Abro hilo sobre el 𝗰𝗮𝗿𝘁𝗲𝗹 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗛𝗲𝗹𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗙𝗿𝗶𝗴𝗼. 🧵🧵🧵🧵
No sobre el de ahora, que es más aburridos que el ajedrez por la radio, sino sobre el bueno, el único, el épico, el de 1986 con fondo rojo y amarillo, el del FRIGURÓN, el de la foto. 👇👇👇
Atención. Esto va a ser un más difícil todavía:
Voy a decirte cómo es tu vida según el helado que te compraban de pequeño.
¿Cómo te quedas?
Sólo hay un cartel de helados que me sirve: el del FRIGURÓN. Los demás son la historia de una decadencia, de un deshielo y un triunfo de la manteca, de un calentamiento global con pérdida de masa en los polos.
En el cartel del Frigurón estaba todo. Hielo y manteca en su justa medida. Sabor, colorante y grasa. Una subida en la escala social de abajo hacia arriba. Un juego de escaleras y serpientes imaginario desde el Salario Mínimo Interprofesional a la Moraleja.
Cuando seas mayor, comerás Cornetto (mejor dicho “Frigolines”). Ahora, hielo, hijo mío, hielo.
En lugares remotos como bares de pueblo, chiringuitos, restaurantes con ínfulas, ermitas y demás, se practicaba el impuesto revolucionario. La puta ley del rotulador. El dueño del negocio subía cinco o diez pesetas con su puño y letra el precio de cada uno de sus helados.
Ese dinero que pagamos de más financia ahora la droga y la prostitución. ¿Lo habías pensado?
Pero vamos con lo prometido. ¿Qué tipo de persona eres ahora según el helado que pedías? Hay un experimento que cuentan los gurús de la felicidad: niños a los que les daban una chocolatina en clase y el profesor se iba. Les decía que no comieran.
¿Qué paso? El que se la comió es ahora satán. El que no es funcionario de nivel A. ¿Dónde vas a comparar? Con esto pasa algo parecido. Agárrate.
Empezamos. Vas a ver tu vida y quizá tu destino como en un espejo. Puede que no sea agradable. No digas que no te avisé:
Si pedias el POPEYE: (¿quién le puso ese nombre? ¿A qué jugaba? ¿Era cubista? ¿Por qué el de naranja no es “el Olivia”?) Chupando con intensidad, se podía alcanzar el blanco mejor que con Ariel. Más blanco, no se puede. Sigo…
En fin, si pedías el POPEYE, ahora aplanas el cartón de leche para tirarlo a la bolsa de reciclar. Intentas que caigan en el vaso las últimas gotas, esas que cantan “no nos moverán” desde el fondo cuando lo agitas.
Sacas dos cucharadas más del yogur que habían dejado tus hijos y exprimes el tubo de pasta de dientes y rascas material para terminar de enladrillar la Sagrada Familia.
Si pedías el POPEYE estás pagando con tu trabajo la jubilación de muchos y el sueldo de otros. Eres un mito.
Si pedías el DRÁCULA, seguro que ahora trabajas en algo raro, se te ha muerto una o dos veces el perro en Facebook y te crees más joven de lo que eres. No pasa nada. Podrías haber palmado porque la sustancia blanca que llevaba era veneno de rata mezclado con leche. Enhorabuena.
Lo blanco goteaba más rápido que Flash con diarrea. Ahí estaba lo sospechoso.
Si pedías CAPITÁN COLA estás pensando que se llamaba Cola Jet. Es cierto, pero eso fue más tarde. Te acabas de delatar. Eres esa persona que dice mierdas como “me gustaban antes de ser famosos”, “se han vendido”, “ya no se lleva” y toda esa basura. El helado de las modernas.
¿Qué te voy a decir? Te vistes según sopla el viento. Te identificas con músicas minoritarias o pasadas de moda y crees que lo tuyo es lo mejor. Enhorabuena.
Si pedías el MINI MILK, ¡si pedías el MINI MILK tienes que ir rápido a ver al psiquiatra! Algo va a pasar y no va a ser bueno. En serio, ¿qué tipo de niño pide un palitroque helado con sabor a leche que se acaba a las cuatro chupadas? Quizá ahora seas celiaco por amor.
Si pedías el CHOCO estás muy mal. Un helado que se torcía en la primera chupada y que a la cuarta parecía el dedo de un Gorila señalando a América. Te compras Nocilla a escondidas y le echas sacarina al cortado mientras mojas el donut. Visita al terapeuta. Quizá estés a tiempo.
