Thread by @datadista

1991. Maruja Sánchez Trujillo, profesora de baile, se hace famosa en Benidorm con una pirueta que nadie ve venir, que hace pensar que la han secuestrado y que da la alcaldía a...Zaplana.

HILO_7
Moción de censura y ladrillo, de Julián Muñoz al Algarrobico.
#PlayaBurbuja👇🧵

¿Qué tiene que ver el mecanismo de moción de censura con Terra Mítica, Malaya o El Algarrobico?
Mucho. En un país rodeado de sol y playa casi por todas partes, donde el ladrillo ha hecho de los municipios de la costa su reino, poner y quitar alcaldes se ha convertido en un arte.

Dice el artículo 197 de la Ley del Régimen Electoral General que, aunque es el vecino el que elige el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde, este "puede ser sustituido mediante moción de censura". ¿Y eso cómo funciona?

El mecanismo de la moción de censura local ha ido cambiando con el tiempo con la teórica intención de dar más garantías. Se han ido añadiendo notarios, plazos, convocatorias automáticas de plenos... Y cuanto más se regulaba, más surrealista la estrategia de quienes la secundaban.

La norma empezó con una redacción sencilla. La moción debía ser suscrita al menos por un tercio de los concejales y aprobada en pleno por mayoría absoluta. Eso fue en el lejano 1985.

En marzo de 1991, ocho meses antes del 'marujazo', se obliga a que la suscriba de partida una mayoría absoluta de concejales (en lugar de un tercio), se mantiene que se apruebe en Pleno por mayoría absoluta y se añade que debe ser votada en los 15 días después de presentarse.

Los plazos se establecieron porque los alcaldes, tras ser presentada la moción, se tomaban con mucha tranquilidad lo de convocar el Pleno que les iba a mover de la silla.
Spoiler: no fue suficiente.

En 1999, en vista de que lo de los 15 días no surtió suficiente efecto, la convocatoria del Pleno se hizo automática. Tras el registro de una moción en el Ayuntamiento, el Pleno para votarla quedaba convocado para las 12.00 horas del décimo día hábil posterior. Y algo más...

El escrito registrado debía incluir las firmas de quienes apoyasen la moción autenticadas ante notario.
Curioso que se previó que podía liarse parda antes de que los concejales alcanzasen el ayuntamiento para votar, por lo que se obligó al alcalde a evitar actos que lo impidiesen

Todas estas supuestas garantías han escrito una historia de desapariciones, fugas a países vecinos y notarías de madrugada. Sea porque el pueblo puede no tomarse bien el cambio si huele raro, sea por posibles presiones del antiguo partido, optan por quitarse unos días de en medio

¿Cuántos? Hasta que se celebra el Pleno. Hay unas cuantas historias muy locas con esto. Vamos con la primera.

Volvemos al Benidorm de 1991, esa histórica máquina del turismo en España, cuya imagen hemos visto tan distinta este año a causa de la COVID-19.

Maruja Sánchez Trujillo había sido incluida por el socialista Manuel Catalán en su lista a las elecciones municipales de Benidorm de 1991. No se esperaba que saliese, dado el lugar que ocupaba en la lista, pero un cambio de última hora la hizo subir dos puestos y salir elegida.

El PSOE gobernaba el municipio alicantino desde 1983. Encarrilaban su 3ª legislatura cuando la concejala se pasó por sorpresa al grupo mixto. Y desapareció.

Se quitó de en medio a la espera del Pleno que votaría la moción contra Manuel Catalán en favor de un joven candidato que había ido el último en las listas al Congreso por Alicante en 1982 pero cuyo ascenso sería imparable desde entonces

¿Dónde fue Maruja Sánchez? Le hicieron un tour para mantenerla alejada de Benidorm, con escalas que incluyeron Gibraltar y Andorra, pero los rumores sobre su supuesto secuestro la obligaron a aparecer antes de lo previsto en rueda de prensa en un céntrico piso de Benidorm.

Y desaparecer de nuevo. ¿Dónde? Cerquita esta vez. Una asesora del PP, pareja de quien le había hecho el tour, la refugió en su chalet de Callosa d'En Sarrià, en la misma provincia de Alicante. elpais.com/elpais/2010/03…

El 22 de noviembre de 1991, Maruja Sánchez Trujillo se presentó en el Ayuntamiento de Benidorm para apoyar la moción de censura contra quien le había dado el pase a la política. Su recompensa: un 'sueldo nescafé', aunque no duró una vida.

Fue nombrada por Zaplana delegada de servicios sociales y culturales de Benidorm y pasó 18 años en nómina del Ayuntamiento. Su marido logró despachó en el Consorcio Provincial de Bomberos. No iba mucho. A la familia, en general, no le faltó trabajo.👉 levante-emv.com/comunitat-vale…

Un año después del marujazo, el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, unos 10.000 pinos de la Sierra Cortina ardieron sin control en las espaldas de Benidorm en un incendio que se investigó como provocado pero cuyos causantes no se logró identificar.

