“Me van los gordos peludos.
Me llamo Fran, tengo 12 años y mi correo y N° de telf. es...”.
Así empezaba el mensaje que un bully dejó en una conocida red social de citas, facilitando datos de contacto de su víctima.
Un infierno de llamadas después, la madre de Fran acude a mí.
Ayer fue el día 🏳️🌈. Me hubiera gustado compartir este caso entonces, pero conseguir la autorización de la madre de Fran no fue fácil.
Finalmente, mi cliente entendió que darle voz a los que sufre podría hacer entender a los que hacen sufrir (y dar apoyo a quienes los soportan).
Por supuesto, como siempre, algunos datos serán alterados en el hilo de Fran (para empezar, ese no es su nombre), para proteger su identidad.
Empieza el caso interactivo (y ojalá que abra la mente de muchos sobre la presión que supone aún ser un adolescente LGTBIQ+).
Me llega la petición de investigación informática forense.
¿Cómo crees que me solicitan?
Se trata de un peritaje judicial a instancia de parte. Es decir, que la madre sabe perfectamente quién es el culpable (bully frecuente de su hijo por ser homosexual) y lo denuncia sin pruebas.
Llegan a juicio y ella solicita una investigación informática de la publicación.
Fase de documentación:
Me estudio el expediente del caso.
Los cargos van mucho más allá de la agresión de #ciberbullying por la que se me requiere.
El presunto culpable lleva acosando a Fran por su forma de hablar y de moverse todo el curso.
Ha habido violencia:
Pues todas:
-Lo ridiculizaba en clase permanentemente
-Le hacía creer que era una nulidad
-Lo encerraba en el baño
-Le escupía a la salida
-Llegó a lanzarle una vez un excremento de perro
-Una vez le dio un puñetazo
A todas estas, el centro...
Lamentablemente, no veían bullying en los actos de los implicados:
“Son riñas de niños” respondía a las insistentes quejas de su madre.
De hecho, su tutora estaba convencida de que Fran...
Pensaba que Fran solo quería llamar la atención, haciéndose pasar por víctima y “magnificando” todo lo que le ocurría.
La vida de Fran empeoró terriblemente cuando su bully tuvo la ocurrencia de saltar al ciberbullying
Pues todo: el bully no solo trajo a clase el anuncio y señaló a Fran como su autor (“¡anda buscando rabos por internet!”), si no que su reclamo dirigió a un ejército de “interesados” hacia el niño.
Correos obscenos, llamadas escalofriantes... su madre cerró cuenta y cambió telf.
Nunca sabremos si la presión y la agobiante sensación de persecución fue lo que provocó que Fran llegase a sentirse perseguido por la calle, hasta en tres ocaciones, por hombres de mediana edad que seguían sus pasos.
El niño llegaba a casa aterrorizado.
Aquí viene la parte más sensible, la que hizo que se me rompiera el corazón en aquella página del expediente del caso y la que ha hecho tan difícil conseguir el permiso para compartir el caso:
Fran llegó a intentar quitarse la vida.
Debido a la delicadeza de la situación, el juez accede ante la petición de peritaje de la parte demandante y su letrado de la administración de justicia acude a las listas de peritos.
Esto no puede quedar así. Tardo 5 minutos en aceptar el caso.
Empieza el juego:
Acompáñenme en el revival de este espeluznante caso y vivan conmigo cómo lo resolví paso a paso.
Sean “peritos virtuales”.
¿Qué hacemos primero, equipo?
Fase de recogida de evidencias:
En un peritaje, las tareas de adquisición de evidencias deben ordenarse según 2 criterios.
1º Volatilidad: Aquellas tareas asociadas a evidencias que más fácilmente puedan ser eliminadas.
2º Tardanza: Aquellas que mayores plazos conlleva.
Así que... usemos la orden.
¿Cómo?
Lo primero es reclamar el smartphone del bully:
Incluso si ha borrado pruebas, la facilidad de recuperarlas es inversamente proporcional al tiempo que siga usándolo.
La petición está cursada. ¿Y ahora?
Necesitamos datos de usuario para poder acudir a Telefónoca, así que primero necesitamos tocar a la puerta de la red social de citas.
¿A que no adivinan que ocurre con los datos que pedimos?
La red social...
Para no variar, los servidores (y la razón social) no están en España, así que no tienen cumplir con la orden judicial.
Apelamos a su colaboración.
Se niegan.
Nos acaban de boicotear la principal línea de investigación (trazar la publicación hasta su autor).
¿Y ahora?
Vamos con un dato de este trabajo que no os va a gustar.
Si justicia me pide que me pronuncie sobre la autoría del post, yo no puedo investigar nada más (y menos, usar la orden para hacerlo). Así que 😷 los pedófilos que responden al anuncio 😷 están fuera de mi investigación 😷
Al fin me llega el móvil del bully.
¿A que no se imaginan qué me encuentro?
Ha borrado...
Pues todo: el bully lo ha borrado todo.
No hay problema: su intento de cubrir su rastro no será problema para mi Cellebrite. Al contrario: su insidia servirá como agravante de cara a la parte demandante.
¿Y qué me encuentro?
Pruebas de...
Evidencias de la publicación del post que anunciaba a Fran.
Pero también evidencias del mismo modus operandis hacia otros menores.
No solo eso: el bully ha creado grupos de WhatsApp con ideseables extraidos de la red social de citas (que han agregado a otros indeseables)...
