Desde que podemos salir a hacer deporte, son muchas las escenas de incumplimiento de las normas. No grandes desfases sino un cúmulo de detalles. Y me ha recordado al experimento de la trituradora q @danariely cuenta en su libro “Por qué mentimos... en especial a nosotros mismos”
En él, entregaban a los participantes 20 matrices a resolver y 10$. Según cuántas hicieran en un tiempo determinado, se quedaban todo el dinero o sólo parte. De media se resolvían en la condición de control 7 matrices. Sin embargo, en la condición “trituradora”, 12
En esta condición “trituradora”, tras el timpo establecido, los participantes destruían las hojas sin enseñarlas y se pagaban a sí mismos según cuántas afirmaran haber resuelto. Eso aumentaba en 3 la media de “resueltas”. Pero había otra condición: la “Madoff”
En la condición Madoff, al minuto de empezar la prueba, un participante compinchado afirmaba en voz alta haber completado las 20 matrices (cuando el resto no había hecho ni una) y se quedaba con todo el dinero. En este grupo, la media declarada del grupo subía a 15
Estos días se ha señalado a los “listos” aprovechados q incumplen sin sonrojo las normas. Y lo cierto es q un mal ejemplo repetido provoca contagio. Pero como afirma Ariely, casi todos somos deshonestos. Mentimos “un poquito”, lo justo como para no considerarlo mentira
Salimos a andar, pero con un amigo en vez de con un conviviente. Correr... en pareja. Bici... en grupo pequeño... son pequeñas mentiras, q no se pueden triturar pero sí justificarse porque, ¡oye, otros mienten más! Y porque
necesitamos recuperar cierta socialización (y el deporte tiene mucho de eso), algunas normas nos parecen absurdas (q más dará 1km q 3 o 10, o andar con pareja q correr con ella, o solo 1 progenitor con los niños q los 2...). Razonamientos q nos reafirman y auto-legitiman
Pero el experimento de Ariely tenía una condición más. En un grupo, el compinchado evidenciaba al inicio en voz alta q con las normas planteadas se podía mentir y si eso sería correcto, a lo q el investigador respondía: “Puedes hacer lo q quieras”. La media entonces bajaba a 10
Cuando somos conscientes de q estamos actuando deshonestamente, reducimos la mentira. Reflexionar sobre los autoengaños en lugar de mirarse en los otros puede ser un buen truco de autocontrol mientras uno se pone las zapatillas o el maillot
Para que aunque sigamos diciendo mentirijillas, estas no se nos vayan de las manos, o al menos por no ser conscientes de ellas 🤥