La Ley protegía el suelo tras un incendio contra depredadores urbanísticos pero no lo suficiente. Zaplana no se midió en las urnas de Benidorm ni una vez más. En las elecciones autonómicas de 1995 se presentó a la Generalitat valenciana.

Con la mediación del lobby empresarial autonómico reunido en la Asociación Valenciana de Empresarios y merced al llamado Pacto del Pollo (el presidente de la asociación era empresario avícola), logró un acuerdo con Unión Valenciana que lo convirtió en presidente de la Generalitat

Desde allí usó el único arma que era posible usar para construir en un espacio forestal protegido incendiado como la pinada de Sierra Cortina. Aprobó un Plan Director Especial, dando interés supramunicipal al suelo y empezó a diseñar Terra Mítica. (IMAGEN: JEREMY THOMPSON)

Se previó un coste de 270,5 millones de euros. Costó alrededor de 400 millones. Al frente de Contratación se colocó al entonces cuñado de Zaplana, uno de los directivos que acabaría condenado por el enorme entramado de facturas falsas que se descubrió en Terra Mítica.

El nombre de Zaplana apareció en una de las conversaciones grabadas a los empresarios de la trama en la que se referían a él como comisionista. No ratificaron sus acusaciones y no fue imputado. El tema ha vuelto tras la imputación de Zaplana en el caso Erial.

Los terrenos en torno al parque temático fueron objeto de polémica tras ser comprados por una firma participada por la esposa de Zaplana y su madre antes de su reclasificación.
Terra Mítica, que nunca se acercó a las expectativas de asistencia, acabó malvendida por 65 millones.

¿Otro ejemplo? ¿Recuerdan al alcalde de Estepona, el del tobogán de 28.000€ que duró 24 horas? José María García Urbano, el alcalde más votado de las pasadas elecciones, entra en escena en esta historia de mociones y ladrillo a las 3.20h de la madrugada del 1 de agosto de 2003.

Lo hace nada menos que en uno de los grandes episodios de la corrupción urbanística de este país: la Marbella de Jesús Gil.

A pesar de la persecución que emprendió Gil y el entorno judicial contaminado por la corrupción contra el juez Santiago Torres, este inició en 1998 el llamado 'caso Camisetas', que terminaría con la inhabilitación de Gil por el Supremo en 2002. ¿Qué hace el gilismo, se disuelve?

El Grupo Independiente Liberal, el GIL, decidió que fuese Julián Muñoz quien se pusiera al frente del partido y se presentase a las elecciones. Y ganó. Pero alguien que no estaba en el guión de Gil y Roca apareció en escena: Isabel Pantoja.

La tonadillera, con muy buenas relaciones en la Junta de Andalucía, medió para que Muñoz pactase una salida a la situación insostenible de los edificios ilegales de Marbella. Porque la firma de Muñoz estaba por todas partes. Gil se quitaba de en medio siempre que había papeles.

Y surgió la idea de un nuevo Plan General de Urbanismo, uno que regularizase todo lo ilegal de Marbella (recordad el mapa). Se encargó al arquitecto jerezano Fustegueras, tan del gusto de Manuel Chaves que llegó a proponerle que se presentase por el PSOE a la alcaldía de Jerez.

A Jesús Gil y a Juan Antonio Roca, que seguían gobernando Marbella desde el Club Financiero de Marbella aunque las banderas colgasen de la Plaza de los Naranjos, aquel acuerdo, que incluía dejar caer a Roca, les gusto entre nada y nada de nada. No se iban a estar quietos.

Julián Muñoz se había convertido además en un problema para la mafia marbellí. Lejos de seguir el circuito establecido de comisiones que acababan en el gilismo, trató de ir por libre cobrando por su cuenta y dicen que en Marbella ya no se sabía a quién pagar para hacer negocio.

De madrugada, el 1 de agosto de 2003, hace justo 17 años, García Urbano, alcalde y notario, daba fe, en su notaría de Estepona, de que las firmas estampadas en los papeles sobre su mesa sumaban la mayoría para armar una moción que arrebatase la alcaldía de Marbella a Julián Muñoz

Era el colofón a una larguísima jornada. Una jugada que había empezado a la una de la tarde del día anterior en el Club Financiero de Marbella, donde Jesús Gil había convocado a los concejales firmantes de la moción para orquestar la operación.

Los enfrentamientos entre concejales empezaron ya por la tarde en el Club Financiero, pero la tensión alcanzó su cota máxima en la segunda cita, la que se inició a las nueve de la noche en una notaría de Estepona, con su notario, José María García Urbano, testigo del sainete.

