Desde tiempos inmemoriales los humanos han cuidado sus pestañas para embellecer sus ojos. En el Antiguo Egipto, hombres y mujeres utilizaban el khol para oscurecerlas. 
Eso proporcionaba profundidad a la mirada a la vez que les protegía de las altas radiaciones solares, así como de infecciones por sus propiedades bactericidas.
Los antiguos romanos también echaron mano del khol para embellecer sus pestañas, mientras que en la India hacían uso de un producto parecido, el kajal.
Pero fue a finales del siglo XIX, cuando el maquillaje de las pestañas alcanzó su máxima popularidad, de mano del empresario Eugène Rimmel.
El elaboró la primera máscara de pestañas no tóxica, de tanto éxito que hoy en día todas las máscaras de pestañas llevan su nombre.
Pero no contentos con maquillas las pestañas en el siglo XX, se empezaron a usar pestañas postizas. En el cine para dar más expresión y fuerza a los ojos de las actrices.
Más tarde las modelos las popularizaron y es común ver hoy en día a personas con pestañas postizas mucho más largas de lo normal.
Durante un tiempo se planteó que una de las funciones de las pestañas era aumentar el atractivo sexual, de ahí el extenso uso de maquillaje y extensiones en todo el mundo.
Y aunque puede ser, desde luego la evolución de las pestañas no está determinada por su rol en la atracción sexual. De ser así habría una gran variación en la longitud de las pestañas.
Y no sólo variación entre los humanos, sino entre las especies de mamíferos, una variación que parece no existir. Sí, hay científicos que se han dedicado a medir las pestañas de los distintos animales.
Lo sorprendente es que entre los mamíferos la longitud de las pestañas es siempre la de un tercio la anchura del ojo. Una proporción que se mantiene entre especies.
Un estudio experimental ha demostrado que esta longitud es la ideal para proteger los ojos, desviando el aire y no dejando que los ojos se sequen.
royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rs…
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Cuando los ojos artificiales se sometían a túneles de viento con diferentes longitudes de pestañas, más cortas o más largas de tres partes la anchura del ojo…
…los ojos se deshidratan mucho más rápido, con los problemas que ello conlleva. El estudio demostraba así a que responde la longitud de las pestañas.
No es para resultar más atractivo, aunque posteriormente le hayamos dado culturalmente este rol. Tampoco es para retener mejor el polvo y proteger así los ojos.
Tampoco son “sensores”, como se había propuesto, para hacernos parpadear y lubricar así los ojos. Sino para alterar las corrientes de aire ante nuestros ojos.
Evitar su deshidratación. La proporción se cumple en conejos, humanos, jirafas, caballos y elefantes entre otros.
Una curiosidad científica que puede tener una utilidad práctica. ¿Podemos dotar a los paneles solares de pestañas para evitar que pierdan eficiencia al depositárseles partículas?
¡Muchas gracias!
