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¿Cuáles fueron los inicios del shojo? ¿Cuáles son algunos de los nombres imprescindibles para entender su evolución?

🧵Sí, esto es un hilo sobre shojo (principalmente clásico).
ADVERTENCIA: como este es un tema que suele despertar pasiones, ya os pido de antemano calma y serenidad.

Esto se hace con afán divulgativo y hay un trabajo detrás (mejor o peor).

Se trata de SUMAR, y si esto no se entiende, no hace falta molestarse en contestar a los tuits.
Empecemos por la palabra 少女 / shōjo, que se puede traducir por niña/chica, que comprende una edad más o menos entre los 7 y los 16 años.

A día de hoy, en el contexto manga, se utiliza para designar aquellos mangas dirigidos a ese público en concreto.

Pero tiene más miga.
El concepto de shojo abarca mucho más, y a día de hoy sigue siendo objeto de discusión académica (¿os pensabais que solo se discutía la gente en Twitter?).

Hay quien lo ha llegado a definir como un TERCER GÉNERO independiente de su sexualización.
Las "shojo" no existieron hasta que Japón empezó a modernizarse, hasta que empezó a retrasarse la "adultez" de la mujer y su papel en las tareas domésticas.

En definitiva, el shojo llega cuando se "inventa" la adolescencia, ese tránsito hacia la madurez que antes no existía.
De hecho, los kanjis 少女 se solían leer antes como "otome" que significaba "mujer sin casar". Cuando a una chica la llegaba la menstruación, ya se la consideraba apta para el matrimonio, pero todo esto cambió con la llegada de esa fase intermedia: shojo.
A principios del s.XX, empiezan a llegar las primeras revistas dirigidas a esas "shojo", aunque empezando más o menos a los 11 años y alargándose un poco hasta los 18.

No son revistas de manga como las actuales: hay ilustraciones, artículos, novelas ilustradas...
A partir de 1910, cuando ya se empieza a desarrollar el manga en Japón, empiezan a aparecer también las primeras tiras cómicas en las revistas shojo.
Dicen que la primera de estas revistas fue la Shojo Kai (1903-1912), y luego le siguieron Shojo Sekai (1906-1931) y la quizá algo más conocida Shojo Tomo (1908-1955), que siguió después de la guerra.
Estaban cargadas de temas "educacionales", principalmente bajo el ideal tradicional de la mujer conocido como ryōsai kenbo (buena esposa, madre sabia).

Las revistas de chicos tenían personajes aventureros, las revistas de chicas, pues a chicas "haciendo sus tareas".
Pero cuidado, porque el shojo a veces puede resultar contradictorio (quizá discutamos esto más adelante), y es que ya desde su prehistoria convivían ideas que podían parecer antagónicas.

Las revistas preparaban a las chicas para su futuro en las tareas domésticas...
...pero también empezaban a atesorar esa fase de su vida en la que no tenían obligaciones. Incluso algún editor animaba a sus lectoras a explotarlo a través de reuniones con lectores, que derivaron luego en clubs de lectura y del cual salieron futuras escritoras del medio. Kitagawa Chiyo (1894-1965) Escritora para revistas shojo, pe
Hablemos ahora un poco de Shojo no Tomo (1908-1955), una revista que contó con escritoras como Yoshiya Nobuko, exitosa autora de novelas románticas y pionera de la literatura lesbiana, y más concretamente el "S kankei" (género Clase S).
La S puede hacer referencia a shojo, sex, sister e incluso schön (bella, en alemán) y hacía referencia a la ficción con romances entre amigas, principalmente platónicos (y con finales trágicos),
Las semillas para la aparición de este tipo de literatura dicen que fueron plantadas principalmente por la llegada de novelas traducidas como Mujercitas (en 1906), que introdujeron el concepto de sororidad, el romance y personajes como Jo como ejemplo de "tomboy".
Pero de carácter más local, tenemos la creación en 1913 de Takarazuka Revue, el famoso grupo de teatro musical formado exclusivamente por mujeres.

Ya volveremos más tarde a Takarazuka, por supuesto.
Lógicamente, seguro que leyendo esto se te ha pasado por la cabeza el término YURI, y sí, aquí tenemos sus inicios.

Al principio se toleraban estas historias, porque se veían como algo absolutamente transitorio: experimentación.

"Luego ya volverían a la heteronormalidad."
Pero cuando la expansión imperialista puso a los militares por encima de todo, no vieron con buenos ojos que existieran cosas así.

El género Clase S fue prohibido en 1936, y el veto no se levantaría hasta después de la 2ª Guerra Mundial.
Pero volvamos a la revista Shojo no tomo. Otro de los grandes contribuyentes fue Kawabata Yasunari: el primer japonés en recibir el Nobel de Literatura (1968). Cuidado. E incluso la poetisa (feminista, pacifista y más cosas) Yosano Akiko.
Y ojo, porque aquí publicaba también uno de esos nombres que son claves para entender la estética del shojo (y el manga en general, ya puestos): Nakahara Jun'nichi.
Nakahara hizo muchísimas portadas e ilustraciones para la revista ya antes de la guerra.

¿Qué nos puede llamar la atención de las chicas que dibujaba?
¡No era una pregunta retórica! ¿Alguna idea?
Salta a la vista (guiño, codazo): LOS OJAZOS.

Dicen que ese tamaño se debe en parte al pasado del ilustrador diseñando muñecas.

Pero lo que está claro es que su forma de dibujar la mujer tuvo un impacto enorme en el shojo manga que llegaría luego.
"Eh, colega. ¿Entonces qué hay de la influencia de Disney en Tezuka y los ojos grandes y tal?"

Pues diría que no hay que pensar que todo es un contínuo y que las influencias sean excluyentes. Lo Tezuka/Disney llegó luego y tuvo su influencia en determinados autores y autoras.
Aparte de que, probablemente, la mayoría de autores de shonen (algunos de los cuales también hicieron shojo) seguramente NO leían las revistas shojo, pero sí a Tezuka.

