El comportamiento humano, en todas sus facetas, está cargado de sesgos cognitivos.
Los sesgos, la mayoría inconscientes, no nos permiten tomar las mejores decisiones. Sin embargo, conocerlos nos ayuda a identificarlos y a mitigarlos.
Algunos ejemplos:
Es ver los eventos pasados como obvios y predecibles.
Es creer que tus propias opiniones son ampliamente aceptadas. Es probable que se caiga en este sesgo porque la muestra que estás tomando para corroborar la aceptación generalizada no sea representativa.
Un sesgo muy común en Twitter, por cierto.
Es aceptar información que solo confirme nuestras creencias. En este sesgo se evita o se menosprecia información que choca con las opiniones que tenemos.
Es cuando se reclama mayor responsabilidad por los aciertos que por los propios errores.
Es cuando sobreestimamos el grado de influencia que tenemos sobre eventos externos.
Es cuando no nos damos cuenta de los propios prejuicios cognitivos o creemos que estamos menos sesgados que los demás.