José I, Pepe Botella, el rey Plazuelas, Pepe I, fue uno de los mejores hijos de la Revolución Francesa y de la Ilustración. Culto, inteligente y muy leído; enemigo de la intolerancia, del fanatismo y de la superstición #PepeI
Lo que pasa es que es hermano de Napoleón. Y Napoleón está invadiendo España a cañonazos, anda controlando al pueblo a golpe de fusilamientos y es el enemigo al que hay que vencer en la guerra de la Independencia. #PepeI
Así que, si, en circunstancias normales, lo de reinar en España es un marrón, imagínate la que le cayó a Pepe I cuando los Borbones le vendieron el trono de España a Napoleón, y Napoleón se lo regaló a su hermano mayor. Era un regalo envenenado. #PepeI
Pepe I entró en un Madrid ocupado por sus tropas. Llegó lleno de buenas intenciones, con ganas de embellecer Madrid y dispuesto a conquistar el corazón de los madrileños. Pero el Dos de mayo estaba calentito. Y los madrileños ni olvidan ni perdonan. #PepeI
Al día siguiente de su proclamación como rey, Pepe I se entera de que el general Castaños le ha dado pa’lpelo a los franceses en la baralla de Bailén. Apenas lleva una semana en Madrid, y Pepe I tiene que salir por patas. No se puede empezar con peor pie... #PepeI
En España le empezamos a poner todo tipo de motes. El más famoso fue el de Pepe Botella, por su presunta afición a levantar el codo. Lo que pasa es que Pepe I no bebía alcohol. Es más, era tirando a bastante abstemio. Pero el caso era sacarle los colores #PepeI
Y, encima, Napoleón se entrometía todo el rato. Viendo cómo iba la guerra, se vino pa’Spaña, con 250.000 gabachos armados hasta los dientes, despotricando y diciendo que esta guerra de España se la había montado “una chusma de paletos guiada por una chusma de curas”. #PepeI
Nada más llegar a Madrid, firmó por su cuenta los famosos Decretos de Chamartín. De un plumazo, acabó con el feudalismo, con los privilegios de la nobleza y de la Iglesia y con la Inquisición, adiós muy buenas. Pero lo hizo sin contar con su hermano Pepe I. Y así, mal. #PepeI
Napoleón, viendo que la guerra se le torcía, empezó uno de los mayores expolios de arte de la Historia. Con la ayuda de algunos de sus generales, anduvo rapiñando todo el arte que pudo para engrosar los fondos del Museo Napoleón, que estaba en París. Ojo al saqueo... #PepeI
Para frenar el expolio, Pepe I decidió fundar en Madrid el Museo Josefino de Bellas Artes, un museo real abierto al público. No le dio tiempo, pero Isabel de Braganza, señora de Fernando VII, retomó la idea para inaugurar el Museo del Prado en 1819. #PepeI
A todo esto, los ingleses habían decidido meter las narices en la Guerra de la Independencia. Como Francia y España eran sus enemigos tradicionales, podían matar dos pájaros de un tiro. Y mandaron a Wellington. Menudo pájaro. #PepeI
Por un lado, podían pararle los pies a los franceses antes de que les diera por invadir Inglaterra, que era el plan original de Napoleón, y por lo que había empezado todo este jaleo. #PepeI
Por otro, los ingleses intentarían sacar tajada de la crisis, como cuando se quedaron con Gibraltar. O, al menos, podrían contribuir a la destrucción sistemática del país, aquí una fortificación, allí una fábrica, aquí un amigo... #PepeI
La gran jugada es que, los ingleses, con una mano, ayudaban a los españoles a echar a los gabachos y, con la otra, financiaban la independencia de las provincias de la América española. #PepeI
Con los refuerzos ingleses, el ejército español derrota a los gabachos. Los franceses, por fin, se marchan. Eso sí, se llevan todo lo que pueden. Como dice Galdós: “No pudiendo dominar España, se la llevaban en cajas, dejando el mapa vacío”. #PepeI
En cuanto Pepe I salió de Madrid, entró Wellington. Y aprovechó la visita para volar La China, la fábrica de porcelana del Retiro. Así acabó con la porcelana madrileña, número uno en ventas en todas las cortes europeas, que le hacía la competencia a la porcelana inglesa. #PepeI
Total, que, entre Pepe I y sus franceses, que solo querían lo mejor para España, y Wellington y sus ingleses, que solo querían ayudarnos, nos dejaron el país hecho un asquito. #PepeI
JUAN JOSÉ DE AUSTRIA