Así que, si te venden la moto de "esto fue primero"... pues oye, sí y no xD
Seguimos con otro autor fundamental del shojo pre-guerra y que publicó en Shojo no tomo: Matsumoto Katsuji (1904-1986).

Empezó como ilustrador de revistas (también en Shojo Sekai) con un estilo que creó escuela.

También se pasó al manga y lo clavó.
Muy destacable lo que hizo en Nazo no Clover (libreto de 16 páginas que acompañaba el nº de abril de 1934 de Shojo no tomo).

Una mezcla de Zorro y Pimpinela Escarlata, pero en versión femenina que mostró una narrativa visual muy avanzada a su época.
Los planos y perspectivas que utilizó el autor eran algo muy diferente a lo que se veía en el manga de la época, salvo alguna excepción.

No veríamos algo así hasta la llegada de Tezuka (¡pero entonces Tezuka tenía 5 añitos!).
Al parecer, pocos historiadores habían tenido en cuenta las posibles influencias e impacto que tuvo este breve manga hasta que se "redescubrió" en una exposición en 2006.

Fijaros que tiene muchos paralelismos con cierta heroína tezukiana. Pero ya llegaremos luego :)
Matsumoto publica entre 1938-1940 su personaje más famoso y citado: Kurukuru Kurumi-chan.

Manga humorístico de 4 páginas y 22 viñetas con situaciones cotidianas.
Al mismo tiempo seguiría haciendo ilustraciones, convirtiéndose en uno de los más populares de la época. Siguió con ello tras la guerra, recuperando incluso a su personaje, que ahora se llamaba Kurumi-chan a secas.
Llega la Segunda Guerra Mundial, y como pasó con prácticamente todo, los contenidos de las revistas empezaron a tirar hacia temas bélicos y patrióticos. Las chicas tendrían su papel en fábricas y ciertas tareas, y había que promoverlo.

El "shojo" entra en un paréntesis.
Después de la guerra, poco a poco se va recuperando la industria del manga. Muchas revistas perecieron, otras como Shojo no tomo seguirían unos años más y aparecerían algunas nuevas.

Importante también el mercado de alquiler, donde muchos autores y alguna autora publicarían.
Uno de los primeros éxitos de los 40 fue Anmitsu Hime (1949-1955) de Kurakane Shosuke. La historia de una princesa tomboy que se escapa del castillo y descubre la vida de la gente real.

Se publicó en la revista Shojo de la editorial Kobunsha.
Anmitsu Hime fue un éxito, iniciando una saga de live-action en 1954 para cine y televisión. Ya en los 80 llegaría un remake en formato manga que se adaptaría también al anime y nuevos live-action en 2008 y 2009.
Hasegawa Machiko fue una de las primeras, sino la primera, autora de manga. Y se la conoce por la famosa tira cómica Sazae-san.

Pero para encontrar la que podría ser la 1a autora de shojo manga (hasta entonces todo hombres) tenemos que ir a 1950: Ueda Toshiko.
Después de pasar la mayor parte de su infancia en Manchuria, volvió a Japón y en 1934 se puso a trabajar de ayudante/aprendiz de Matsumoto Katsuji (el de Kurumi-chan, sí).

En 1951 debuta en la Shojo Book con Boku Chan (1951-1958). Su estilo recordaba mucho a su maestro.
Con el tiempo va creando un estilo más personal y llegamos a una de sus obras más conocidas: Fuichin-san, sobre una chica de Manchuria.
Fuichin-san se publicó en la Shojo Club entre 1957-1962, ganando el Premio a la Excelencia de la asociación de dibujantes japoneses y el Premio Shogakukan de manga.

Fue toda una pionera, en una época en la que el shojo estaba dominado por autores masculinos.
Ueda no fue la única autora que publicó durante la década de los 50, hubo otras que empezaron en el mercado de alquiler o el akahon manga, en lugar de en las más populares revistas.

Pero la mayoría no destacarían hasta la década siguiente. Así que volveremos luego a ellas.
Por supuesto, no podía faltar Tezuka en esta historia y su fundacional La Princesa Caballero (Shojo Club, 1953-1956).

El autor había recibido el encargo de la revista para hacer una obra para chicas intentando replicar su éxito con los mangas para chicos.
Tezuka traslada su "story manga" o manga argumental y todas sus innovaciones en narrativa visual al shojo. Convirtiéndose en una obra de enorme influencia en futuras generaciones de autoras.

BTW, la versión que nos ha llegado a nosotros supongo que es la redibujada de 1967.
@PlanetadComic Tezuka vivía en Takarazuka, ¿os suena? Donde estaba el famoso teatro. De hecho, su madre era amiga de algunas de las actrices, así que con sus hijos iba a menudo al teatro y charlaba con ellas.

Tezuka recogió muchas de las cosas que vio allí y las trasladó a Ribon no kishi.
@PlanetadComic Aquí una foto de Tezuka en el regazo de una de las actrices de Takarazuka Revue, Amatsu Otomo. Año 1930.

Vivían al lado de los Tezuka.
Antes hemos hablado de lo rompedor que fue el manga Nazo no Clover de Matsumoto Katsuji y los paralelismos que podría tener con La Princesa Caballero.

No he encontrada nada que pueda confirmar que Tezuka lo leyó, pero no es descartable porque en su casa entraba mucho manga.
Seguimos con un autor también crucial en diversos aspectos para la evolución estética y temática del shojo: Takahashi Makoto (o Macoto Takahashi).

¿Alguien ha dicho ojos cristalinos? Aquí tenemos el artista que más hizo por popularizarlos.
Aunque ha dedicado su carrera principalmente a la ilustración, sus primeros mangas tuvieron gran impacto.

Debuta en 1958 con Arashi wo koete, que empieza el "boom" de los shojo sobre ballet.

E introduce el concepto del style-ga o imagen de estilo.
Style-ga son esas figuras de cuerpo completo que se presentaban por encima o simplemente aparte de las viñetas.

