Edgar Barroso es un compositor mexicano, doctor por Harvard, reconocido por sus avances artísticos. Aquí pueden escuchar algo de su trabajo: soundcloud.com/edgar-barroso-…
Si le dan play a esa pieza, seguramente que harán la misma cara que yo cuando escuché algo de Schoenberg por primera vez.
Y es que no es chiste, entender la música culta (ola esdemamador así se llama, yo no hice las reglas) la verdad sí tienes que estar un poquito tocado de acá arriba.
Así que podemos empezar por decir que la música que escuchamos la podemos dividir en 3 grandes categorías:
- Ceremonial/folclórica
- Pop
- Artística
La música ceremonial es esa que escuchamos en... pues una ceremonia. Se compuso para una situación muy específica y no vas a escuchar a nadie cantando “EL ESTAAAADO DE MÉXICO ES UUUUUNA PREPOTENTE EXISTEEEENCIA MORAAAAL” por la calle.
Así como seguro tampoco vas a escuchar a alguien cantando casualmente Auld Lang Syne, o America the Beautiful, o Feliz Cumpleaños, o Cielito Lindo. Bueno, a menos que estén de mamadores en un balcón de Santa Fe.
Hay música que en su momento fue Pop y ahora es folclórica. Cielito Lindo es un buen ejemplo de ello.
Ejemplos más recientes de estas transiciones podrían ser We Are the Champions, o Imagine. Ya son canciones que te transportan a una situación muy específica.
La música pop, por otro lado, es la música que escuchamos a diario. La música popular.
Así es, tío El Rocker, Iron Maiden es una banda pop. Y no hay fe en la humanidad restaurada cuando una morrita toca una rola POP como Sweet Child o Mine.
Pop quiere decir que se volvió popular. No es necesariamente el género que los GenX relacionan a Michael Jackson, ni los millennials a Britney Spears, ni los GenZ a Billie Eilish.
Es... cualquier cosa que sea medianamente popular. Pop, pues.
Básicamente que si lo cantas en tu vida diaria, es pop pues. Así de fácil.
Por otro lado, la música de arte es aquella que busca innovar. En técnica, en virtuosismo, en estructura, en armonía, en ritmo, en expresión, en uso de instrumentos, en exploración artística. La música de arte generalmente es incomprendida y nos da hueva.
Quién querría escuchar a Brahms cuando Beethoven acaba de morir, por ejemplo. ¿Mahler? Pfft, lo chido era la ópera, cuando Wagner vivía.
¿¿Música con violines?? Amigo, lo de hoy es el rock n roll. ¿Haz escuchado a Elvis Presley?
¿Jazz? O sea, música de elevador. Mejor Bon Jovi
Y así nos vamos por épocas. Cuando la música de arte encuentra un equilibrio entre la innovación y lo escuchable, usualmente se vuelve pop. Por ejemplo, George Gershwin:
A veces la humanidad no se da cuenta de que la música pop es arte. Por ejemplo, Mozart. Wagner. Rachmaninoff. Thelonius Monk. John Coltrane. Black Sabbath. Queen. Michael Jackson.
¿Quién decide que la música pop se vuelve arte? Algún fulano que décadas después revisita su música y dice “VERGAVERGAVERGAVERGA WEY ESCUCHASTE ESO??”
Y después escuchamos registros históricos y decimos “wey, en efecto nunca habíamos escuchado eso. Qué pedo”.
Quizá décadas después, nuestros descendientes le darán a Cher o a Skrillex un lugar en la historia, y Koji Kondo sea parte de la literatura musical de una universidad. Quizá decidan que Max Martin y David Wise lo merecían más. Quizá se olviden de Hans Zimmer igual que de Poison.
Pero bueno, el chiste es que para apreciar la música de arte debes cerrar los ojos y escuchar la historia. Usualmente no hay letra que te guíe. Además, debes estar familiarizado con la literatura musical anterior.
Esa rola la conocí por una plática con un colega que la iba a interpretar. Me pidió ayuda con el análisis. Y pasó esta conversación
Y sí, en efecto así la describe el autor.
Me gusta esa pieza porque... pues la verdad no sé cómo alguien llegaría a una conclusión diferente. Está muy clara su intención.
La única otra conclusión sería “no me gustó”, que más bien quiere decir “quise bailarla o cantarla pero no pude y no sé escuchar música de arte”
Y ese es el pedo. Cuando nos dicen “escucha está pieza” y se están refiriendo a una pieza artística, entramos escuchándola como si fuera pop. Queriendo bailarla o cantarla.
Algunos logran ese equilibrio. Mozart, Tchaikovsky, por poner ejemplos. La mayoría no ni les importa.
Sé que a mí me valió una reverenda chingada quién podía o no bailar esta pieza cuando la compuse. Lo que me interesaba era explorar un castillo en ruinas, en la completa obscuridad, y descubrir un tesoro antiguo. soundcloud.com/wmccharles/int…
Conforme avanzaba en la composición me empezaba a imaginar que quizá alguna vez hubieron personas celebrando algo en ese castillo. Nobleza reuniéndose y teniendo un festín. Herederos cortejando mujeres. No sé. Iba a donde me imaginaba.
Pero cuando compuse esta, 100% dije “quiero que un fan de Foo Fighters como yo pueda corear esta rola y gritar en el riff”
Las 2 me gustan igual y las siento muy mías. Solo cambié el enfoque.
