Creo que después de estas semanas ya hemos aprendido lo suficiente del virus para saber cómo acaba esto. Vemos suficientes historias de éxito y fracaso como para trazar un mapa para salir del agujero. Que no quiere decir que sea fácil, ojo. Pero sí posible. Dentro hilo.
La receta del éxito es la suma de test + seguimiento de contactos. Les cuento cómo se hace, y luego vemos si es viable. La idea clave es simple: reducir a cero (o casi cero) las posibilidades de que un infectado coincida con un sano en corta distancia.
Si podemos garantizar eso, los infectados seguirían su curso, algunos tristemente morirían, el resto se recuperarían. Pero al no coincidir con sanos el virus no se propagaría, y sería eliminado en cosa de un mes. Vemos cómo conseguir eso con test y el seguimiento de contactos.
La idea es que, para salir a la calle, uno tenga que demostrar que está sano. Con lo cual, “barres” la población a test, y das un identificador a cada ciudadano en tres grupos: verde (ya pasó el virus, pero está curado), naranja (no pasó el virus), rojo (da positivo en el virus).
Con esto, sólo pueden salir a la calle los verdes y los naranjas. A los rojos les toca confinamiento en casa (si son leves) o bien hospitalización si la cosa se pone fea. Bien. El problema es que testear 45 millones de personas es, hoy en día, imposible por falta de tests.
Aquí entra el trazado de contactos: como el virus tiene un ciclo de vida, yo sé que si un tipo lleva más de x días encerrado sin síntomas, sospecho que es NARANJA o VERDE. Por tanto, no me hace falta testearlo. Es decir, teóricamente los españoles estamos masivamente sanos.
Por tanto, nos pueden dejar salir, contagiaremos poco. Problema? Esto no es 100% cierto, se nos colarán errores. Pero ahí está la gracia: si sé dónde ha estado todo el mundo digamos la última semana si se me cuela un ROJO indetectado, es fácil detectar cerca de quién ha estado.
En estos casos, se les asigna un color especial, no pueden salir a casa normalmente, y envías equipos de testeo a esa gente sospechosa para confirmar que siguen siendo naranjas o verdes, o pasan a rojos. Y con todo eso, reduces a casi cero los contactos entre sanos y enfermos.
En resumen: necesito tener un histórico de quién coincide con quién espacialmente, y una base de datos de quién está infectado. Si tengo esas dos cosas, puedo controlar al virus. Esto es el modelo Chino/Coreano/Singapur, que ha dado buenos resultados.
Esto tiene múltiples problemas: primero, necesitamos acceso casi ilimitado a test rápidos. Fíjense que Alemania, uno de los casos europeos de éxito, lo ha sido porque fabrica test en masa. Lean aquí: ft.com/content/6a8d66…
Segundo, necesitamos la App se seguimiento. Aquí lo eficiente sería licenciar una asiática, ya rodada. No tiene sentido reinventar algo que ya existe, y menos con prisas. No parece ser el camino elegido, todo el mundo se está haciendo la suya: bbc.com/news/technolog…
El tercer problema es la cultura. Fíjense que todos los países que han usado este sistema son asiáticos, y el que lo está intentado es Australia, con gran población inmigrante asiática. Este esquema requiere una cultura de disciplina y obediencia brutal, que occidente no posee.
El cuarto problema es legal. Para que esto funcione, debe ser obligatorio: si un señor sale a la calle y no usa la app, es un riesgo andante. Y claro, obligar a usar una app que básicamente te espía despierta no pocos recelos. Pero como ya dije en otro hilo, qué alternativa hay?
El quinto problema son los niños, que no tienen móviles. Viven en casas donde otros miembros serán rojos, y tienen una movilidad social extrema en el cole. Por algo la gripe se contagia muchas veces a través de los niños. Y por algo les da tanto miedo dejarles volver a clase.
Cómo controlas qué niños están enfermos, y evitas que propaguen, es una pregunta interesante. Pero vamos, hace unos días teníamos una curva creciente, con un virus que parecía imbatible. Ahora todos estaremos de acuerdo que de este sistema funcionaría.
Y eso es una idea tremendamente positiva: señores, con éstas medidas, se podría recuperar un porcentaje muy alto de nuestra normalidad. Salir a a calle. Entrar en tiendas. Ver a la familia. Ahí es nada.
Por tanto mentalmente ya no estamos en el “qué hacemos” estamos en el “cómo se hace” o el “cuándo puede estar listo”, lo cual es algo más esperanzador. La otra ventaja de este sistema es que reduciría toda la verborrea política, que ha quedado claro que no aporta nada.
Es decir, nada de “desconfinamiento por autonomías”, o “el PP dice” o “el PSOE dice”: aquellos que es seguro, salen a la calle. El resto, esperan a que sea seguro que puedan salir. Y aplicando más ciencia y tecnología, y menos discursos y planes huecos, en semanas tema resuelto.
Cuál es el problema? El de siempre: la inversión. NO tengo tan claro que España esté dispuesta a pagar lo que esto cuesta. Lo suyo es que esto sea un plan a nivel UE, para evitar cutradas nacionales. Ejemplo: las mascarillas y el desconfinamiento “a distancia”.
Eso es la teoría esta de que, si no tienes test, ni apps, digas: “dales una mascarilla de papel, y que no se acerquen unos a otros”. Que me dirán: pero Dani, eso es una chapuza! Y yo les diré: ya, como toda nuestra estrategia. Por algo nuestra curva es de las “malas” del mundo.
Porque saben qué pasa? Que Alemania ha ganado al virus. Corea también. Nueva Zelanda también. Austria también. Se supone que China también. Sus curvas son mejores que la nuestra. Y no, no me digan "es que mienten". TODOS mienten? Algo hacen ellos, que no hacemos aquí.
Nos pasa como en otros casos, que la teoría nos la sabemos, pero la práctica no: fíjense cómo nuestra ministra de exteriores exhibió este mismo plan en la BBC con gran vehemencia como si fuese nuestra estrategia. Y andamos con test que no van y mascarillas que no filtran.
Por cierto esta semana es Sant Jordi. Dia de libros y rosas! Les recomendaré algún libro chulo, y esperen alguna sorpresita estos días!
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