No tenían necesariamente relación con lo que se estaba explicando. Y algunas chicas las coloreaban.
Takahashi utilizó este recurso para poder mostrar mejor la ropa de las protagonistas. Dentro de las viñetas no se podía hacer con tanto detalle, y él pensaba que a las lectoras les interesaba mucho poder ver cómo vestían sus personajes.
Intencionadamente o no, Takahashi acabó cargándose las viñetas y dictando una forma de diseñar páginas muy innovadora que calaría mucho en el shojo manga.

Pero sus contribuciones no terminaron ahí...
Sakura Namiki aparece en 1957 y es un manga muy cortito que, para la época, es espectacular. Es más, en algunos aspectos sigue siéndolo a día de hoy. Pura vanguardia. Recordemos, es de 1957.

Un manga de instituto, que además es también de deportes... y un proto-yuri.
Lo cierto es que para no considerarse un autor de manga, lo que hizo Takahashi en el medio es para quitarse el sombrero.

Introduce los ojos cristalinos, la style-ga, el ballet e incluso el yuri y puede que este sea de los primeros shojo deportivos (no del todo seguro, ojo).
Poco después dejaría el manga para centrarse en la ilustración, con un estilo muy característico y que siguió siendo muy influyente para el shojo.

Seguro que alguna vez os habéis cruzado con alguna de sus ilustraciones.
Como hacer tuits es gratis, aquí algunas ilustraciones más de Macoto Takahashi.
Lo dicho, gratis. Y hay una que tenía que ponerla 🤣
Las últimas las he sacado de este libro, que es un auténtico pasote, con información muy útil y un espectáculo para la vista.

Editado por el Museo Internacional de Manga de Kyoto, la Kyoto Seika University y con supervisión de Takemiya Keiko, nada menos.
Ya he insistido en que en los cincuenta los hombres eran los principales autores de shojo, y esto fue así también buena parte de los años sesenta.

Estaba Tezuka, pero también otros grandes nombres como Ishinomori, Chiba Tetsuya (Ashita no Joe), Akatsuka Fujio o Matsumoto Leiji.
Hacer shojo, por lo general, era una forma de ganar rodaje en la industria y ganar dinero, esperando dar el salto a las revistas shonen, más populares.

Algunos reconocen que no tenían ni remota idea de qué es lo que querían encontrar las lectoras en sus historias.
De ahí que muchas de sus historias fueran realmente insulsas y llenas de tópicos de huerfanitas y mucha explotación del tema ballet y demás "cosas de niñas".

Pero hay algunos pocos autores que "se salvan" por su forma de tratar el shojo y/o sus contribuciones a su desarrollo.
Akatsuka Fujio, es conocido como el rey del gag manga, creador de Bakabon y Osomatsu-kun.

Pero al principio no le iba todo muy bien y tuvo que ir publicando shojo.

Y ahí dio la campanada con Himitsu no Akko-chan: ¡la primera magical girl!
Poco después, de manos de Yokoyama Mitsuteru (padre del género mecha con Tetsujin 28-go), nos llega Mahotsukai Sally (1966), que ya no era la primera magical girl, pero sí fue el primer anime de magical girls.

Y después estaba Ishinomori Shotaro, el Rey del Manga, que es citado a menudo por muchas autoras de generaciones posteriores como una influencia muy importante. Especialmente para algunas autoras del Grupo del 24.
Destaca principalmente una historia: Ryujin numa (1961), pero que llegó a esas lectoras más tarde, cuando Ishinomori la utilizó como ejemplo en su manual para hacer manga (que muchas futuras autoras leyeron).
Llamó la atención primero por hacer una historia de misterio, con toques de terror, algo que no era habitual entonces en el shojo.

Pero luego fascinó también por la narrativa visual tan original que utilizaba y que luego algunas autoras incorporaron en sus obras.
En muchas de las publicaciones sobre historia del shojo o el manga, los años 60 son una especie de paréntesis donde se habla del (mal) papel del hombre en el shojo para saltar directamente al grupo del 24, que empieza a tener impacto en la década siguiente.
¿Por qué se ignoran entonces las contribuciones de toda una serie de autoras que fueron también cruciales y empezaron publicando a finales de los cincuenta y a lo largo de los sesenta?

La culpa es de los críticos y divulgadores, claro xD
Si no recuerdo mal, esta es una explicación que daba Yonezawa Yoshihiro, crítico de manga y fundador de Comiket.

Él mismo reconoce que en un principio solo empezó a tomarse el shojo en serio con el Grupo del 24. Y luego se dio cuenta de su error.
Tampoco es de extrañar que se denostara lo que hicieron muchos autores masculinos que publicaban en revistas shojo simplemente para ir avanzando en su carrera y ganar dinero.

Con ese enfoque se olvida que existieron algunas autoras realmente importantes.

¿Por qué pasó esto?
Primero, el manga en general no empezó a estudiarse más en serio hasta mediados de los 60. La primera publicación de crítica de manga apareció en 1967: Manga Shugi (básicamente para hablar de autores de Garo tipo Tsuge Yoshiharu).

Y no contemplaban precisamente el shojo.
La mayoría de críticos/as empezaron precisamente leyendo a las autoras del Grupo del 24 y por eso escribían sobre ellas. De ahí que se pusiera (y se ponga) tanto énfasis en su papel como renovadoras del shojo.

¿Pero por qué no echaron la vista hacia atrás?

Bien, no era fácil.
Pues el problema es que no es tan sencillo acceder al shojo de los 60, porque hasta 1967 no se empezaron a hacer recopilaciones.

Y las revistas son mucho menos accesibles (no se reeditan, se tiran, no se conservan igual...).

En definitiva, era más fácil leer al Grupo del 24 .
Así que retrocedemos un poco, y vamos a reivindicar a las autoras de los años 60 y el shojo de esa época. Porque hay muchas obras y mangakas muy importantes e interesantes.

Lo haremos, después de la publicidad (que tomo un descansito).

