Thread by @kr_wittmann

8 de junio de 2005. Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos, Universidad de Yale.

Una bibliotecaria encuentra un objeto en el suelo.

Algo que daría lugar a una de las noticias sobre mapas más mediáticas de las últimas décadas.

¿Qué objeto era ese? Sigue leyendo ⬇️

Esta tremenda historia tiene varios personajes. Pero se centra en uno de ellos: Edward Forbes Smiley III.

¿Quién es ese señor con un nombre tan elegante? Pues uno de los marchantes de mapas más importantes del mercado. Una autoridad en el comercio y el estudio de mapas antiguos.

Nacido en New Haven y graduado por el Hampshire College, Forbes Smiley ya apuntaba maneras desde su época de estudiante. Tenía una gran cultura, y, según los que le conocieron, sobresalía por su carisma.

Aquí lo vemos construyendo una enorme casa de muñecas victoriana en 1977.

Con el tiempo, se interesó en el comercio de mapas antiguos. Fue un marchante de gran éxito, además de un especialista muy consultado.

Colaboró en la creación de grandes colecciones de mapas donadas a instituciones tan importantes como la Biblioteca Pública de Nueva York.

Visitaba las ferias de mapas antiguos más importantes, como la de Miami y la de Londres, siendo una persona muy bien conectada y relacionada. Conseguía mapas de gran valor y rareza, y su cartera de clientes no hacía más que crecer.

Como digo, Forbes Smiley también era un gran estudioso.

De hecho, estaba en la Beinecke el 8 de junio de 2005, estudiando una serie de atlas y mapas antiguos, cuando se hizo el descubrimiento que he mencionado al principio.

¿Y cuál era ese descubrimiento?

En el suelo había una navaja de precisión.

Un objeto cuyo descubrimiento activa todas las alarmas en cualquier biblioteca o archivo.

Rápidamente, la bibliotecaria avisó a su supervisora, que revisó el registro de los últimos usuarios de la sala.

Uno de ellos era Forbes Smiley.

Tras una búsqueda en Internet, la supervisora se preocupó más: el usuario era marchante de mapas antiguos.

Buscó en los registros, y vio que en el pasado se había dado parte de que faltaban páginas de atlas históricos, pero no había suficientes pruebas para incriminar a nadie.

Así que llamó al responsable de seguridad de la biblioteca.

Todo ello, mientras el marchante seguía sentado en su escritorio, consultando los atlas, ajeno a todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Y ajeno a lo que estaba por venir, que era algo muy gordo.

Observando al investigador a través de la cámara de vigilancia, el responsable de seguridad de la biblioteca avisó a la policía, dado el sospechoso comportamiento de Forbes Smiley.

Un rato después, un detective, tras seguirle durante varios cientos de metros, lo para.

Le pregunta si la navaja encontrada es suya, y el sospechoso responde que sí.

El detective le pide revisar su maletín, y ahí estaba.

Un mapa de Nueva Inglaterra de 1631, con el retrato del explorador John Smith. Un mapa de incalculable valor, doblado y metido en su bolsillo.

La policía le detuvo, y, tras revisar su maletín, vieron que tenía más mapas guardados dentro.

También le pillaron intentando llevarse un mapamundi de 1578 realizado por Gerard de Jode, que podía llegar a alcanzar los 125.000 $ en el mercado.

Pero no todos los mapas que llevaba Forbes Smiley eran de la Beinecke; ni siquiera de Yale. Debían ser de otra biblioteca, tener otro origen.

Y eso les hizo sospechar que la cosa no acabaría ahí. Que el tema era mucho más grave de lo que parecía.

La policía de New Haven avisó al FBI, que emitió un comunicado pidiendo a las bibliotecas de EEUU que revisaran sus fondos cartográficos y les hicieran saber si echaban algo en falta.

Muchas respondieron, alarmadas con la desaparición de varios mapas de sus atlas antiguos.

Curiosamente, la desaparición de muchos de esos mapas coincidía con la visita de Forbes Smiley.