Si pedías la COPA BRASIL no existes. Punto. Helado de tía abuela solterona. Nadie lo ha visto nunca en un congelador de tapa transparente de un bar. No hay un futuro pensado para ti. Eres Michael Knight: no existes y estás en un mundo lleno de peligros.
CHOC BANA: Este helado era más invisible que Gargamel en la casa magnética. El chocolate, como siempre, tapando las vergüenzas de todo. Vas a charlas de inteligencia emocional.
Compras fruta en pakistaníes. Comes cúrcuma y jengibre a paladas. Crees que salvas el mundo por ir en bici. Te comías un helado de plátano con chocolate. Eres capaz de cualquier cosa. Eres una bomba química, un peligro para el mundo.
Por cierto, quítate la barquilla esa de la bici. Parece la mobilete que usa el tío Eufrasio el 𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦𝘤𝘰𝘫𝘰𝘯𝘦𝘴 para bajar al huerto.
Si vas a llevar a E.T. puedes dejarla.
BOMBÓN: helado anodino que ahora fabrica Hacendado. Engordó más que Depardieu en Navidad y se convirtió en el Magnum, un trozo de manteca forrado de chocolate y publicidad.
Tienes visión. Quizá quieras montar una Startup y digas gilipolleces como que quieres cumplir tu sueño y no el de otros. Quítatelo de la cabeza y haz la oposición a Correos que te dijo tu padre. De nada.
FRIGURÓN: nunca un trozo de hielo hizo tanto por la humanidad. La fiesta del color y del sabor. Te dejaba la boca más azul que un dipper en la lengua de pitufina. Dice que el sabor era piña. Azul piña de toda la vida.
Si pedías el FRIGURÓN, has tenido problemas con las drogas y el alcohol. Intentas dejar el tabaco, pero no puedes. Deja ya de vapear, que das más pena que Fernandisco. Los Secretos, Antonio Vega y demás mierda son un jardín del que no has salido nunca. Ánimo con la vida.
FRIGO PIE: fruto de un perturbado fetichista, este helado sabía a queso rancio y un poco a caramelo de violetas pegamuelas que te da una tía carnal de tu madre y que lo saca de un bote de cristal que parece el veneno de una peli de mosqueteros.
Si pedías el FRIGO PIE, te inflaste a comer Petit Suisse, creciste más de la cuenta y ahora vas por la calle con la boca abierta pensando en jugadas de baloncesto que nunca harás. Tus ídolos son Sibilio, Solozábal, Epi, Villacampa y Corbalán. Tu vida no tiene sentido.
FRIGO DEDO: se acerca el tacto rectal. Cuando mordías el dedo, te quedaba el Puño de Mazinger. Si golpeabas a alguien con eso, lo dejabas más seco que una mierda blanca de perro de esas que ya no se ven y que confundías con tizas en el pueblo.
El Titanic se chocó contra un FRIGODEDO y Di Caprio cabía en la tabla. El POPEYE era poco para ti. Tienes un MBA, utilizas palabras en inglés y tu perfil de Linkedin tiene más fantasmas que la casa de Tristanbaker.
Quieres más pasta. En las conversaciones hablas de carreteras y de chuletones. Pasas todo a millones de pesetas. Todavía.
SÚPER ALMENDRADO: es como decir súper mierda. Ese súper no queda bien ahí. El crocanti, palabra mágica, nos recuerda a gente que no usó la escobilla cuando debía. Eres Melancólico: sensible, creativo y con tendencia a la depresión. Una fiesta.
CHOC BAR: un helado sin palo con un envoltorio más triste que el disco de Enrique Ponce. Tienes un móvil con tapa. Vistes de un modo convencional y quizá lleves el peinado de la primera comunión. Tu trauma con aquel paso de ecuador te atormenta. Es hora de que lo cuentes.
COPA RICA Y VASITOS: un helado que nació para vivir en un bufet libre de un hotel de Benidorm. Fue quizá un adelantado a su tiempo. Actualmente, María Jesús y su Acordeón se echa este helado en el carajillo.
Si pedías este helado en tu infancia, estás muy mal. Quizá, haya dentro de ti un criminal, un profesor de Pilates pervertido o un coleccionista de miniaturas de la Guerra Mundial. Ve al psiquiatra.
FRIGO CORTE: precedente del concepto de Masibón. El nombre de corte le venía bien para el corte de digestión. Un pan sin sal. Salía del congelador más tieso que el chaleco de McFly.