Preguntas y sugerencias are welcome...
¡Nos vamos al Japón de los 60! Y si tienes un ratito, puedes ver este vídeo sobre los cambios de una familia de Kyoto en 1961. (Te lo pongo justo cuando aparece la shojo de la familia.)

En 1959 aparecieron las primeras revistas shonen semanales de manga, y eso hizo que de rebote también las de shojo empezaran a cambiar o desaparecer.

La mítica Shojo no tomo que tanto hemos mencionado, ni siquiera llega a la década de los 60.

Tenía una tirada de 280.000.
En la década de los 50 ya habían aparecido algunas de las que serían las cabeceras de referencia del shojo, como la Nakayoshi de Kodansha (1954) y la Ribon de Shueisha (1955) que poco a poco iban incrementando el número de páginas dedicadas al manga.
La propia Shueisha sacó en 1963 una nueva revista: Margaret. Con una tirada ya de 630.000 ejemplares. Estaba claro que el shojo estaba en auge.

En 1969 su tirada supera el millón de ejemplares, solo superada por la Shonen Magazine.
Por entonces, muchas revistas habían apostado por la periodicidad semanal, pero tuvieron que echar marcha atrás y volver a quincenales o mensuales.

La otra gran diferencia es que siguieron sin ser revistas con 100% contenido manga, había todavía artículos sobre temas varios.
La Margaret destacaba por tener un 50% de autoras ya en sus inicios en 1963.

Y cuando llegó al millón de ejemplares en 1969, ya eran el 90%.

En definitiva, lo del shojo manga hecho para y por mujeres se inicia aquí.
Vamos ya con algunas de las autoras que publicarían en la Margaret, y empezamos con una auténtica TITANA:

Watanabe Masako.

Nacida en 1929, cumplió 91 años hace tres semanas, y sigue EN ACTIVO.

SHOW SOME RESPECT.
Su biografía merece la pena ser contada. En 1949 se casó con un chico que todavía era estudiante, así que ella tenía que trabajar para mantenerle.

Empezó trabajando de ilustradora, pero tras leer a Tezuka decide pasarse al manga.
En 1952, tras tener a su hijo, y ese mismo año, tras insistir en muchas editoriales, consigue que una de ellas le publique un akahon manga titulado Shokoshi.

Y a partir de ahí vendrían muchos más.

(Esta página NO es del debut, ojo.)
Escenarios europeos, chicas que eran víctimas del destino y todo ello en localizaciones espectaculares. La autora publicó en varias revistas a lo largo de los 60, y era una de las mangaka más populares.

Pero sus éxitos más sonados llegaron en los años 70.
En 1969 empieza a publicar Glass no shiro (Castillo de cristal).

La obra sobre dos supuestas hermanas cuya madre muere. En realidad, una de ellas es hija de un noble, pero quien lo descubre es la otra, que se hace pasar por ella y acaba entrando en la alta sociedad.
En 1973 da el salto al terror con Saint Rosalind. Una manga que me muero por leer, por ese contraste entre la típica niña adorable y el terror absoluto.

Una versión femenina del Damien de La profecía.
Aquí algunas páginas de Saint Rosalind de Watanabe Masako.

Fíjate bien, por ejemplo, en la "adorable" página a color.
Watanabe también sería luego de las pioneras en lo que primero se conoció como Ladies Comics y luego Josei. Algunas de esas autoras ya empezaron a finales de los 60 y 70 con ello, pero hasta 1980 no llegó a despegar del todo.

Los de Watanabe con alto contenido erótico.
Y a sus 91 años no pierde la forma ni el interés en temas picantes.

Aquí imágenes de su nuevo trabajo: Himegoto (2020).

NSFW
Seguimos ahora con una autora que ha sido publicada no hace mucho por estos lares, aunque en su etapa josei.

Maki Miyako (1935).

Otra autora clave del shojo y particularmente para el desarrollo de los Ladies Comics.
Como Watanabe, se estrena en 1957 en el mundo del manga de alquiler con Hahakoi Waltz, pero dio el salto a las revistas de forma más temprana.
Al parecer fue una de tantas motivadas por la obra de Tezuka, e intento que uno de los editores del Dios del Manga publicara su primera obra. Le dijo que no, pero como prometía, le prestó unos originales de Tezuka para que se fijara en ellos y fuera mejorando.
Curiosamente, en 1961, acabaría casándose con un autor de shojo manga que había trabajado en un momento determinado como ayudante de Tezuka.

Un tal Matsumoto Leiji.

Empezarían a trabajar juntos en algunas obras shojo, experimentando con fotografías dentro de los mangas.
Leiji se había especializado en mangas de animales monos y le daba un toque shonen, mientras que Miyaki se encargaba de la figura femenina

Una de esas obras conjuntas fue Watashi no Eru (1964), que mostraba elementos de acción más shonen y el style-ga del shojo.
Maki se centró mucho en el estilo de sus personajes y eso se notó en uno de sus primeros éxitos: Maki no kuchibue (Ribon, 1960).

Cada mes, una lectora podía ganar una reproducción de uno de los modelitos de la protagonista.

Y esto llamó la atención de
la juguetera Takara.
Takara creó la famosa muñeca Licca-chan ("la Barbie japonesa") a partir de las proporciones y diseños de Maki Miyako.

La primera caja de la muñeca estaba decorada con una ilustración suya. Pero fue un encargo, así que no se llevó nada de derechos. Aun así, es famosa por ello.
La muñeca se hizo muy famosa, y años después incluso llegó a viajar hasta Alicante, concretamente hasta la empresa Feber.

Ahí se convertiría en...

¿Quién lo sabe?
¡Chabel, Chabel, qué bien!

Seguimos con Maki Miyako, cuya carrera empieza a virar hacia contenidos más adultos, hacia el gekiga, publicando incluso para revistas masculinas.

En 1968 publica lo que algunos consideran es el primer josei: Mashuko banka (no he encontrado imágenes de este...).
La autora ha recibido varios premios en Japón e incluso fuera, y varias de sus obras han sido adaptadas a películas o series.

