Por ejemplo, el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, fue jefe de la Guarnición Militar de Piedras Negras, #Coahuila cuando los Zetas perpetraron la "masacre de Allende", justo en territorio de esa guarnición.
El subsecretario de la Defensa, Andre Foullon, fue comandante de la III Región Militar (Sinaloa y Durango) y de la 10a Zona Militar (Durango), territorios controlados por el cártel de Sinaloa.
El oficial mayor de la Sedena, Agustín Radilla, fue comandante de la 7a Zona Militar con sede en Monterrey, que abarca el territorio norte de Nuevo León usado por los Zetas y ahora por el Cártel del Noreste para moverse entre Tamaulipas y Coahuila.
El jefe del Estado Mayor de la Sedena, Homero Mendoza también fue comandante de la 10a Zona Militar (Durango). El Inspector y Contralor del Ejército, Homero Mendoza, fue comandante de región y zona en Baja California.
Estos generales son responsables de lo que se ha hecho bien y mal al menos en los últimos 10 años, cuando estuvieron en mandos territoriales en estados con importante presencia del crimen organizado.
No es que antes de 2018 eran malos y ahora se volvieron buenos, como quiere hacer ver la retórica de la #4T.
Se les está entregando un decreto dándole más poder a un grupo de generales cuyos resultados frente al crimen organizado has sido mixtos.
Se les está entregando un decreto dándole más poder a un grupo de generales cuyos resultados frente al crimen organizado has sido mixtos.
Todos estos generales y otros que hoy encabezan las 13 regiones militares, tenían mando territorial y operativo en los años en que muchos que hoy simpatizan con el decreto de @lopezobrador_ pedían el retiro del Ejército de labores de seguridad pública.
