Que el estado de alarma no se renueve no debería implicar que el plan de desconfinamiento se abandone en seco. En caso contrario, muy probablemente asistiríamos a nuevas olas de contagios.
Si quienes se oponen al estado de alarma no cuentan con una alternativa jurídica bien armada que permita preservar el desconfinamiento por etapas (incluyendo la limitación de movimientos entre provincias), más valdría que no se opusieran al mismo. Sería muy irresponsable.
Entiendo, y comparto, el rechazo intelectual a “normalizar” los estados de excepción, pero en estos momentos es imprescindible que la alternativa jurídica que dé cobertura al plan de desconfinamiento sea suficientemente robusta.
Por otro lado, y si Sánchez quiere prorrogar nuevamente el estado de alarma, lo que debería hacer es negociar con el parlamento: Sánchez no puede comportarse como un dictador. Tampoco a la hora de extender el estado de alarma.
El parlamento sigue siendo soberano y, por tanto, es el parlamento quien debe y puede determinar el contenido de ese estado de alarma. Sánchez no está legitimado a someter al parlamento a un chantaje: su deber es negociar con los grupos políticos cuyo apoyo necesita.
