Desde el 16 de marzo dejé de trabajar con normalidad. El contacto con mis clientes y proveedores ha sido escaso, intermitente y con mucho ruido en el canal durante estos TRES MESES.
Hoy decidí retomar las actividades con total vigor, y comencé llamando a mis clientes por teléfono. El ejercicio me ha dejado un mal sabor de boca... un poco a ceniza, un poco a sal.
Son pocos los optimistas (sensatos, pero optimistas).
La mayoría es pesimista, tiene miedo o está furiosa. O todo eso junto.
Y a otros, tristemente, ya no los encontré: sus teléfonos ya no existen.
La mayoría es pesimista, tiene miedo o está furiosa. O todo eso junto.
Y a otros, tristemente, ya no los encontré: sus teléfonos ya no existen.
Para algunos, sobre todos los de perfil corporativo, son sus cuentas de correo las que ya fueron dadas de baja. Ya no están donde los vi por última vez, pues.
Esta mañana de llamadas sin responder ha sido más ingrata de lo que tenía presupuestado.
Las ausencias son lo que más pesa... lo que ya no está, los que ya se fueron, los que ya no encuentras.
Las ausencias son lo que más pesa... lo que ya no está, los que ya se fueron, los que ya no encuentras.
En serio, mexicanos: es del todo necesario un #PlanDeEmergenciaEconómicaYA.
Esto viene MUY mal... no hemos visto cosa alguna como esta. Es ya una década perdida, y sin acciones HOY, serán DOS.
Esto viene MUY mal... no hemos visto cosa alguna como esta. Es ya una década perdida, y sin acciones HOY, serán DOS.
