Perú perdió la guerra contra Chile, y con ello Tacna, Arica y Tarapacá se fueron al sur. Las 2 últimas de forma permanente. Tacna se negó. Cómo y porqué y las desventuras que aguantaron sus vecinos -casi matan a Basadre de una pedrada en la cara- en esta historia. Abre quipu. 
Hay una película, Gloria del Pacífico, que gira en torno a la defensa de Arica por un puñado de héroes condenados. Lo cuenta el personaje de Reynaldo Arenas, veterano y sobreviviente del morro, que ya enfermo y anciano, sigue viviendo en Tacna, cautiva luego del Tratado de Ancón.
Es un veterano. En Arica pelean 2 batallones: el Granaderos y el Artesanos de Tacna. Son los últimos en quedar en pie y entre quienes más bajas sufrieron en la pelea. Hasta hoy, la sociedad de artesanos antepone el benemérita en el hombre, por su sacrificio.
📷Gloria del Pacífico
📷Gloria del Pacífico
Ahora el soldado está en 1929, y la puerta de su casa luce cruces negras. Han marcado la casa como peruana, en un barrio ocupado con vecinos chilenos. "Les pusieron la cruz". Los vándalos Se llaman “los mazorqueros”, y de noche atacan las casas de los tacneños fieles aún al Perú.
En el colegio nos enseñaron que a esto se le llamó la “chilenización de Tacna”, y consistía en el acoso sistemático a todos los vecinos que se negaron a irse de sus casas una vez que Tacna, Arica y Tarapacá pasaron a la administración chilena. No fue fácil quedarse.
Se negaba el colegio a los hijos de los peruanos. Jorge Basadre debió estudiar a escondidas en el colegio clandestino Santa Rosa, que funcionaba en una casa a puertas cerradas. Se suprimieron los periódicos peruanos y solo circulaba el diario “El Pacífico”, de editorial chilena.
Le cambiaron de nombre a las calles y avenidas, reemplazándolas por las de festividades y héroes del sur. Se proscribieron las fiestas de celebración nacional. La gobernación prohibió celebrar nuestras Fiestas Patrias desde 1900 cada 28 de julio. ¿Reconocen la alameda?
La bandera con la estrella solitaria ondeaba en todos los edificios y plazas públicas y los tacneños estaban obligados a descubrirse de sombrero y saludar a la enseña chilena. Allí nació aquello de “un saludo a la bandera”, como sinónimo de hacer algo sin valor ni importancia.
Y así fueron pasando 10, 20, 40 años. Medio siglo, hasta que llegó 1929. Se cumplían los 50 años de la ocupación. La idea en Santiago era que la chilenización rompiera el espíritu y la identidad de los tacneños, pero como escribió don Enrique López Albujar, Tacna es una emoción.
Tacneños, pues. Ellos que a diario cruzaban la frontera para ir al colegio, al mercado, a la oficina, la iglesia, el hospital. ¿Se imaginan estar así por cincuenta años? Vivir así tú, luego tus hijos, luego los hijos de tus hijos. Aguantando en casa con esos techos irreductibles.
Te destrozan los cristales de las ventanas de tu sala, los vuelves a poner;pintan cruces negras en tu fachada, la vuelves a pintar. Niegan que inscribas en los registros a tu hijo, lo anotas con el curita que hace misa clandestina en el patio de tu vecina.Y así un largo etcétera.
Los hombres no conseguían empleo en las empresas públicas ni privadas. Y si tenías entre 20 y 45 años, te enrolaban por un año, destacado en Santiago para servir en el ejército. No nuestro ejército. Su ejército.
Se clausuraron templos, parroquias e iglesias. Los sacerdotes no podían tocar “el asunto peruano” en sus sermones, y los servicios religiosos se debían dar en casas particulares, si es que no te llenaban de pedradas y pintura las ventanas.
Como ven arriba, Basadre tocó mucho el tema. Ya cerca a la asamblea plesbiscitaria, en mayo de 1926, nuestro historiador fue atacado en Arica a pedradas en represalia de sus escritos y participación en el esfuerzo de regresar las provincias cautivas al Perú. Tacna resiste.
“Tened confianza, seréis peruanos”. Es el afiche que acompaña este quipu. Impreso por el gobierno nacional para evitar que se apague la llamita de amor por el suelo patrio que tenían los tacneños. El hombre con trazas de chacarero quizá cosechando olivos, orégano en La Yarada.
Me gusta la ilustración. No está triste ni abatido. No necesita que le aclaren que no hay que bajar los brazos. Él que ha tenido que quitarse la boina cada vez que pasaba un carabinero.Tiene el gesto sereno mientras saluda con su gorra. Como si con él no fuera lo del cautiverio.
Abraza la bandera con la otra mano. La aprieta contra el pecho. A lo mejor creció escuchando la historia de su padre, que peleó en el Alto de la Alianza y le contaba viendo caer la camanchaca, del coraje de las trincheras, o la carga desesperada por la pampa del Intiorko.
Atacando con sus vecinos y hermanos junto al taita Cáceres; porque allá en el valle estaba la casa, con sus buganvilias derramándose por los techitos de mojinete. Con la madre, la mujer y los hijos subidos en la azotea, con el corazón encogido con el ruido de cada cañonazo.
O a lo mejor esa bandera es igual a la que sostenía el abuelo alistado en el batallón Artesanos de Tacna en el morro. Un soldado como el que describió Danilo Sánchez Lihón, que le escribía a su esposa una carta sobrecogedora:
“Amor mío,cuando crezcan nuestros hijos háblales que si no vuelvo ni estoy con ellos(...)su padre quiso que vivieran en un país con dignidad y eso lo conquistaremos hoy día.Ganaremos para siempre aquí el ser dignos(…)Muchos de nosotros seremos cadáveres dentro de algunas horas”.
Y vuelvo a la mujer del afiche. La que sale abrazando a su hijo, levantándolo ella también orgullosa para que vea el futuro con la dignidad que ha conquistado la sangre de otros tacneños. Ya vas a ser peruano, hijito.
Ellas se ganaron el derecho a puro pulso de llevar la bandera peruana hasta hoy durante cada ceremonia del Paseo de la Bandera. La presencia del Comité de Damas de Tacna garantizaba que la ceremonia no acabara en un baño de sangre entre tacneños y mazorqueros exacerbados.
Miren ahora esta foto. Es 1901 y tras mucha pelea (figurada y literalmente hablando), se logró por fin el permiso para sacar en procesión nuestra enseña por Fiestas Patrias. Todos los que marchan lucen de riguroso luto cerrado. El abanderado es un veterano del Artesanos de Tacna.
Llegó finalmente el 28 de agosto de 1929. Dos de la tarde. Tacna regresaba al Perú tras un plebiscito en el que pese a la ocupación de los vecinos del sur, se impuso que la provincia cautiva regresa a nosotros. Nunca los quebraron.
Así informó @elcomercio_peru hace 91años. 👇
Así informó @elcomercio_peru hace 91años. 👇
Viví varios meses en Tacna años atrás. Conservo todavía un pisco de Magollo que me regaló un hombre bueno, tacneño de toda la vida. Esos abuelos que cuando me veía llegar de noche hecho polvo al hotel donde vivía, solía darme compañía y conversación en la barra de su bar.
Me gusta cómo se emocionan con la llegada del 28 de agosto, que intuyo, lo sienten como sus verdaderas fiestas patrias. No les han regalado el título de Tacna, Ciudad Heroica, ni aquello de que en Tacna empieza el Perú. Por ellos, salud y que viva el Perú. Y que viva Tacna!