Destacando su interpretación de Genji Monogatari o Akujo Seisho ("la biblia de la mala mujer").
Tenemos la suerte de contar con una bonita edición en tres tomos de @satorilibros de otra de sus grandes obras: Mujeres del zodíaco. Que no puedo dejar de recomendaros. Y ojalá nos lleguen más.
Seguimos con la única autora que vivió en los apartamentos Tokiwa-so (por donde pasaron Tezuka, Ishinomori, Fujiko Fujio o Akatsuka):

Mizuno Hideko (1939)

Otra autora con contribuciones cruciales al shojo.
¿Cómo empieza a dibujar y debuta Mizuno?

Pues mejor que nos lo cuente ella misma en esta fragmento de la entrevista que le hizo @marcbernabe hará 10 años en breve (time flies).
@marcbernabe Pasó un tiempo de ayudante de Tezuka mientras vivía en los "apartamentos del manga", y ahí terminaría formando equipo con Akatsuka Fujio e Ishinomori Shotaro, llamándose U-MIA.

Publicaron 4 historias para Shojo Club en 1958.

Mizuno se encargaba de dibujar los protagonistas.
@marcbernabe El responsable de juntarlos fue un editor que Mizuno menciona en la entrevista: Maruyama Akira.

Con la creación de U-MIA procuró aportar cosas nuevas al shojo: nuevas temáticas.
En este otro vídeo de @marcbernabe habla primero de la persecución del manga en Japón en los 50, pero al final también reivindica el shojo realizado antes del Grupo del 24 y, en especial, la importancia de Mizuno Hideko.

@marcbernabe En 1957 Mizuno empieza su primera serie larga: Gin no hanabira en la revista Shojo Club. un drama histórico y romántico.

Pero lo compaginaba con otras historias de fantasía e incluso ciencia ficción.
Es de las primeras autoras en publicar en Margaret, y en 1963 aparece uno de sus primeros éxitos: Shiroi Troika.

Algunas fuentes dicen que es el primer shojo manga histórico (es decir, basado en hechos históricos reales).
Permitidme un breve paréntesis para volver atrás, porque acabo de encontrar un par de páginas de lo que CREO fue su debut en 1956 en Shojo Club (aparte de las ilustraciones de 1955).

La historia de una heroína de western (un poco tomboy, como se definía a sí misma Mizuno).
1969 sería un año importante para Mizuno y el shojo manga.

La autora había hecho un viaje por Estados Unidos que le inspiró muchísimo para la creación de su siguiente obra: Fire!

El primer shojo con un chico como protagonista.
Mizuno ya llevaba un tiempo interesada en la cultura estadounidense, y también en la música Rock.

Mientras en Japón triunfaban The Beatles, ella prefería Pink Floyd.

De nerd a hipster en una década.
En 1967 con Broadway no hoshi ya había hecho una historia en USA, y tratando el tema de la discriminación racial de forma muy acertada, a pesar de que todavía no había pisado suelo norteamericano.

Podríamos decir que esta historia teatral fue un primer acercamiento al tema.
Fire! es la historia de un cantante de Rock estadounidense, su auge y caída: sexo, drogas y Rock & Roll. Un retrato de la contracultura de la época e incluso de su fin (algo que Mizuno supo ver y retratar antes de que ocurriera).
Trataba temas espinosos: sexualidad, drogas...Salían hippies, Ángeles del Infierno, y también había una diversidad racial seguramente nunca vista en un manga.

Todo junto quizá era demasiado para un revista de shojo manga normal y se publicó en la revista juvenil Seventeen.
Fire! ganó el premio Shogakukan de Manga en 1969, siendo la segunda mujer en conseguirlo. La primera había sido Ueda Toshiko, pionera de la que hemos hablado al principio del hilo.

Algunos incluso ven atisbos de shonen ai en la obra, y por supuesto un viraje hacia el josei.
Mizuno demuestra varias cosas:

Que ya desde los 50 en el shojo había propuestas distintas.

Que antes del grupo del 24 se hicieron también obras espectaculares y que rompieron moldes.

Y que la tía lo mola todo con esta foto para Seventeen tocando la batería.
Por cierto, editoriales, no hay NADA de Mizuno publicado en castellano (que yo sepa).

Aquí tenéis Fire! con sus cuatro tomitos de nada (que se podrían convertir en dos).
Cuando se suele pensar en el shojo típico y tópico, ¿qué tipo de historias y localizaciones vienen a la cabeza?
Los romances de instituto, por supuesto.

Pero hasta ahora no hemos citado ninguno, ¡a estas alturas de la película! ¿Por qué será?

Porque todavía no hemos llegado a Nishitani Yoshiko (1943).

(No tenemos fotos de ella.)
Fascinada por la historia de Ana de las Tejas Verdes, y también con los mangas de Ishinomori y Mizuno, Nishitani debutó con un primer trabajo en 1961, cuando todavía iba al instituto.

Futago no tenshi, publicado en Shojo Club.
Poco tiempo después daría el salto a la revista Margaret, publicando Ringo no Namikimichi en 1965.

Al mismo tiempo, empezó a trabajar de ayudante de Mizuno Hideko, en la obra Shiroi Troika.
Y en 1966 finalmente empieza a publicar Lemon to sakuranbo (o Lemon and Cherry).

El primer shojo manga que tenía lugar en un instituto japonés contemporáneo en el que la protagonista se enamora de un chico.

Creando escuela a partir de entonces (o instituto, LOL).
No es que no hubiese habido romance hasta entonces. Pero no apelaba de forma tan directa a sus lectoras.

Muchos romances tenían lugar en sitios lejanos (en tiempo y espacio), o el romance estaba reservado a hermanas mayores o por el estilo, no a chicas en edad de instituto.
A diferencia de los autores masculinos de shojo de la época, Nishitani supo conectar con sus lectoras, tratando temas que les interesaban de verdad (no solo el romance, también la moda).

