Los que seguimos a @restaur_accion en sus redes sociales, leemos todas las semanas fantásticos hilos sobre restauraciones de grandes obras de arte.
Por aquí le dejo un pequeño hilo sobre la restauración, un poco singular, de un piedra en un barranco de Gran Canaria.
Por aquí le dejo un pequeño hilo sobre la restauración, un poco singular, de un piedra en un barranco de Gran Canaria.
El barranco de Balos se encuentra en la zona sureste de la isla de Gran Canaria. Su nombre viene del arbusto que ha colonizado su cauce, el Balo (Plocama Péndula). 
Aunque lo que hace famoso al barranco son sus "Letreros", como así llamaron a la mayor zona de Petroglifos de Gran Canaria.
Los aborígenes de la isla utilizaron un macizo basáltico de 600m de longitud como su particular Capilla Sixtina.
Los aborígenes de la isla utilizaron un macizo basáltico de 600m de longitud como su particular Capilla Sixtina.
En ella plasmaron su mundo, realizando magníficos grabados zoomorfos (lagartos en su mayoría) antropomorfos, geométricos y por su puesto su escritura líbico-bereber.
Aunque entre todos, me quedaría con los que representan a caballos y sus jinetes.
Ningún grabado del yacimiento se ha podido datar, pero este nos da la pista de su realización. El encuentro con los europeos, ya que fueron los que intrudujeron el caballo en el Siglo XV.
Ningún grabado del yacimiento se ha podido datar, pero este nos da la pista de su realización. El encuentro con los europeos, ya que fueron los que intrudujeron el caballo en el Siglo XV.
La mayoría del yacimiento se encuentra rodeado por una verja, pues la conservación era un caos de grafittis modernos con fechas y nombres.
Aunque no todas las estaciones rupestres se pudieron vallar, pues algunas estaban diseminadas por el barranco.
Aunque no todas las estaciones rupestres se pudieron vallar, pues algunas estaban diseminadas por el barranco.
Fue el ejemplo de nuestro protagonista. Un gran bloque de basalto de un metro por un metro descubierto a principio de 1900 por el párraco Pedro Hernández, que realizó el primer calco conocido.
El panel presentaba una gran cantidad de inscripciones alfabéticas (líbicobereberes), así como otros motivos geométricos entre los que destaca, por su escasa presencia en las manifestaciones rupestres de Gran Canaria, una espiral.
Pero en junio de 2007, se dió aviso a Patrimonio de la rotura del panel de basalto. Lo habían destrozado a golpes, separándolo en varios bloques, además de alterar la superficie donde estaban los grabados, muchos de ellos desapareciendo para siempre.
La intensidad del destrozo y para evitar su expolio, se decidió llevarlo al museo canario para su restauración.
Para poder realizar el traslado de los fragmentos se realizó una plataforma individual que soportaba el peso, a la que se le adhirió una cama de protección.
Para poder realizar el traslado de los fragmentos se realizó una plataforma individual que soportaba el peso, a la que se le adhirió una cama de protección.
La primera parte del traslado hasta los coches se tuvo que realizar a pie debido a la inaccesibilidad del terreno.
Las piezas iban sujetas con unas cinchas de nylon y se envolvieron en papel estable, inocuo y libre de ácidos.
Las piezas iban sujetas con unas cinchas de nylon y se envolvieron en papel estable, inocuo y libre de ácidos.
Los criterios utilizados en la intervención respondieron a las recomendaciones internacionales adoptadas por España y difundidas por el Ministerio de Cultura. Se optó por la mínima intervención, rechazándose tratamientos que pudiesen alterar la integridad del conjunto.
En primera fase se limpiaron y consolidaron los fragmentos y microroturas, utilizando materiales para evitar la alteración de las propiedades fisicoquímicas de los fragmentos. La limpieza se practicó manteniendo el aspecto primitivo y evitando la alteración de la pátina.
Se iniciaron las reintegraciones, respetando la estructura y estética de los fragmentos con las naturales adiciones del tiempo. Las reintegraciones se ciñeron exclusivamente a los límites de las lagunas con tacos químicos y varillas de rosca de 2 cm de diametro y resina.
Acabada la restauración se preparó el protocolo para trasladar los fragmentos a su lugar de origen. Para ellos se construyó una plataforma especial con base de madera, con ruedas en la parte inferior y con capacidad de carga de 300 kg por unidad.
Una vez en el barranco, se colocó en su posición original, integrándose con los otros bloques de basalto también con roscas y tacos químicos. Para la reintegración de las fisuras y uniones se prepararon dos tipos de morteros que se aplicaron in situ en el barranco.
El resultado es este:
La estación rupestre se revisa cada dos años, aunque no parece probable que se produzcan fisuras, ya que el coagulante es reticular y con elasticidad para adaptarse a las dilataciones producidas por la climatología.
Mas info en el boletín de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria.