- Es Gil - le dijo Juan Antonio Roca a José Luis Fernández Garrosa pasándole el teléfono.
- Soy alcalde o me voy- le dijo este al aparato. - ¿Yagüe?... Dice que es ella o se va- añadió.
Luego escuchó unos segundos y colgó.
- Dice Jesús que no le toreamos más.

Sonó otro teléfono. Gil llamaba a otra concejala, Carmen Revilla.
Gil: ¿Qué pasa?
Revilla: Que no quieren votarla, alcalde.
G: Pues votad a Garrosa.
R: Marisol dice que tiene que ser ella.
G: Pero son unos mercenarios, no les importa nada. Convéncelos.

Juan Antonio Roca, cerebro de la corrupción urbanística marbellí que destapó Malaya, entraba y salía de uno de los despachos de la notaría. Hablaba con unos, con otros. A las 3.20 de la madrugada, se ponía sello al acuerdo. Siguiente paso: desaparecer de Marbella hasta la moción.

Las mociones chuscas de este país ya hemos dicho que vienen precedidas de extrañas desapariciones temporales hasta el día del Pleno. Pasó en Benidorm, con la moción que le dio la alcaldía a Zaplana, pasó en Marbella. Unos se fueron a Altea en coche; otros, a Lisboa en avión.

Cuando se encontraron en el Hotel Lisboa Plaza, se sintieron seguros. Tanto que llamaron a los de Altea para que se uniesen a ellos en la capital lusa. No les duró mucho. Antes de reagruparse los descubrió la prensa. Cogieron varios coches. Nuevo destino: Madrid.

Una vez todos allí, en un reservado del Asador Donostiarra, los visitó Roca para calmarlos. No se quedó a cenar pero les prometió 20 millones de pesetas por cabeza. Financiaba, dijeron en el juicio, el gran propietario de suelo de Marbella, el millonario Judah Eleazar Binstock.

El 13 de agosto de 2003, tras hacer escala en Sotogrande, los concejales desaparecidos (8 del GIL, tres del PSOE, tres del PA) llegaban en autobús a las 10.30 horas al Ayuntamiento de Marbella y eran escoltados para que no los lincharan antes de entrar al Pleno.

Tras oír que le quitaban el cetro de alcalde en aras de la transparencia, el consenso y el pluralismo político, Julián Muñoz, que si había pactado con la Junta era por no acabar cargando con toda la culpa de los apaños urbanísticos en los que había estampado su firma, estalló.

Muñoz sabía mucho de lo ocurrido en la notaría de Estepona, incluidas las reuniones de Roca con concejales. Por eso se dirigió a ellos allí, en público, refiriéndose a Roca: "¿Les dio mantequita el día de la notaría, cuando estuvieron encerrados los tres solos?", preguntó.

Cuando se dio cuenta de que estaba descubriendo el pastel marbellí, rectificó lo que pudo:
"Que conste en acta que me refiero a la mantequita colorá, que en las reuniones se pueden dar bocadillos, golosinas, chocolatinas y lo que haga falta..."
En acta constó esto y lo anterior.

El 29 de marzo de 2006, el juez Miguel Ángel Torres ordenaba los registros que destapaban la Operación Malaya. Llevaba investigando meses en el más absoluto secreto. Ni había abierto registro. Usó el número de un caso archivado porque sabía que los juzgados estaban agujereados.

La instrucción, dice el fiscal, tuvo viento a favor. Todos los que habían mirado para otro lado quisieron parar a Gil. Julián Muñoz, en su libro 'Julián Muñoz: la cruda verdad', dice que Gil había "empezado a llamar hasta perros judíos a sus antiguos amigos de la Junta y del PP".

Malaya llegó a los rescoldos de la fiesta. Hasta entonces, el Estado de derecho desapareció de Marbella salvo honrosas excepciones como los duros años que pasó el juez Santiago Torres y la lucha de abogadas como Inmaculada Gálvez.

Puedes leer aquí más sobre aquellos oscuros años.

https://twitter.com/datadista/status/1285512438692171782?s=20

¿Y El Algarrobico? Esa historia merece un capítulo. Es la de una saga familiar que logra mantenerse en el poder antes, durante y después del franquismo, conversión al PSOE mediante, y cuando pierde el poder logra volver con una moción de censura llena también de polémica.

Y por si fuera poco, tras demostrarse que el alcalde defensor de El Algarrobico compraba votos y ser inhabilitado, logró un indulto en tiempo récord (9 días) del Gobierno de Zapatero. 👇
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La historia al completo de El Algarrobico, la puedes leer aquí 👉 datadista.com/playa-burbuja/…

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