Y a partir de ahí, todo empezó a cambiar.
Al empezar el hilo hablaba un poco de esa idea de la "shojo" como una especie de paréntesis de la chica, una etapa de formación, la etapa de adolescencia en la que no tiene cabida el romance o el sexo ni la responsabilidad.
Pero al situar la acción en el Japón contemporáneo, con protagonistas con las que la lectora se puede identificar, que se enamoran, que tienen líos... la shojo parece que puede empezar a salir de su caparazón.
A partir de ese momento, Nishitani gozó de un enorme éxito y empezó a publicar muchísimo. Dicen que en un momento dado tuvo tanto trabajo, que no fue capaz de bañarse durante todo un mes.

¡OUCH!

PD: No hace falta decir que Takahashi Macoto fue una clara influencia para ella.
Antes de pasar al último bloque de este hilo, que será el Grupo del 24, voy a citar de forma más breve a algunas autoras que fueron activas en los sesenta y que también aportaron su granito de arena (o de oro) al desarrollo del shojo.

(Ilustración de Eico Hanamura.)
Kitajima Yoko (1943). Debuta en 1961 con Kori no shiro, y trabaja de ayudante de Mizuno Hideko.

En 1963 publica Nile no Oukan: 1er shojo con romance en el antiguo Egipto. Que te puede sonar raro, pero se convirtió prácticamente en un subgénero propio del shojo.
La verdad es que tiene pintaza.
También fue autora de Sweet Lala, convirtiéndose en una popular autora de la revista Ribon, con ese personaje tan fashion.
Hagamos un breve paréntesis. Con razón @DeirAmeba pide que ponga contexto a la aparición de Lemon and Cherry de Nishitani (ese primer manga de romance de institutos en Japón).

Ya que antes su obra Mary Lou ya sentó las bases del shojo romántico (aunque todavía no en Japón).
@DeirAmeba El cambio de Nishitani no fue solo situar la historia en Japón (que fue algo muy rompedor), sino que ponía el foco en personajes adolescentes "ordinarios".

Y de ahí a todo lo que vino después.
En el fondo, ese cambio de contexto de Mary Lou a Lemon and Cherry (de USA a Japón), sirve de metáfora perfecta de una serie de cambios sociales y culturales que se vivieron en Japón a lo largo de los años sesenta.
Tras la guerra, USA era el modelo a seguir y el impacto de su cultura popular enorme. Pero en los 60 también hubo algunos cambios y protestas contra el imperialismo estadounidense. Algunos volverían de nuevo a fijarse en Japón.
Los artículos en revistas shojo, por ejemplo, empezaron a hablar menos de famosos occidentales para hablar de artistas japoneses.

Esto ya es más teoría mía a verificar, pero estaría bien poder ver una cronología de portadas de algunas revistas para ver ese cambio de foco.
Esto no significa que dejaran de hablar de temas occidentales. No, el interés siempre está ahí y siempre resulta algo exótico.

De hecho, más adelante hablaremos de la relación que tienen los Niños Cantores de Viena con estas revistas y el BOYS LOVE.
Cerramos paréntesis y seguimos con algunas autoras más. Y es necesario mencionar a una que definieron como un genio, ya que debutó y ganó un premio con solo 16 años (en 1964 con Pia no Shozo).

Satonaka Machiko (1948)

Una autora que ha publicado casi 500 títulos.
Dejó el instituto (a pesar de la oposición de sus padres) y se fue a Tokio para dedicarse al manga profesionalmente.

Con Ashita Kagayaku y Hime ga Yuku ganó el Premio Cultural Kodansha. (Variedad de estilos no le faltaban.)
Este paréntesis tenía que ser cortito, pero creo que me voy a extender un poco más con la siguiente autora o, más concretamente, con su obra principal.

Hablemos de voleyball.
El deporte sirvió a los japoneses para descargar tensiones tras la Guerra del Pacífico. Las artes marciales y las historias de samuráis estuvieron prohibidas durante un tiempo, y el General MacArthur redirigió el ímpetu hacia formas menos beligerantes de actividad física.
Hacer deporte y las competiciones se convirtieron a menudo en una forma de reivindicarse como nación, y las victorias en mundiales eran muy celebradas, especialmente contra USA (incluso aunque fueran combates con resultado pactado como los de la lucha libre).

Karate chop!
La selección japonesa femenina de voley empezó a maravillar al país cuando ganó el mundial en 1962 frente a las todopodersosas soviéticas (que debían sacarles dos palmos de altura).
La historia de la selección da para manga. Su entrenador, al que llamaban "el ogro", era un excombatiente y sus métodos de entrenamiento eran durísimos.

Entrenos desde las 16.30h hasta medianoche, con un descanso de 15 minutos y vacaciones solo unos pocos días en fin de año.
Era cruel, cuando no podían más les invitaba a dejar el equipo. Algunas de ellas terminaron vomitando sangre tras los entrenamientos.

Pero él decía que tenía que ser duro porque las soviéticas eran más altas y fuertes.
Que Tokio organizara los JJOO de 1964, en una oportunidad histórica de presentar ese "nuevo Japón" al mundo, no hizo más que añadir presión al equipo para volver a ser campeonas.

Previsiblemente llegaron a la final para enfrentarse de nuevo a las soviéticas.
Poco antes de la final, el equipo japonés había sido derrotado en una de las modalidades de judo. Todavía más presión.

Una de las jugadoras dijo literalmente: "Si perdemos, tendremos que abandonar el país."
No empezaron mal el partido, de hecho, estuvieron ganando durante la mayor parte, con relativa comodidad.

Pero en el tercer set, las soviéticas empezaron a acercarse y la cosa se puso más tensa...
Pero solo fue un susto, sonó la bocina y Japón se convertía en el primer país en ganar la medalla de oro de voley de la historia (no fue olímpico hasta ese 1964).

Y eso hizo que se despertara una enorme fiebre por el voley femenino en Japón.

De ahí que salieran algunos mangas dedicados a ese deporte, y uno de los más famosos, por no decir el que más, es Attack Nº1 de Urano Chikako.