Y no eran bibliotecas pequeñas: entre otras, la Biblioteca Pública de Boston, la Biblioteca Houghton de Harvard, e incluso la Biblioteca Británica en Londres.

Tiempo después, durante el juicio, ese afamado marchante e investigador confesó el número de mapas que había robado.

97.

97 mapas antiguos, con un valor total de más de 3 millones de dólares, que había recortado, doblado y metido en su bolsillo para vendérselos a sus clientes.

Y te preguntarás: ¿cómo es posible? ¿Cómo puede ser que un marchante venda tan fácilmente material robado? ¿Cómo se explica la facilidad con la que sustrajo esos mapas de algunas de las mejores bibliotecas del mundo?

Pues todo se reduce a dos cosas: confianza y falta de control.

Hay que tener en cuenta que es casi imposible saber cuántos mapas impresos existen actualmente. Dependiendo de qué obra sea, pueden ser muchísimos.

Y la cartografía histórica es muy dada al coleccionismo privado. Muchos mapas provienen de esas colecciones, de fondos personales.

De hecho, cuando Forbes Smiley era preguntado por el origen de sus mapas, contestaba que lo había conseguido de algún millonario fallecido. No había por qué no creerle.

Ahora bien: en el mundillo, Forbes Smiley no era muy bien considerado. Se decía que no era muy de fiar.

Estaba acostumbrado a un alto nivel de vida. Pero sus finanzas empezaron a decaer.

La competencia era cada vez mayor, y era complicado mantenerse en la cúspide.

Así que, en 2002 (1998 según otras fuentes), había empezado a sustraer mapas para venderlos a distintos clientes.

Se compró una lujosa casa de 500.000 $ en Martha's Vineyard, una isla en la Costa Este en la que vivía lo mejor de lo mejor (económicamente hablando, claro). Y los lujos a los que estaba acostumbrado hicieron que sus deudas crecieran y crecieran.

Así que había seguido robando.

Cuando, después de que lo pillaran en Yale y se descubriera su "negocio", la noticia saltó a los medios, fue un caso tremendamente mediático.

Aunque en el mundillo era un personaje polémico, nadie se había imaginado que fuera capaz de algo así.

La historia copó los titulares de medio mundo durante mucho tiempo (al final de este hilo dejo varios enlaces al respecto).

Después de un mediático juicio, en el que Forbes Smiley admitió los robos, fue condenado a tres años y medio de prisión y el pago de 2,3 millones de $.

Después de este escándalo, las lagunas de seguridad de muchas bibliotecas fueron evidentes, y tuvieron que renovar profundamente sus medidas al respecto.

Pero, ¿qué fue de los mapas desaparecidos? ¿Dónde están?

Pues, afortunadamente, el FBI, con la colaboración de Forbes Smiley, recuperó la mayoría de ellos. Pero aún quedan bastantes en algún sitio, seguramente en colecciones privadas.

Tengamos en cuenta que el marchante hablaba de 97 mapas, pero se sospecha que realmente fueron más.

Aún no se sabe bien cuántos mapas robados por Forbes Smiley andan por ahí. Pero lo que está claro es que es una historia de película. Años y años sustrayendo mapas de siglos de antigüedad, simplemente por la necesidad de seguir en lo alto del mercado.

De seguir ganando.

Hay bastante información sobre esta historia. Si quieres seguir leyendo, aquí te van algunas opciones, la mayoría de ellas artículos que se publicaron en la época, de los cuales he sacado parte de la información:

Reportaje del Boston Globe (en inglés): cutt.ly/fysejzx

Noticias del caso en la prensa española:
elpais.com/diario/2006/07…

abc.es/cultura/libros…

Breve artículo en los archivos del FBI:
archives.fbi.gov/archives/news/…

En 2014, el periodista Michael Blanding escribió un libro sobre el caso, que no he leído (lo haré pronto) pero que tiene una pinta genial:

amazon.com/o/ASIN/1592409…

Y hasta aquí la historia de cómo uno de los más conocidos marchantes de mapas antiguos de EEUU era uno de los mayores ladrones de mapas del último siglo.

Espero que la hayan disfrutado. Gracias por estar ahí.