Érase una vez un rey que se quedó pasmado viendo actuar a una actriz maravillosa. Se enamoraron y fueron felices, y juntos tuvieron un pequeño pasmadito, al que pusieron de nombre Juanjosé. #JuanjoDeAustria
Dentro hilo 👇👇👇
A Juanjo le rompieron el corazón cuando lo separaron de su madre para educarle como un príncipe. Destacó por su gracia, su inteligencia y su sonrisa profidén. Al rey le gustó aquel niño, lo reconoció como hijo suyo y lo puso de Gran Prior de la Orden de San Juan. #JuanjoDeAustria
Juanjo se montó su pisito de soltero en el castillo de Consuegra. Desde allí, se pasó media vida intentando merecer el amor de su padre. Ganó batallas, firmó tratados de paz, gobernó lugares imposibles... Pero solo fueron tiritas para su corazón partío. #JuanjoDeAustria
ESTO ES OTRA HISTORIA DE RAMÓN
Ramón Gómez de la Serna, o, sencillamente, Ramón, inventó las greguerías, la tertulia del café del Pombo y los reportajes radiofónicos. Casi ná…
A él le dedicamos el último programa de @OtraHistoriaTM, #OtraHistoriaTM#Ramón
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Ramón fue un madrileño que nació un 3 de julio de 1888 en la calle de las Rejas, 5, hoy calle Guillermo Rolland, 7, donde hay una placa que nos lo recuerda. #OtraHistoriaTM#Ramón
Cuando Ramón era joven, le dio carpetazo a la generación del 98. Estaba harto de tanta trascendencia y de tanto dolor de España. Y empezó a ponerle un poquito de humor a la literatura, que buena falta le hacía. #OtraHistoriaTM#Ramón
Felipe III, rey de España y Portugal, es el señor engolado montado a caballo en mitad de la Plaza Mayor. Está ahí es porque la plaza se acabó cuando él era el rey. #FelipeIII
Dentro hilo!!!
Fue el cuarto hijo varón de Felipe II. Como era un niño esmirriado y pachuchón, todo el mundo pensaba que iba a palmar pronto. Así que Felipe II se volcó en educar a su hija mayor, Isabel Clara Eugenia. #FelipeIII
Cuando todo estaba atado y bien atado para que Isabel Clara Eugenia fuera reina de España, a Felipe III le dio por no morirse. Total, que Felipe II trató de educarlo como rey. Pero era demasiado tarde. #FelipeIII
LA RUTA DE CARLOS V
Carlos V, viejuno, cansado y achacoso perdido, dimitió de rey y se fue a vivir como un monje al monasterio de Yuste, Cuacos de Yuste, en la comarca de la Vera, famosa por su pimentón. Llegó aquí el 5 de febrero de 1557, después de más de cinco meses de periplo
Pudo haber elegido los placeres de Italia, la riqueza de Flandes, los vergeles de la Alhambra o la melancolía de Valladolid, donde vivió con su difunta esposa Isabel. Pero prefirió este monasterio, discreto, escondido y callado, porque quería prepararse para bien morir.
Dicen que, al bajarse de la litera que le traía, el prior lo saludó diciendo: “Vuestra Paternidad”, y un fraile le corrigió: “Vuestra Majestad”. Carlos le corrigió a su vez: “He dejado de ser emperador. Me basta el nombre de Carlos”. Era un Austria, pero con campechanía.
El emperador Octavio Augusto le encargó a su colega Publio Casio, de los Casio de toda la vida, que le levantara una colonia por todo lo alto.
Quería que los “eméritos”, los legionarios jubilados que habían combatido con honor en Hispania, tuvieran un buen lugar donde retirarse. Era una especie de Benidorm, pero a lo bestia. Un corta-pega de la mismísima Roma, sin reparar en gastos. ¡Que no falte de nada!
Por estos eméritos y por el emperador, la nueva ciudad se llamó Emérita Augusta. Fue la nueva capital de la Lusitania, y Augusto quería que fuera el mejor testimonio de la grandeza del Imperio. Y, de paso, que los lusitanos vieran lo bueno que era acatar la forma de vida romana.
Caminante de la Historia. Hace unos diez mil años, algunas tribus se cansaron de ir de un lado para otro, dando bandazos. Dejaron las cuevas y se mudaron a las orillas de los ríos, donde, casi sin moverse, podían encontrar comida a tutiplén...
… La tierra les daba frutos; los ríos, peces y los bosques, caza. Así que se hicieron sedentarias, levantaron las primeras aldeas y, con el tiempo, desarrollaron la agricultura y la ganadería.
Luego inventaron la cerámica, que les permitía almacenar el grano, la leche de las cabras o el jugo de algunas plantas.