Es bastante sencillo: #LaBrasaTorrijos es un proyecto que nació para intentar hacer de nuestras redes sociales un lugar más agradable y menos nocivo.
Son una serie de hilos, artículos, stories y posts tratada con rigurosa periodicidad semanal y articulados como una serie de televisión: con temporadas y capítulos.
Todos los capítulos son independientes, así que se pueden leer en el orden que apetezca.
En estos capítulos intento conectar narrativamente urbanismo y arquitectura con la perspectiva social, cultural e histórica de edificios o lugares reales, pero improbables.
Hay un episodio de #LaBrasaTorrijos cada jueves, pero durante la cuarentena he hecho un episodio adicional cada domingo, un poco más pequeño y un poco más ligero. Los he llamado #LaBrasaLITE.
Como ya he dicho, llevo 44 episodios, pero tengo un archivo con más de 150 aún por escribir. Un archivo que, además, sube cada semana con nuevos hallazgos, peticiones o recomendaciones.
Pero para poder hacer esos 150 o 200 episodios necesito un poco de ayuda. Porque cada episodio requiere esfuerzo y trabajo.
Y tiempo. A veces un poco y a veces muchísimo.
Por eso os pido que compréis mi tiempo. Que me ayudéis a seguir con el proyecto de #LaBrasaTorrijos.
Por eso he abierto el patreon.
Y además, mola mucho. Vamos a tener episodios exclusivos, episodios en audio y video, tips, AMAs, fancines online e incluso en papel.
Y hasta libros dedicados!
En el fondo yo querría que me hicieseis millonario, pero ahora mismo me conformo con poder seguir adelante.
Parafraseando a la gran Lola Flores, si todos los followers me dieran un euro yo me iría al estadio con ellos a tomarme una copa y a celebrarlo:
(Y de regalo por echarme una mano, esta foto de Maracas)
Muchímas gracias a los que estáis aportando. OS QUIERO UN MONTÓN!
Ya está funcionando otra vez el patreon!
Muchas gracias otra vez a quienes estáis apoyando. De verdad, sois una gente cojonuda.
Si os hacéis mecenas de #LaBrasaTorrijos no solo podéis tener acceso a capítulos nuevos, PDFs y libros dedicados. Además, ayudáis a un proyecto de divulgación que aparecerá el año que viene en la Bienal de Arquitectura de Venecia.
En 2018, un operario miró a lo alto del rascacielos en el que estaba trabajando en Nueva York. Algo iba MUY mal: el edificio se estaba inclinando.
A día de hoy, la torre está abandonada y nadie sabe bien qué va a pasar con ella.
Os cuento su historia en #LaBrasaTorrijos
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Desde hace cien años, Nueva York es la ciudad de los rascacielos. Aunque naciesen en Chicago, aunque los más altos estén en Dubai o los más densos se levanten en Shanghái, Manhattan sigue siendo el centro de la religión de los edificios en altura.
Desde los grandes dioses urbanos, como el Chrysler o el Empire State, pasando las torres con la historia más increíble, como el Citicorp Center (guiño), hasta llegar a los finísimos ultrarrascacielos que han vuelto a florecer como agujas hacia Dios.
Bajo el hielo ártico se esconde el espacio más importante de la Tierra. Un almacén indestructible con semillas de (casi) todas las especies comestibles, para que la civilización pueda renacer si llega el Apocalipsis.
En #LaBrasaTorrijos, la Bóveda del Fin del Mundo.
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El 23 de octubre de 2020, la marca de galletas Oreo lanzó una muy peculiar campaña en la que anunciaba la existencia de un búnker en el Ártico donde había guardado la receta original, además de leche en polvo y varias galletas envasadas en mylar.
La campaña se llamaba "Oreo. For All Humankind" y apelaba a una cierta conciencia del apocalipsis de los consumidores a los que iba dirigido. De alguna manera, el búnker estaba preparado para resistir radiaciones, terremotos o el impacto de asteroides.
Ya que lo habéis preguntado: ¿por qué afirmo al principio que los nazis cruzaron a España buscando el Santo Grial si luego digo que la historia es exagerada?
Pues porque, de hecho, los nazis SÍ cruzaron a España en busca del Grial. El propio Himmler lo hizo.
En 1940, Heinrich y Himmler y otros gerifaltes del Reich visitaron España.
Los motivos de la visita era, ya sabéis, estrechar lazos con el régimen de Franco, pero Himmler también buscaba otra cosa: la Copa de Cristo.
Á Himmler nunca le convencieron los griales de León o Valencia, así que en Toledo investigó por libros y códices templarios buscando pistas. Y, de hecho, subió a la abadía de Montserrat creyendo que la auténtica copa estaba allí.
La ermita de San Adrián de Sasabe estuvo mil años enterrada. Cuando la destaparon, allí apareció un misterioso símbolo. Un símbolo por el que los nazis cruzaron a España.
El símbolo del objeto más valioso de la Cristiandad.
Veníos al Pirineo Aragonés con #LaBrasaTorrijos.
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@aragonturismo Cuando el ayuntamiento de Borau, al norte de Huesca, pidió a la Dirección General de Montes que les ayudase a desenterrar su vieja iglesia, no sabían que iban a destapar una leyenda.
@aragonturismo Al llegar junto al río Lubierre, los operarios se encontraron con una pequeñísima ermita que apenas sobresalía un par de metros del suelo, un edificio al que, aparentemente, se entraba por la ventana.
Era el verano de 1957 y, por suerte, el terreno estaba seco.
En un esquina de Roma hay una iglesia muy pequeña que solo se ve en escorzo, que parece de piedra pero está construida con Tiempo.
Y la construyó un perdedor que no la vio terminada.
En #LaBrasaTorrijos, San Carlo alle Quattro Fontane y la matemática de Dios.
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El 30 de julio de 1667, Francesco Borromini quemó todos sus dibujos y escritos. Tres días después, se arrojó contra su propia espada.
Fue el final.
Borromini, nacido Francesco Castelli, procedía de una familia no especialmente acomodada del cantón de Ticino. Su padre, aunque interesado en las artes, solo era un cantero más o menos humilde.
Por eso, quiso enseguida que el niño Francesco fuese más que él.
Esta es la historia de un edificio-trampa. Un lugar sin ventanas cuyo interior te hipnotiza hasta que no sabes cómo salir.
Un edificio cuyo arquitecto se arrepintió de haber creado.
Y todos hemos estado allí.
En #LaBrasaTorrijos, los centros comerciales y el Efecto Gruen.
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¿Sabéis eso de que entras a un centro comercial con la idea de comprar una cosa, pero dos horas después, no sabes ni lo que ha pasado pero llevas cinco bolsas distintas y ni te acuerdas de lo que habías venido a comprar ni dónde dejaste el coche?
Pues eso se llama Efecto Gruen.
En 1938, un arquitecto judío-austriaco llamado Viktor Grünbaum emigró de una Austria recién anexionada a la Alemania nazi porque, bueno, era judío.