La historia de una chica que quiere convertirse en la mejor jugadora de voley del mundo. Pero la cosa no será tan fácil.
Se ha definido como la respuesta shojo al éxito que tuvo Kyojin no Hoshi, pionero spokon que lo petó todo dentro del shonen.

Fue también el primer anime deportivo shojo, también un bombazo, que nos llegaría décadas más tarde como "La panda de Julia".

Lógicamente, como suele pasar en la industria del manga, el éxito de Attack nº1 hizo que se desarrollara el spokon femenino, con algunos títulos de éxito que llegarían un tiempo después.
Por cierto, no hay que confundir Attack Nº1 (La panda de Julia) con Attacker You (Dos fuera de serie - ¡Juana y Sergio de toda la vida!), cuyos mangas y anime aparecieron con años de diferencia, aunque aquí nos llegaran ambos anime en poco tiempo.

Como decía hace unos cuantos tuits, la revista Margaret había pasado en 1963 de un 50% de autoras a un 90% en 1969.

Se llegaba a una nueva década con un cambio total de paradigma.

Y ya estaban debutando las autoras que luego conoceríamos como EL GRUPO DEL 24.
¿Quiénes fueron las autoras del Grupo del 24?

Pues depende de a quién se lo preguntes.

Se suele citar a Hagio Moto, Oshima Yumiko y Takemiya Keiko y se añaden Yamagishi, Kihara, Kimura, Sasaya, Yamada... y algunos incluyen a Ikeda Riyoko o Aoike Yasuko y otros no 🤷
¿Por qué "el grupo del 24"?

Tal y como cuentan los años en Japón, el año 24 de la era Showa es nuestro 1949.

Y no es que nacieran todas ese año, solo unas pocas (de las más famosas, solo Hagio), pero digamos que todas entre 1947 y 1950.
Pero que nadie crea que eran un grupo en el que trabajan todas juntas o se reunían a menudo (solo unas pocas de ellas, ya veremos luego).

De hecho, suelen decir que lo del grupo del 24 fue un "invento de la crítica" (aunque tampoco sorprende, suele ser así).
Vamos a empezar con las dos autoras publicadas recientemente por aquí: Hagio Moto (1949) y Takemiya Keiko (1950).

Podríamos decir que son el núcleo más importante, ya que llegaron a vivir juntas y en cierto modo a retroalimentarse.

Empezamos por Takemiya, que debuta primero.
Takemiya empieza a los 5 años a dibujar. Le gustan autoras como Watanabe Masako, pero también el shonen y autores como Ishinomori o las obras de Kojima Goseki.

Llega a mandarle una carta a Ishinomori y termina por visitarle en el estudio aprovechando un viaje escolar.
El caso es que, por desgracia, el maestro no estaba en el estudio. ¿Pero sabéis a quién sí se encontró?

A Nagai Go, autor de Mazinger Z, que por entonces hacía de ayudante de Ishinomori.

¡Mitos del manga!
Finalmente pudo conocer a su admirado Ishinomori, y tenía muy claro qué dibujo pedirle que le hiciera.

Fue uno de Jun, un mítico manga experimental que Ishinomori publicó en COM, la revista de Tezuka donde publicaría por primera vez Takemiya.

Aquí el dibujo que le hizo.
Tras la historia premiada en COM en 1967, Takemiya publica en 1968 su primer trabajo: Ringo no tsumi.

En 1970 en la Betsucomi publica un relato corto muy importante: In the sunroom (luego recopilado en un tomo con otras historias cortas).
Se podría considerar un ensayo para La balada del viento y los árboles, ya que se repiten elementos.

Se dice que es el primer manga shonen ai y el primer beso entre chicos que se pudo ver en un manga (al menos, a nivel profesional).
Takemiya tenía entre ceja y ceja colocar una historia larga de ese estilo, pero sus editores no lo veían claro. Sin duda, era un tema bastante atrevido, y todavía no tenía suficiente nombre para poder escoger los temas de los que realmente quería hablar.
Entonces, en 1974 publica Pharaoh no Haka (¿recordáis la moda de las historias egipicias iniciadas por Kitajima Yoko?).

Tiene un enorme éxito. Y eso pone a Takemiya en una posición más ventajosa para escoger sus proyectos a partir de entonces.
FInalmente, en 1976 puede por fin publicar la obra que durante años había intentado vender a editores sin éxito: Kaze to ki no uta (La balada del viento y los árboles).

Por cierto, solo se ha editado en otro país aparte de Japón, y el mérito es de @mwediciones.
@mwediciones La balada del viento y los árboles es todo un referente del shonen ai (o BL, lo que queráis), de hecho incluso se lo ha clasificado como el primer yaoi o proto-yaoi, por mostrar por primera vez relaciones sexuales entre dos chicos de forma explícita.
@mwediciones Pero antes de seguir con Takemiya, volvemos un poco atrás, porque su historia y la de Hagio Moto van estrechamente ligadas, como su pasión por los romances entre chicos.

Así que nos toca hablar ahora de la chica de Fukuoka:

Hagio Moto, nacida en 1949 (año 24).
Sus padres, aunque le apuntaron a clases de arte, pensaban que el manga era para niños tontos que no sabían leer bien, y lo cierto es que la mala relación con su familia y el poco reconocimiento por su trabajo parecen haberle marcado bastante.
Entre sus influencias, cita a Tezuka, Ishinomori, Mizuno y también Watanabe Masako, pero también era un gran lectora de fantasía y ciencia ficción: Arthur C. Clarke, Asimov y especialmente Ray Bradbury.

Adaptó al manga un relato de Bradbury y pudo conocerle en 2010.
Su debut profesional llega en 1969 en la revista Nakayoshi de Kodansha. Una historia corta titulada Lulu to Mimi.

Pero las otras propuestas de Hagio sobre historias más oscuras de ciencia ficción o fantasía no encajan con la línea editorial.