Bueno, el chiste es que respondiendo la duda de @adriancg, y para finalizar el hilo con unos cuantos tuids más, cuando escuchas música de arte te tienes que olvidar de todo lo que sabes acerca de música y simplemente escuchar.
Entiende la historia detrás de la pieza, y el contexto histórico y social del autor. Inclusive con Mozart, no es lo mismo el Requiem que Eine Kleine Nachtmusik. No es lo mismo la 9ª de Beethoven que Für Elise. No es lo mismo Crazy Little Thing Called Love que Show Must Go On.
Esto último es especialmente importante porque cuando quieres apreciar la música de arte del siglo XXI, tienes que entender que Beethoven murió en el siglo XIX. ¿Ya qué haces mejor que Beethoven? Lo intentaron Wagner, Brahms, Liszt, Mahler. Cada uno a su manera.
¿Cómo superas esto?
¿O esto?
Abriendo horizontes, no hay más. Wagner tuvo que relacionar imágenes con música.
Liszt tuvo que pactar con el diablo.
Mahler tuvo que mandar a la mierda la idea de que la música debía ser bella.
Stravinsky tuvo que mandar a la mierda el ritmo y de paso inventarse el progresivo.
¡Y wey, esto es 1913 (MIL NOVECIENTOS TRECE)! No 1950, 1960, ni mucho menos 1912. Mil. Novecientos. Trece. Ya pasaron 107 años desde entonces.
¿Dónde anda la música de arte hoy? Pues acá, con Thomas Ades
O acá con Hiromi
O Jacob Collier
O Raul Midon
Bueno, ya. Ese es el chiste. Romper barreras. Si le gusta a la gente o no, no es el problema y se pueden ir por allá a escuchar a Bad Bunny si eso les gusta.
Propinas en la copa, nos vemos a la próxima.
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La respuesta corta que probablemente no te va a gustar: porque es imposible ser un buen músico sin bases sólidas de teoría musical.
Pero la respuesta correcta es un poco más larga porque la teoría musical NO es lo que muchos creen: 🧵
Cuando hablamos de teoría musical, casi siempre pensamos en clases aburridas de lectura de partituras y do re mi fa sol.
Y en efecto, eso es teoría musical. Y en efecto es aburridísimo. Es la parte súper aburrida de la teoría musical.
Y así, hay muchos músicos muy buenos que dicen que ellos no saben teoría y que no es necesaria.
Pero están mal: sí saben teoría musical. Saben identificar un acorde de oído. Saben qué notas van a sonar bien sobre él. Saben qué ritmo las hace bailar. Aunque no lo sepan nombrar.
A propósito de este mensito, en la mañana estaba viendo un post de @Artesindormirte donde decía que un cñor en España pensaba que Carmina Burana era una cantante.
El post en cuestión es parte de una serie que tituló "España no es país para músicos".
Y me quedé pensando cuánto de eso heredamos de los españoles. México tampoco es país para músicos.
Con todo lo popular que es su Huapango, el villamilon no se acordó de su nombre.
Lo que dice Nahre Sol en este video es algo de lo que se habla muy poco pero ah, cómo ayuda cuando estás buscando mejorar tu velocidad.
Básicamente, si no lo puedes escuchar en tu mente, no lo puedes ejecutar.
Por muchos años no supe cómo poner eso en palabras. Yo sentía que “tenía que alentar mi percepción del tiempo y ver todo en cámara lenta” para poder tocar rápido.
En realidad lo que sucedía es que en mi mente escuchaba un “blur” de notas, en vez de escuchar cada nota con claridad. Mi cerebro no podía dar la orden correcta a mis dedos porque ni siquiera sabía bien qué notas debían sonar.
"No Se Habla de Bruno" llegó como aplanadora a quitar a Adele del número 1 en Billboard. Así es, no solo destronó a "Un Mundo Ideal" de Aladdin y a "Let It Go" como la canción con más éxito de Disney, también se llevó a Adele.
Para que una canción de chisme en una película infantil le haya prestado manos a Adele para pelársela estamos hablando de que algo gigantezco sucedió. Claro que Lin-Manuel Miranda tiene un chorro de experiencia y ya nos había cautivado en Moana. ¿PERO A ADELE?
En días anteriores platicamos a fondo de la fórmula Disney para hacer que conectes con el personaje a través del diálogo, el canto, y la danza. Si no lo han leído, háganlo. Es punto clave para entender a Bruno.
En esta parte de la serie de hilos voy a intentar demostrar que, en el universo animado de Disney, el impacto del musical está directamente relacionado con las ventas de juguetes. Esto por supuesto que va relacionado a Luisa Madrigal.
Ayer platiqué acerca de la fórmula Disney para que conectes con los personajes a través del diálogo, la canción, y la danza. Como Howard Ashman era un genio haciendo esto.
Ahora sí, amigos. Unos meses después del estreno de la película, y ya que es seguro hacer spoilers, tengo algo que decirles: Necesitamos hablar de Bruno.
Como algunos de ustedes saben, durante principios de año vivimos una locura con Encanto. Primero, Luisa Madrigal. Vendiendo más figuras y juguetes que cualquier otro personaje de la película.
En segundo lugar, "No Se Habla de Bruno" rompiendo madres en todas las charts, y logrando lo imposible: destronar a "Let it Go" (Libre Soy) de la película Frozen como la canción de Disney más reproducida en la historia.