¿Cuál es la teoría y/o modelo económico que tienen en mente quienes reclaman contra la cuarentena en defensa de la ‘economía’? Va hilo largo.
La mayoría de los economistas y manuales de economía, cuando instados a definir su objeto de estudio, apelan a alguna versión de la sentencia que dicta “la economía es la ciencia que estudia la forma como se asignan recursos escasos para atender necesidades ilimitadas.”
Quien establece una oposición entre salud y economía, ¿imagina que los trabajadores son un recurso escaso o más bien abundante? ¿Qué entienden por escasez? La pregunta va dirigida a un espectro amplio, desde neoclásicos y marxo-marginalistas hasta austríacos y libertarios.
Recuérdese que por ‘escaso’ no se entiende la producción final, sino los recursos o factores de producción, es decir, el trabajo, el capital, recursos naturales como la tierra, etc.
Es habitual que en los cursos de microeconomía, crecimiento, etc., ver gráficos de “funciones de producción” donde el producto final aparece como una función de dichos recursos: Y = F (K, L, T,…)
Quienes defienden esta interpretación de la economía consideran que los precios relativos de la producción final son indicadores de la escasez relativa de los recursos (K, L, T…).
Los efectos de una cuarentena son temporarios, de corto plazo. Una interrupción transitoria de las actividades en principio no destruye stocks de capital en gran escala, ni reduce la fertilidad del suelo o agota los yacimientos de petróleo.
La muerte o enfermedad de decena de miles de trabajadores, en cambio, nos debería privar de varios años de sus trabajos. Pongamos, si un trabajador muere con 40 años, además de sus efectos perversos para la familia, en media deja de trabajar hasta su retiro, unos 25 años.
Alguno argumentará que la mayoría de quienes mueren son viejos y enfermos, gente que no integran la función de producción agregada… y que su muerte hasta alivia los sistemas previsional y de salud...
Pero recuérdese que este efecto es distributivo, no productivo. En el mejor de los casos ‘alivia' la ‘carga’ sobre los activos, pero no reduce el empleo ni la productividad de los mismos.
Otros quizás tenga en mente los efectos financieros de la cuarentena: corta cadenas de pagos y genera restricciones de liquidez que pueden conducir a la insolvencia.
Pero este efecto no parece que pueda equiparar las consecuencias de una drástica y permanente reducción de la dotación de trabajadores. Tampoco parece un argumento consistente con quienes defienden la neutralidad del dinero en el largo plazo (lo explicaremos en otro hilo).
Quienes invocan los efectos catastróficos de la cuarentena sobre la economía no son consistentes con los enfoques que teóricos que enseñan e inculcan en alumnos y audiencias.
Casi todo lo que habitualmente sostienen supone el pleno empleo en el mercado de trabajo. Pongamos, “la emisión monetaria genera inflación” Desde hace meses @ArielDvoskin desafía en esta red a que justifiquen la sentencia sin apelar al pleno empleo.
Hasta ahora nadie ofreció una respuesta consistente con planteos ortodoxos. Los mejores argumentos pasan por un canal de transmisión cambiario-financiero, pero dejemos esto porque nos desviaremos del punto en cuestión.
Dias atrás, con @ArielDvoskin defendíamos la idea de que el dilema salud versus economía es insustentable. Pero nunca se nos habría ocurrido apelar al pleno empleo para justificarlo.
elpaisdigital.com.ar/contenido/el-f…
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Los anti-cuarentena, si fueran coherentes, deberían buscar apoyo teórico en aquellos enfoques que reniegan de la escasez de trabajadores como tendencia de largo plazo.
Marx, por ejemplo, apunta la existencia de un “ejército industrial de reserva” como un fenómeno inherente al capitalismo. Arthur Lewis, al menos para el mundo subdesarrollado, habla de economías con “oferta ilimitada de mano de obra”.
Los clásicos, como Ricardo y Malthus, solían pensar al ‘stock’ de fuerza de trabajo como una cuantía que tendía a ajustarse a los precios de mercado, y no a la inversa como en los modelos de equilibrio general.
Es decir, cuando los salarios de mercado superaban (no alcanzaban a cubrir) la ‘subsistencia’, el número de trabajadores crecía (decrecía). Igualmente, algunos enfoques hoy que los flujos migratorios y los ajustes de la PEA son elásticos a salarios y oportunidades de empleo.
Pero debe entenderse que la adopción de cualquiera de estos enfoques, si la coherencia fuera una prioridad, obligaría a repensar todas la posiciones teóricas, desde la inflación y el crecimiento a la relación Estado-economía.
Igualmente, la mayoría interpreta que el crecimiento económico en el largo plazo se explica por condiciones de oferta.
En los modelos estándar, como en Solow (1956), el crecimiento se explica en base a funciones de producción [Y = F(K, L)] que incluyen al trabajo como factor escaso. ¿La muerte de miles de trabajadores no debería reducir el crecimiento?
Otras versiones, como Romer (1986), en cambio, hacen desaparecer al trabajo de la función de producción (Y = AK), camuflado como ‘capital humano’, rendimientos crecientes, ‘conocimiento’, etc.
En realidad se tratan de variantes del modelo de Von Neumann (1938 en alemán, en inglés 1946), donde el ‘factor’ trabajo es endógeno como en los economistas clásicos...
link.springer.com/chapter/10.100…
link.springer.com/chapter/10.100…
Las palabras engañan, la matemática no. Para ver los detalles de estos modelos como clásicos, leer los capítulo II y IV de esta selección de textos.
routledge.com/Understanding-…
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¿Es demasiado exigir coherencia a economistas y opinólogos sobre temáticas económicas? ¿O estamos condenados a las penumbras de la ideología y los intereses creados?
