El acuerdo con los bonistas alivia el cronograma de vencimientos de deuda impagable que dejó @mauriciomacri pero no asegura un rebote ni la reconstrucción post-pandemia. El desplome de la economía por los efectos del virus no deja espacio para la euforia.
Es lógico que el Gobierno lo festeje y es bueno que haya resistido las presiones externas e internas para pagar lo que había prometido Macri, pero el acuerdo con los acreedores no es mágico.
En valor presente, el Gobierno ofrecía 0,39 y los fondos reclamaban 0,76 por dólar. Si termina en 0,548, cedieron más ellos. Ecuador acaba de aceptar 0,584. Pero ese cálculo es el que conviene a los acreedores, e implica suponer que pagaremos altos intereses para siempre.
El acuerdo “a la uruguaya” que empujaban apenas asumió @alferdez los economistas de la oposición, los endeudadores de la era Macri y los animadores pagos por la City implicaba reconocer 90 centavos por dólar en valor presente. Mucho más de lo que se va a pagar con este canje.
En capital, con este acuerdo, la deuda se reduce apenas un 1,9%. En el canje de 2005, por ejemplo, la quita de capital nominal promedio fue del 46%, con bonos que recortaban hasta 66%. Era otro mundo. Ecuador ayer cerró una quita de capital del 8,6%.
Los intereses se recortan fuerte y eso es positivo. Prat-Gay, Sturzenegger, Caputo y Dujovne nos habían comprometido a tasas usurarias. La tasa promedio que pagaba la deuda hasta este arreglo era del 6,3% anual en dólares (!) y ahora va a ser del 3,08%. Sí, sigue siendo cara.
Que sea viable este acuerdo va a depender de lo que se negocie ahora con el FMI. @KGeorgieva jugó como aliada pero ya exige austeridad y va a seguir. No va a aceptar quitas sobre los U$S 44.000M a renegociar y el Gobierno lo empoderó al erigirlo como árbitro ante los acreedores.
Que el #Fondo nos audite es lo que limita que suba el IFE, que haya más recursos contra la pandemia o que los jubilados cobren más. La deuda sigue condicionando las transformaciones que necesita el país para desarrollarse. Ésa es la peor herencia que dejó el vacacionante Macri.
Lo que puede cambiar el futuro del país son decisiones como una reforma impositiva profunda, una apuesta fuerte a la ciencia y la tecnología o un plan exportador. O golpes de timón como la fallida recuperación de Vicentin. El largo plazo. Renegociar la deuda es una curita.
Hay que ver también si los acreedores tienen todos los bonos que dicen y no quedan buitres que sigan presionando. Y si las nuevas cláusulas anti-buitre funcionan, porque no fueron probadas todavía en los tribunales. Son cadenas de sujeción que no cortamos.
Es interesante cómo jugaron los grandes empresarios argentinos, más interesados en cuidar su riqueza fugada (e invertida en parte en bonos de la deuda, a buen interés) que en empujar una quita agresiva para que la economía crezca más y ganar plata invirtiendo, como capitalistas.
Y si algo exhibió esta negociación es cuántos argentinos están dispuestos a jugar para los usureros y contra la de nuestros hijos. A veces por intereses, pero mayoritariamente por vocación. Especialmente en los medios. Una vergüenza nacional.
Mientras tanto, el principal artífice de este descalabro sale en la sección “lifestyle” gracias a la prensa que acompañó hasta el último día su plan frustrado en las elecciones. lanacion.com.ar/lifestyle/excl…