Entonces, conoce a alguien...
Masuyama Norie (novelista, luego autora de manga y crítica musical). Poca info he encontrado de ella, pero primero se hizo amiga de Takemiya y luego de Hagio, y parece que fue una influencia importante para ambas a la hora de abordar el shonen ai.

(La única foto que he visto.)
¿Recordáis que hace unos cuantos tuits os hablaba de los Niños Cantores de Viena?

En 1964, el grupo de adorables niños europeos estuvo de gira por Japón.

Fue todo un acontecimiento que tuvo su impacto en las revistas shojo de la época.
Aparecían en revistas como Margaret, y he contado hasta 9 apariciones en la Shojo Friend en 1964.

Niños europeos(exóticos), que viven ahí todos juntos en su internado... Mmmmm...
Todo esto hace que empiecen a surgir algunas historias inspiradas en ellos, en un momento en el que a muchas lectoras los chicos empiezan a despertar su interés...

Masuyama o Takemiya parece que también habían quedado prendadas de ese exotismo vienés.
A partir de ahí empieza a rodar lo que parece un "plan maestro" de Masuyama.

Takemiya se ha mudado a Tokio y se siente algo sola. Hagio, por su parte, está intentando publicar más historias y quiere mudarse también a Tokio para estar más cerca de las editoriales.
Hagio visita a su editor en Tokio, y le habla de Takemiya (al parecer ambas conocen sus respectivas obras). Le proponen a Hagio ir a echarle un cable a Takemiya como asistente.

Y ahí es cuando se forjan los planes para ir a vivirse juntas.

De vecina tienen a Masuyama.
El apartamento se acabó conociendo como el Oizumi Salon, y hasta cierto punto se puede comparar con los Tokiwa-so, ya que ahí se reunían de vez en cuando varias autoras: Sasaya Nanae, Yamada Mineko, Yamagishi Ryoko, Morita Jun, Hatsu Akiko, Satoh Shio, Itoh Aiko...
Algunos temas de conversación podían ser, p.e., lo mal pagadas que estaban las mangaka en comparación con los mangaka.

Pero también había tiempo para hablar de los libros, películas y otras cosas que les presentaba Masuyama.

(Viñeta de Yamagishi con Hagio, Takemiya y +)
La propia Takemiya dice que Masuyama tenía un gran plan para revolucionar el shojo, darle más prestigio. De ahí que se empeñara en crear esa comunidad en el Oizumi Salon.

Por supuesto, también quería introducir el tema del shonen ai. Y les hacía ciertas recomendaciones.
Recomendaba lecturas tipo Herman Hesse, o películas como Las amistades particulares, pero también revistas tipo Barazoku.

Eran revistas gay, pero que al parecer ya tenían un alto número de lectoras a quienes les gustaban esos hombres que mostraban otro cánon de belleza.
Parece que con las revistas ya encandiló bastante a Takemiya, pero a Hagio no le picó el gusanillo hasta que vio la película de Jean Delannoy, Las amistades particulares, sobre dos jovencitos de un internado católico y su relación amorosa.

En 1971, meses después de In the sunroom de Takemiya, Hagio publica 11-gatsu no gymnasium, considerado el 2º shonen ai de la historia del manga.
Hagio cada vez tiene más renombre y prueba de ello es el tremendo éxito de una de sus siguientes obras: El clan de los Poe (1972).

Era el 1er tomo recopilatorio shojo de la editorial Shogakukan y vendió la tirada de 30.000 ejemplares en un solo día.
Hubo un precedente en formato one-shot, pero con El clan de los Poe, Hagio finalmente podía empezar a hacer obras con temas de fantasía y toques más oscuros, lo que no le habían dejado hacer en Kodansha. Y demostrando, además, que podía tener éxito con ello.
Por cierto, en julio, @TomodomoEd publican finalmente El clan de los Poe en castellano (¡muchas ganas de hincarle el diente!).

Y antes ya nos han ofrecido un par de títulos más de Hagio: Catarsis (historias cortas) y uno del que hablaremos en breve: ¿Quién es el 11º pasajero?
Todavía nos falta mencionar un trabajo, fuertemente inspirado en Las amistades particulares, y que llegó antes que La balada del viento y los árboles, asentando está dupla Hagio/Takemiya como grandes instigadores del BL:

Thomas no Shinzo (1974)
El de Hagio tenía lugar en Alemania, mientras que el de Takemiya en Francia. Europa, ya con la generación de autoras anteriores, fue fuente de fantasía y el lugar idóneo para situar unas historias que probablemente en un contexto japonés podrían haber escandalizado mucho más.
En esa época del Oizumi Salon, ambas llegaron a hacer un viaje a Europa para inspirarse, y está claro que supieron sacarlo jugo al tema.

Pero poco después, y con la salida de El clan de los Poe, esa estrecha relación terminaría por romperse.

(Foto: Takemiya en Europa.)
Dicen por ahí que algunos fans vieron similitudes entre El clan de los Poe y la obra de Takemiya, llegando algunos a confundirse y pensar que era suya.

Se habla de celos entre ellas, y eso hace que finalmente se disuelva el Oizumi Salon y empiecen a vivir cada una por su cuenta.
No sé si solucionaron sus asuntos después de separarse en 1972, pero sus carreras en pleno crecimiento siguieron con algunos paralelismos, como sus dos grandes obras de BL (Thomas & Balada).

Pero hubo más similitudes y más pasos que dieron hacia la revolución del shojo.
En 1976, Hagio publica ¿Quién es el 11º pasajero?: un shojo de ciencia ficción.

Si recordáis, Hagio era muy fan de autores como Asimov o Bradbury, así que ella tenía entre ceja y ceja hacer algo de ciencia ficción, aunque fuese un género más asociado al shonen.
Algunos editores consideraban que la ciencia ficción no tenía cabida en el shojo, eso era cosa de Ishinomori o Tezuka, y que las autoras no sabían dibujar vehículos.

Hagio ganó finalmente el 1er Premio Shogakukan de shojo con esta obra, empatando con El clan de los Poe.
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