JUAN JOSÉ DE AUSTRIA
Érase una vez un rey que se quedó pasmado viendo actuar a una actriz maravillosa. Se enamoraron y fueron felices, y juntos tuvieron un pequeño pasmadito, al que pusieron de nombre Juanjosé. #JuanjoDeAustria
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A Juanjo le rompieron el corazón cuando lo separaron de su madre para educarle como un príncipe. Destacó por su gracia, su inteligencia y su sonrisa profidén. Al rey le gustó aquel niño, lo reconoció como hijo suyo y lo puso de Gran Prior de la Orden de San Juan. #JuanjoDeAustria
Juanjo se montó su pisito de soltero en el castillo de Consuegra. Desde allí, se pasó media vida intentando merecer el amor de su padre. Ganó batallas, firmó tratados de paz, gobernó lugares imposibles... Pero solo fueron tiritas para su corazón partío. #JuanjoDeAustria
Su padre, Felipe IV, siempre parecía pedirle más y más, y nunca estaba satisfecho. Y, sobre todo, allí estaba la sombra siempre presente de la madrastra, Mariana de Austria, que no podía ver a Juanjo el bastardito ni en pintura. #JuanjoDeAustria
Entonces, llegaron las derrotas. Y se enfrió más todavía la relación con su padre. Mariana, la madrastra, metió el dedo en la llaga. Y el corazón derrotado de Juanjo estalló en mil pedazos, y se encerró en su castillo de Consuegra buscando reparación y consuelo. #JuanjoDeAustria
Cuando Juanjo se enteró de que el rey estaba muy malamente fue a despedirse. Pero su padre, no quiso recibirle. Estaba buscándose la vida eterna y no quería que su bastardo le recordara los deslices: “Que se vuelva a Consuegra. Esta no es hora sino de morir". #JuanjoDeAustria
Como Carlos II era un niño, Mariana, su madre, se puso de regente. Entonces, consultó su espejo mágico: “¿Quién es el más querido del reino?”. Y el espejo contestó: “Juanjo, el príncipe bastardo”. Mariana pidió entonces que le entregaran su corazón en una caja. #JuanjoDeAustria
Juanjo se escapó de las garras de la madrastra y, desde entonces, los dos se pasaron la vida ahí, tira y afloja, dando caña y recibiendo palos, erre que erre, la una contra el otro, el otro contra la una. #JuanjoDeAustria
Y así pasaron los años, hasta que, un buen día Carlos II, el rey hechizado, se hizo mayor y pudo sentarse en su trono. Y se acordó de Juanjo, su hermano, y lo mandó llamar. #JuanjoDeAustria
El corazón de Juanjo se hinchó de alegría. ¡Su hermano lo necesitaba! Y lo enseñó a leer, a escribir y a ser un buen rey. Incluso consiguió que, por primera vez, Carlos II el Hechizado se peinara: “Hasta los piojos no están seguros con don Juan”, dicen que dijo. #JuanjoDeAustria
Y, entonces, a los 50 años, a Juanjo le dio por morirse. Los médicos dijeron que fueron unas fiebres tifoideas. Pero aquella muerte fue tan repentina que apestaba a sospecha. A mano negra. A veneno. #JuanjoDeAustria
El pueblo señaló directamente a Mariana, su archienemiga, que perdió el trasero para volver a sentarse a la derecha de su hijo Carlitos II el Hechizado y volver a mangonearle. Mariana, por fin, se salió con la suya... #JuanjoDeAustria
Aunque le enterraron en El Escorial, con todos los honores que le correspondían, Carlos II ni siquiera acudió a velar su cadáver. Antes, le habían sacado el corazón para mandarlo a los pies de la Virgen del Pilar, donde descansa, todavía, en paz. #JuanjoDeAustria
Pues todo esto, y mucho más, te lo contamos en el programa espeical de la Calderona y Juanjo de Austria @OtraHistoriaTM en @ondamadrid
ESTO ES OTRA HISTORIA DE RAMÓN
Ramón Gómez de la Serna, o, sencillamente, Ramón, inventó las greguerías, la tertulia del café del Pombo y los reportajes radiofónicos. Casi ná…
A él le dedicamos el último programa de @OtraHistoriaTM, #OtraHistoriaTM#Ramón
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Ramón fue un madrileño que nació un 3 de julio de 1888 en la calle de las Rejas, 5, hoy calle Guillermo Rolland, 7, donde hay una placa que nos lo recuerda. #OtraHistoriaTM#Ramón
Cuando Ramón era joven, le dio carpetazo a la generación del 98. Estaba harto de tanta trascendencia y de tanto dolor de España. Y empezó a ponerle un poquito de humor a la literatura, que buena falta le hacía. #OtraHistoriaTM#Ramón
Felipe III, rey de España y Portugal, es el señor engolado montado a caballo en mitad de la Plaza Mayor. Está ahí es porque la plaza se acabó cuando él era el rey. #FelipeIII
Dentro hilo!!!
