Habrán notado que soy muy crítico con la política. Como todos, tengo opiniones sobre política, pero desconfío de los políticos, sobre todo los de este país. Hoy les voy a contar por qué. Venga, vamos a perder followers a base de ser sincero 😉. Dentro hilo, que viene fuerte:
Por más que haya muchos políticos, al final hay dos o tres tipos. Empecemos por la izquierda. Básicamente, prometen que el mundo futuro puede ser mejor. Que habrá trabajo para todos. Pensiones. Sanidad. Un futuro en positivo, y ellos son la llave. Se puede conseguir todo eso?
Algunas cosas sí, otras no. Seamos adultos: es genial creer en Papá Noel, pero muchos problemas de la humanidad son irresolubles. Por ejemplo, la inmigración, el cambio climático y la desigualdad social hoy por hoy son irresolubles. Pero la izquierda promete que tienen arreglo.
Resolver problemas "del siglo XXI" es cada vez más difícil. Si la izquierda tiene gente bien formada, es cierto que a veces consigue cosas. Pero es inusual. Qué hace cuando se da cuenta de que los problemas son más complejos de lo que anticipó? Busca temas “populares” /“fáciles”.
Con eso busca contentar a sus bases. Ada Colau es un buen ejemplo de esto, y Zapatero también: pasaron años legislando pequeñeces tras haber prometido el cielo. Pero los problemas siguen ahí, porque eran irresolubles, o demasiado complejos para su nivel formativo.
Pasemos a la derecha. Estos venden que los objetivos de la izquierda son correctos, pero que la forma de conseguirlos siempre es más capitalismo. Que hay paro? Baja los impuestos. Que necesitamos sanidad? Privatízala. Esas teorías son memeces sin sentido, evidentemente.
Los estudios demuestran que eso de “baja los impuestos a los ricos, y así crearán empleo” es falso. De hecho hay que bajarlos a los pobres. (scholar.princeton.edu/sites/default/…).
Lo que pasa es que los medios están controlados desde la derecha, y ocultan esta información.
Lo que pasa es que los medios están controlados desde la derecha, y ocultan esta información.
Sabemos que ganancias del capital superan a las del trabajo desde hace décadas, y crean desigualdad (Piketty). Sabemos que la brecha entre ricos y pobres es cada vez peor. Vean qué gráfica más mona: 
Fíjense que los programas electorales de la derecha suenan genial, y luego hacen lo contrario. O no es cierto que el PP prometió bajar impuestos y los subió todos? Si avisasen de las animaladas que van a hacer, nadie les votaría. Véase Ciudadanos.
De hecho, las leyes que hace la derecha acaban favoreciendo los lobbies económicos, que son quienes les financian y les darán trabajo una vez abandonen la política. Y lo venden como avances sociales. Eso sí, cuando se descubre que eso era un desastre ellos ya se han colocado.
O no hemos visto con el Coronavirus que la mayoría de recortes en sanidad de los 90-2000 han sido nefastos, ejecutados en su mayoría por partidos de derechas? Pues eso. Total, que tenemos que el ciudadano, que no es tonto, está hasta las narices.
En ese contexto, aparece el tercer tipo, peligrosos de verdad, los populistas. Son listos: buscan temas que enciendan pasiones. Y se ponen al frente. Se los reconoce porque no hablan de gestión: hablan de a quién representan. Lideran identidades y, si no las hay, se las inventan
Desconfíen de cualquier político que diga que se identifica con usted: le está intentando manipular. Hagan el símil con una empresa, y verán el truco. Yo dirijo Novarama, hacemos videojuegos. Me identifico con mis empleados? NO. No tenemos nada que ver.
Ellos tienen su ideología y sus problemas, yo los míos. No busco generar su empatía, ni caerles bien: a mí me identifica mi trabajo. O sea, “Dani es el que dirige proyectos”, “Dani es el que busca clientes”. Pero NO: Dani nos protege/nos lidera. Eso no es gestión, es religión.
En el momento que un político se erige en algo más que un gestor de tareas, psicológicamente está ocupando un papel mesiánico/paternalista que hará que usted le crea, diga las estupideces que diga. Ejemplo: pongamos que yo soy un votante racista y machista, que los hay.
Llega el populista y se pone a la cabeza de ese movimiento: dice “Dani, tienes razón, yo soy como tú y te voy a representar”. Yo lo que era es imbécil. Pero ahora tengo un líder, me siento avalado. Un populista no gestiona: un populista refuerza en nuestras opiniones viscerales.
POR ESO los populistas pueden vender cualquier mentira, como que los extranjeros violan más que los nacionales: sus seguidores jamás pondrán en duda sus medidas, porque, si lo hiciesen, sería poner en duda sus propias creencias. Está estudiado y comprobado cómo los votantes…
…de partidos extremistas aprueban las mentiras de sus líderes aún cuando las saben. Normal, son las suyas propias. Lean este excelente artículo. Lewandowsky es el mayor experto mundial sobre la psicología de la mentira en política, les abrirá los ojos: theconversation.com/why-people-vot…
Entonces, fíjense que si la izquierda miente, los destrozamos. Porque dijeron que harían X, y no han sido capaces. Fíjense cómo a la derecha lo destrozamos porque a la primera de cambio se nota que mintieron para ganar el poder y así favorecer lobbies y cobrar comisiones.
En cambio, los populistas puede decir memeces gigantes, y nadie les discute, porque sus votantes opinan eso. Y admitir que ellos mienten sería admitir que nosotros somos idiotas. Mientras haya idiotas, habrá populistas. La única defensa es educación y pedagogía. De ahí este hilo.
En un mundo ideal, un político sería un buen gestor y punto. Vuelvo a Novarama: de cara a mi empresa, yo no soy de izquierdas o derechas. No me identifico con mis empleados. Yo lo que soy es un tío que hace más o menos bien su trabajo: intento cumplir objetivos en tiempo y forma.
Pero claro: yo no me metería en política. Porque la izquierda atrae a idealistas creyentes en un mundo mejor, frecuentemente sin la formación requerida para conseguirlo. La derecha atrae a gente que busca arrimarse a donde hay poder para así ganar influencia y dinero.
Y los populistas fabrican líderes de masas con un mesianismo cínico que torcerá o romperá un país con tal de mantenerse en el poder, lo cual es peligrosísimo. Claro, nos queda el cuarto tipo, que es precisamente el que necesitamos, y que no tenemos: el político como gestor.
Gente que no se crea a ciegas recetas de izquierdas o derechas, porque eso de que una ideología resuelve un problema, que me lo expliquen que no lo entiendo. Gente con experiencia en gestión de proyectos complejos, que no juega a la empatía populista sino que hace su trabajo y ya
España no tiene de éstos porque las estructuras de poder favorecen lo que tenemos. Los partidos tienen lealtad ciega al líder y votan en bloque. La meritocracia interna es inexistente. No hay una normativa clara para atraer (y pagar) talento en política… Qué se esperaban?
Existe gente buenísima en este país. Sencillamente, la política tal y como está concebida no les atrae lo más mínimo. A mí que me ha tocado interactuar con ese mundo a veces y, salvo excepciones, domina la falta de profesionalidad, y una fe casi religiosa en líderes de barro.
Vale, pues ahora ya saben lo que pienso. La mayoría de políticos me parecen un horror. Pero me interesan los temas de política, y tengo mis opiniones, algunas radicales, sobre Catalunya, trabajo, etc. Pero mis opiniones no necesitan ningún representante, gracias.
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