1.Nuestro activo empresarial es fundamentalmente de comercios y empresas de servicios. Son los comerciantes nuestros héroes discretos, que salen todos los días a crear riqueza y prosperidad. Sus voceros han tenido episodios luminosos y otros no tanto.
2.En Agosto de 2008 @Consecomercio siendo presidente Nelson Maldonado publicó un comunicado que decía entre otras cosas: el gobierno ha derrocado al imperio de la ley y lo ha sustituido por la dictadura de la arbitrariedad, la obstinación, la trampa y la mentira.
3.Esa época de denuncias valiente posibilitó al país tener una referencia apropiada de lo que estaba ocurriendo y de lo que iba a ocurrir. Porque solo con diagnósticos apropiados se puede asumir el desafío de salir del mal.
4.En el mismo texto señalaba que con estas decisiones, la gavilla había sustituido la concurrencia democrática de los poderes públicos, y la estafa a la constitución había suplantado la sobriedad y el decoro del pluralismo democrático.
5.Lo traigo a colación porque quiero hacer el contraste entre el coraje institucional de aquel entonces con la fragilidad argumental del documento que recientemente publicaron y sometieron por lo tanto al escrutinio público. 
6.Hace doce años @Consecomercio denunció una Agenda para la miseria económica y la opresión política con la intención manifiesta propinarle un golpe mortal a los derechos de propiedad, al libre emprendimiento y a las inmensas posibilidades de la acción privada.
7.¿Ha cambiado algo? En agosto de 2008 dijeron que se tenía la necesidad de enfrentar por lo tanto un desafío que no era jurídico sino político, y como tal, había que encararlo. Dicho de otra forma, en su totalidad, con causas claras, sin evadir y sin tergiversar.
8.Porque un conjunto de síntomas, todos reales, intervencionismo, expropiación, violación a la propiedad, saqueos, todo esos síntomas tienen causa, son parte de un diagnóstico político que hay que hacer: socialismo.
Me llama la atención que, de nuevo, en este documento de @consecomercio no haya ni una sola alusión al socialismo. Es una palabra que no aparece, pero debería aparecer para que la sociedad tenga claridad en la causa raíz. Porque sin causa todo parece contingente.
Eso que los comerciantes están padeciendo, una nueva oleada de controles, y para colmo el saqueo famélico, no es la primera vez que lo sufren, y tiene como causa el no haberse podido resolver un problema que es político, tiene actores y responsables.
El socialismo es una trama de destruccionismo. Los comerciantes son sus enemigos por vencer. Me refiero al emprendedor, grande, pequeño o mediano, que se las juega todos los días, y que esperan por una voz que los exprese y les dé sentido.
¿Por qué no se dice? ¿Por qué no se le llama “al pan, pan y al vino, vino”? ¿Por qué no contribuyen a tener consensos de diagnósticos, de causas y fines? ¿Cómo se pueden construir consensos hacia adelante si se ignora ahora lo que antes se dijo?
Los problemas sociales tienen síntomas, causas y también soluciones. Ahora no estamos refiriéndonos al mero problema comercial sino al país. Para este socialismo totalitario y aplastante, que no se debería tolerar, ¿cuál es la solución?
La solución @Consecomercio en el 2020 es “un acuerdo de entendimiento y concertación nacional, en el cual estén incorporados todos los actores políticos, económicos y sociales… Un gran acuerdo permitiría el restablecimiento de las condiciones políticas, económicas y sociales.
Ante esa propuesta cabe preguntar. ¿Con todos significa también con el régimen? ¿La curación es la enfermedad? ¿Tolerantes con los que practican la intolerencia? ¿Bajó que régimen de conversión va a ocurrir la parusía?
¿Y luego de hacer esa propuesta, exigen restitución de la ley, atención a la pandemia y facilidades ampliadas para el ejercicio del libre comercio? ¿A quién se lo piden? ¿Al régimen usurpador, al que hoy los está interviniendo, a quién?
Ese es el problema de las cartas sin destinatario preciso. Son aullidos a la luna, con los mismos resultados. Yo, como ciudadano, me hago estas preguntas y otras… Cada uno tiene el derecho de practicar esta moral de interrogaciones.
Porque esta “propuesta” no es empresarial sino política. Y la política nos atañe a todos. Estos llamados a la unidad son tramposos si no hay un propósito común con claras definiciones estratégicas, donde medios y fines estén claros.
Necesitamos claridad, consistencia, memoria histórica, hilo conductor, y fortaleza. No necesitamos devaneos y escamoteos argumentales. Como dije antes, necesitamos una representación completa del hecho social, con juicios y conjeturas incluidas.
Mientras eso ocurre, mi solidaridad con el comerciante anónimo, héroe discreto de esta época poco luminosa.
