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Acostumbrado a contar historias, hoy debo contar una muy dolorosa. Se trata de la propia, la mía y la de mi familia, y de cómo hoy por fuerza mayor debemos despedirnos de nuestra empresa tal y como la construimos por culpa de la pandemia.
Aclaraciones: se viene un hilo largo. Es un extracto de la carta que pasé a la administración del centro comercial donde tengo mi restaurante. Y un ejercicio de catarsis que hago porque escribir me ayuda con las emociones.
Es un tema muy personal, pensé mucho en publicarlo o no, pero creo que de una u otra forma ilustra los efectos de lo que vivimos. Y quién quita, puede causar que Twitter haga su magia.
El 1 de junio del 2012 el restaurante Sésamo abrió en el centro comercial Floresta Outlet. Era el sueño materializado de una pareja de novios que buscaba emprender y de una madre amorosa que necesitaba trabajo digno y lo halló en lo que más sabe hacer: servir a los demás.
Para ese entonces trabajaba en Caracol TV. Estaba cerca y podía estar pendiente. Antes de abrir hubo muchos días de preparación, de correr, de ultimar detalles inagotables. Pero siempre con esa ilusión que revolotea en el estómago cuando una idea se hace realidad.
El primer día fue caótico, recuerdo muy bien. Llegaron muchas personas y la fila desbordó todas las expectativas. Diría, de hecho, que nunca hubo una fila así en esa plazoleta que aprendimos a querer y a conocer.
No todos los días fueron así. Muchas veces los brazos cruzados eran la mejor imagen de un querer y no poder hacer porque simplemente los clientes no aparecían. Cosa de todos los negocios, por supuesto.
Pero en términos generales Sésamo, nuestro Sésamo, supo posicionarse a fuerza de trabajo y sacrificio, de autoexigencia y, sobre todo, por el cariño que mi mamá desbordaba sobre nuestros clientes.
Doña Claudia los conocía a todos. Y todos la conocían a ella. Le pedían y ella los consentía. Los atendía como se merecen aquellos a quienes se aprecia. Como amigos y familiares. (En la foto ella y mi sobrino hace unos años)
Y lo eran porque si bien nuestra cocina siempre tuvo un toque de calidad, de querer hacer las cosas de una forma diferente, primaba ese amor de mamá todas las tardes en aquella barra por la que pasaron miles de personas.
Es triste hablar en pasado de algo que se quiere tanto. Pero no hay remedio. Casi como si se tratara de un ciclo perfecto, escribo esto 7 años, 11 meses, y 28 días después de la inauguración.
Ad portas de nuestro octavo aniversario debo solicitar la terminación del contrato de arrendamiento y con ella el fin de una buena parte de nuestras vidas.
La pandemia nos derrotó. La crisis para la que nadie estaba preparado nos venció. Quisimos morir de pie, eso sí. Dimos la pelea y por eso apenas pudimos retomamos la venta a través de domicilios. Sabíamos que no sería igual, pero insisto: esta batalla la queríamos dar.
Y perdimos. Las ventas diarias superaban si acaso el 10 por ciento de lo acostumbrado. Y todas ellas eran de gente cercana -amigos, compañeros, conocidos- que se puso la mano en el corazón y entendió el momento por el que pasan miles de negocios como el nuestro hoy en el país.
Hay que aceptarlo. El modelo de vida actual no ofrece la posibilidad de sostenernos. La mayoría de las empresas del sector teletrabajan. Y la crisis es tan generalizada que toca todos los bolsillos. Incluso aquellos que suelen estar llenos.
Lo intentamos. Hicimos mercadeo a través de redes sociales, pagamos publicidad, abrimos con persistencia esperando quizás un milagro.
Y mientras tanto, las deudas crecientes, las obligaciones por pagar y esa sensación horrible que no le deseo a nadie: la impotencia. De nuevo, el querer y no poder solo que ahora mezclado con angustia y desesperanza.
Escribo esto -insisto- como un ejercicio de catarsis. Sésamo no merecía este final. No después de tantos años de alegrías y tristezas. De haberse convertido, finalmente, en una realidad.
También como un último esfuerzo. Quizás es una pausa, quizás un hasta nunca. Quizás un impulso hacia cosas mejores. Por lo pronto debemos despedirnos de nuestro Sésamo.

Fin.
A todos los que nos deseen apoyar, Sésamo sigue operando hasta mañana. Pueden hacer sus pedidos en domicilios.com en este link. Tenemos buenas promociones.

domicilios.com/restaurantes/b…
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