las columnas salomónicas, una pieza de barroco temprano. En este se encuentran lienzos del maestro sevillano Andrés de Concha que datan del siglo XVI.
Toda una alegoría dominica.
Toda una alegoría dominica.
Para el siglo XVIII, con el establecimiento del mal llamado churrigueresco o barroco estípite, las convenciones retablísticas se rompieron. Se dejaron de lado las calles y los cuerpos para dar paso a los elementos típicos del periodo.
Tal es el caso del retablo mayor de San Francisco Javier en Tepotzotlán, hecho al rededor de 1750. En este, encontramos magníficas columnas abalaustradas, saturados roleos y molduras vibrantes.
Todo en perfecto movimiento, barroco al fin.
Todo en perfecto movimiento, barroco al fin.
Espero que los elementos ofrecidos en este hilo ayuden, a quien haya llegado hasta aquí, a poder apreciar el invaluable tesoro que tenemos por todas partes del país a través del conocimiento de su breve historia, fabricación y significado.
Cuidemos y defendamos nuestro patrimonio, es parte esencial de nuestra historia y es de las pocas valiosas cosas que podremos legar a las generaciones que nos subsecuentes.
Quién sabe cuántos de nuestros padres, abuelos o choznos estuvieron, como nosotros podemos estarlo, abrumados frente al mismísimo Altar de los Reyes.
Gracias por su atención.
Gracias por su atención.