Fue el cuarto hijo varón de Felipe II. Como era un niño esmirriado y pachuchón, todo el mundo pensaba que iba a palmar pronto. Así que Felipe II se volcó en educar a su hija mayor, Isabel Clara Eugenia. #FelipeIII
Cuando todo estaba atado y bien atado para que Isabel Clara Eugenia fuera reina de España, a Felipe III le dio por no morirse. Total, que Felipe II trató de educarlo como rey. Pero era demasiado tarde. #FelipeIII
José I, Pepe Botella, el rey Plazuelas, Pepe I, fue uno de los mejores hijos de la Revolución Francesa y de la Ilustración. Culto, inteligente y muy leído; enemigo de la intolerancia, del fanatismo y de la superstición #PepeI
Lo que pasa es que es hermano de Napoleón. Y Napoleón está invadiendo España a cañonazos, anda controlando al pueblo a golpe de fusilamientos y es el enemigo al que hay que vencer en la guerra de la Independencia. #PepeI
Así que, si, en circunstancias normales, lo de reinar en España es un marrón, imagínate la que le cayó a Pepe I cuando los Borbones le vendieron el trono de España a Napoleón, y Napoleón se lo regaló a su hermano mayor. Era un regalo envenenado. #PepeI
LA RUTA DE CARLOS V
Carlos V, viejuno, cansado y achacoso perdido, dimitió de rey y se fue a vivir como un monje al monasterio de Yuste, Cuacos de Yuste, en la comarca de la Vera, famosa por su pimentón. Llegó aquí el 5 de febrero de 1557, después de más de cinco meses de periplo
Pudo haber elegido los placeres de Italia, la riqueza de Flandes, los vergeles de la Alhambra o la melancolía de Valladolid, donde vivió con su difunta esposa Isabel. Pero prefirió este monasterio, discreto, escondido y callado, porque quería prepararse para bien morir.
Dicen que, al bajarse de la litera que le traía, el prior lo saludó diciendo: “Vuestra Paternidad”, y un fraile le corrigió: “Vuestra Majestad”. Carlos le corrigió a su vez: “He dejado de ser emperador. Me basta el nombre de Carlos”. Era un Austria, pero con campechanía.
El emperador Octavio Augusto le encargó a su colega Publio Casio, de los Casio de toda la vida, que le levantara una colonia por todo lo alto.
Quería que los “eméritos”, los legionarios jubilados que habían combatido con honor en Hispania, tuvieran un buen lugar donde retirarse. Era una especie de Benidorm, pero a lo bestia. Un corta-pega de la mismísima Roma, sin reparar en gastos. ¡Que no falte de nada!
Por estos eméritos y por el emperador, la nueva ciudad se llamó Emérita Augusta. Fue la nueva capital de la Lusitania, y Augusto quería que fuera el mejor testimonio de la grandeza del Imperio. Y, de paso, que los lusitanos vieran lo bueno que era acatar la forma de vida romana.
Caminante de la Historia. Hace unos diez mil años, algunas tribus se cansaron de ir de un lado para otro, dando bandazos. Dejaron las cuevas y se mudaron a las orillas de los ríos, donde, casi sin moverse, podían encontrar comida a tutiplén...
… La tierra les daba frutos; los ríos, peces y los bosques, caza. Así que se hicieron sedentarias, levantaron las primeras aldeas y, con el tiempo, desarrollaron la agricultura y la ganadería.
Luego inventaron la cerámica, que les permitía almacenar el grano, la leche de las cabras o el jugo de algunas plantas.