Thread by @xavierpadilla

Obviamente NO se firmó ninguna «independencia» el 5 de julio de 1811, se firmó una secesión entre mantuanos, ilegal por demás. Primero que nada, no puede hablarse de «liberación» cuando no hay opresión ni a quien liberar. Ni de independencia cuando no hay dependencia. Todos los

venezolanos de todos los rangos sociales y razas eran tan españoles como los peninsulares. España era también eso, América con toda su diversidad inédita. Para decirlo ontológicanente, los atributos de ese SER conocido como España era todo eso, y más. La primera falacia

al hablar de liberación la encontramos en que el argumento expuesto por los mal llamados «patriotas» apuntaba hacia una supuesta discriminación contra los criollos que imperaba suprimir. En realidad, la única discriminación existente era la de un sistema de clases que era común a

toda la civilización occidental en aquella época, una división de la sociedad en rangos y razas. La subordinación a un gobierno no constituye opresión, es la forma natural de organización de toda nación. La opresión y la discriminación se encontraba entre los individuos y sus

diferencias económicas y raciales. Y una abolición de esto no fue lo que se firmó. La sedición mantuana consistía en abolir una supuesta opresión y discriminación de la Corona en el suelo americano (totalmente falsa, contradicha en los hechos y las cifras), pero dejando intacta

la opresión clasista y racial, única existente, PERO EN TODO EL MUNDO. Los mantuanos firmaron pues una declaración de independencia cuyo único y verdadero propósito era arrebatar la provincia venezolana a la nación, que era España y comprendía la extensión geográfica más grande

jamás alcanzada por ninguna nación, cuya industriosidad la hacía también la primera potencia económica en el planeta. Los mantuanos se imaginaron que amputándose del gran organismo del cual eran parte podrían comerciar sus productos directamente con otros reinos. Su

único interés era económico, no social. Esto es pura y simplemente traición. Y se inventaron la excusa más chimba imaginable: que no querían ser súbditos de Napoleón, y que se separaban de España porque reivindicaban su lealtad al rey Fernando VII. Titularon así su junta.

Pero bastó que el reino español activase su mecanismo de emergencia previsto para estos casos en que es necesario remplazar las funciones del rey, el famoso Consejo de Regencia, para que desapareciera por completo la supuesta lealtad al rey y confesasen sus bajas intenciones.

Allí no les quedó más que entrar en guerra contra la patria, algo que la gran mayoría del pueblo venezolano desaprobaba pero que le fue impuesto por la élite local rica y poderosa. Hablar pues de «independencia» es un grosero eufemismo. Y el hecho de que más tarde el desenlace

fuese favorable para los mantuanos no cambia para nada su sentido originalmente rastrero. La provincia venezolana quedó totalmente devastada por una guerra que fue la más larga y devastadora de todo el continente, 15 años en los que pereció un tercio de su población y quedó en

ruinas la infraestructura productiva y cultural. En ese contexto traumático se formó una Vzla de post guerra, precaria en población, completamente adoctrinada bajo el signo de la hispanofobia, que le es destilada desde el nuevo poder, ahora disputado intestinamente

entre caudillos por 70 años más; hasta llegar a la égida —al menos reestructurante— de un caudillo como Gómez, por 30 años más! Sería un milagro que en Vzla, tras unos 120 años de libre e independiente pillaje, no se hablase de independencia. Ha sido efectivamente el país más

libre, pero para robar y hacer lo que a los herederos de la gran plasta cometida por Bolívar y su combo les dé la SOBERANA gana. No podía ser otro el legado de una traición fraticida a España. Mientras no comprendamos esto y sigamos

sin conocer la farsa histórica de nuestra génesis republicana, celebrando la «independencia» y venerando como «próceres» a malandros, la factura seguirá siendo larga.

X. P.

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