En esos grupos, se hace pasar por Fran, se ofrece sexualmente y mantiene conversaciones terriblemente perturbadoras. En ellas, facilita más datos de Fran a los pedófilos, entre los cuales destaca...
SU DIRECCIÓN
Nuestro trabajo como peritos judiciales informáticos ha acabado. Pero antes de cerrar el hilo, me gustaría contarles como acabó todo.
El bully no afrontó reponsabilidad penal debido a esto:
Por lo menos, esta vez el bully no se fue de rositas.
Sigo en contacto con la madre de Fran, años después. Tras el juicio, lo cambió de colegio y consiguió reponerse.
Le costó un poco, pero ha acabado la ESO.
Evidencias obtenidas.
Pruebas documentadas.
Informe pericial concluido.
Caso cerrado.
P.D.: Toda la motivación de su bully estaba basada en las preferencias sexuales de Fran.
Dedico este hilo, con todo mi cariño, a esas personas que aún niegan la existencia de la homofobia y que preguntan por qué es necesario un día del orgullo gay.
Si os ha interesado este caso, voy a reflotar otro que compartí hace tiempo contra una persona #trans
Ya os digo que, casos de bullying contra la diversidad sexual y motivados por esta... no escasean.
¿Sabes cuando oyes un mito toda tu vida, dando por sentado que es falso, y un día te topas con una prueba inequívoca de que siempre fue cierto?
Me acaba de pasar.
¿Has oído eso de que no pongas el portátil sobre tus muslos, que el calor puede causar problemas graves de salud?
Pues es cierto.
Acabo de descubrir que un compañero, a base de un par de días de trabajar en cama con el portátil sobre los muslos, se “cocinó” un vaso sanguíneo importante 😱
El tejido se quedó rígido (para siempre) dificultando el flujo y tuvo una estenosis/trombosis 😮
Para tranquilidad de quien lo lea, se trata de algo ocurrido hace mucho (con un portátil potente de los de antes, con una radiación de calor muy alta). Además, tuvo la mala suerte de que tapaba sin querer la rejilla de ventilación, lo que empeoraba el calentamiento.
Sé que, siendo profe, lo que voy a decir a continuación es equivalente a inmolarse.
Pero otra compañera agredida (más) y un alumno sumido en una crisis de ansiedad es motivo como para no callarme:
Si tú hij@, por la condición que sea (incluidas las médicas), es un peligro extraordinario porque agrede a los demás, no puede estar en un aula ordinaria.
PUNTO.
El sistema no te da mejores opciones y buscas lo mejor para tu hij@.
Tienes toda mi simpatía. Tienes toda mi conmiseración. Tienes mi comprensión.
Pero hasta ahí.
Apelando a la vocación, no puedes exigir a los docentes que soporten patadas de tu hij@, día sí, día también.
Antes de estudiar el último, lista de cambios que Elon Musk ha perpetrado en Twitter y consecuencias:
⚠️La verificación de cuenta ya no requiere prueba de identidad, sino pagar (RESULTADO: Los ciberacosadores, haters, trolls y suplantadores consiguen apariencia de veracidad).
⚠️Amnistía a todas las cuentas canceladas y borradas (RESULTADO: Todos los ciberacosadores, haters, trolls y suplantadores que habían sido localizados y eliminados, vuelven a la red en masa).
⚠️ Los “me gusta” se vuelven anónimos (RESULTADO: Los ciberacosadores, haters, trolls y suplantadores que se limitaban a dar “me gusta” a las publicaciones que te perjudicaban para pasar desapercibido a tu radar, ahora son totalmente invisibles).
Al final, queda la sensación de que la gente que tiene razón debe callarse para no molestar a los equivocados 😞
No me quito de encima la sensación de que tuvimos mucha suerte con los agentes que atendieron la llamada.
Lamento las erratas del hilo, pero es que me ha puesto muy nervioso revivirlo: Durante todo el tiempo estuve recordando un caso que atendimos en @CiberProtecter hace 3 años de dos adolescentes que grabaron a una niña pequeña de fondo cuando bailaban en la piscina.
Si mañana se hace viral (más les vale que no) el vídeo de “un boomer increpando a tres pobres niñas que solo querían grabar un TikTok en la playa”, al menos ya sabéis la historia completa 🤷🏼♂️
Nadie del circo romano me dijo “pues tenía usted razón”. Ni disculpas.
Una señora se fue murmurando “pero tampoco tenía que haberse puesto así de gilipollas” (recuerdo que yo solo pedí que no se publicase la cara de mi hijo y, ante la agresividad, recordé que era ilegal 🤷🏼♂️).
Al final, queda la sensación de que la gente que tiene razón debe callarse para no molestar a los equivocados 😞
Recientemente he visto un debate/cara a cara que ha organizado un famoso influencer, en el que enfrentaba dialécticamente a influencers de la conspiración y el terraplanismo con divulgadores científicos.
Hay algo que me gustaría comentar:
Obviamente, los “argumentos” de los primeros no se sostenían, no ya a un análisis científico, sino a una conversación informal con mínimos de rigor científico. Hasta aquí, no hay sorpresas.
Pero ellos lo perciben: No hay sorpresas.
Entre ellos, los hay que quieren creer y los hay que quieren que los demás crean, así que, ya sea por autoprotección de su creencia (no se la vaya a desmontar la realidad) o de su chiringuito (no vaya a perder a sus consumidores), luchan, no por dirimir, sino por tener razón.