Si pedías esto, ahora llevas camisa de manga corta hasta final de octubre, tienes muchos pelos en los brazos y te llamas Fernando. Si eres mujer, tienes un poto en el trabajo que invade toda la puta sala. Sigue regando.
CALIPPO: cosa seria, bro. El Calippo es la vida. Esas flemillas de limón concentrado que se quedan al fondo, quitar la tapa, la sensación de anestesia en la boca, qué os voy a contar. Si pedías un CALIPPO estás en paz contigo mismo y con el mundo.
TWISTER: la fiesta del lametón. Una orgía de matices y texturas. Lo rojo era más resistente que lo verde, como el mármol blanco de las catedrales que se desgasta antes que el negro. La lengua pasaba por los escalones como la de un perro por el aire desde la ventanilla del coche.
Ahora das la matraca a tus hijos con películas de los ochenta que los pobres aguantan estoicamente. Les has puesto Cortocircuito, El chip prodigioso, Cariño he encogido a los niños y Teen Wolf. Bienvenido al 2020.
SÚPER CHOC: un súper almendrado con ínfulas. Había dentro un trozo de chocolate. Si mordías con ansia te llevabas el palo. Mi hermano lo potó y en mi casa estuvo más proscrito que Robin Hood. Te estás buscando a ti mismo, pero no te gustará lo que vas a encontrar. Sigue buscando.
NEGRITO: Ahora se llama Negritón, pero la gente lo sigue llamando como antes. Una ene para calmarlos a todos. Podría ser peor. Podría haber un brazo de gitanito o un gitanón.
Si pedías el NEGRITO, ahora estás montado en el dólar, pero quieres que no se note. Lo más importante es que no hablen mal de ti. Te subes a la moda que toque y vas con ella a muerte. Ahora te toca odiar las casas de apuestas y no comer carne los lunes. Puedes hacerlo.
FRIGOLINES: cuatro helados de cucurucho que eran la cima del Himalaya. Reservado para padres y gente de buena cuna. Después, se convirtieron en Cornettos y se juntaron con la plebe. Creo que no lo probé nunca. Quitarle el papel debía ser como desnudar a Claudia Schiffer.
Si te compraban el FRIGOLÍN, te llamas Borja, Macarena o algo así. Estabas en lo alto de la pirámide. Tu padre te mandó a un internado para que espabilaras. Sufriste. Después, en Madrid, conociste a estos y a estas en la escuela de negocios tres cojones. Muy majos todos.
Seguramente, gastas más de lo que produces, pero tampoco es importante.
Aún refrescará.
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No sobre el de ahora, que es más triste que Álex Ubago, sino sobre el bueno, el único, el épico, el de los años 90, el llamado Surtido 800, el de la foto. 👇👇👇
El Surtido era una selección de 16 galletas. Como un equipo de fútbol. Luces y sombras. Partidas de póker hasta que se abriera el segundo piso. Había descartes. Era la puta guerra. Como dice @PiedrahitaLuis eran los bombones de los proletarios.
Si el Surtido 800 hubiera sido un equipo de fútbol, creo que habría peleado por plazas de Intertoto.
¿Cómo sería la convocatoria?
Ahora lo veremos.
He escrito este artículo para analizar algunas situaciones que hemos vivido y sobre las que deberíamos reflexionar.
Cito el artículo de Rafael Ordóñez @2itRordonez "Los muertos invisibles, censura en la pandemia", que todo el mundo debería conocer.
ZARAGOZA. La revisión de junio del BREDEP (Breve Diccionario de la Estafa Política) ha admitido como válidas las expresiones "dosis de generosidad" y "coyuntura actual".
Según indican fuentes de la propia institución, ambas fórmulas aportan valores de relativismo, indefinición, uso magistral del eufemismo y una notoria incultura y mala intención.
Dicen que para fichar por @GoogleES hay que pasar un proceso de selección largo y complejo con preguntas curiosas.
(Por qué motivo hemos mitificado Google y hemos minusvalorado a la 𝐐𝐮𝐢𝐭𝐞𝐫í𝐚 𝐌𝐚𝐫𝐭í𝐧 sería otro debate).
En una de estas pruebas de Google te hacen preguntas de este tipo:
¿Cuántas gasolineras hay en Iowa?
¿Cuántas pelotas de golf caben en un autobús de colegio?
Te dan un papel y un lápiz.
Es para ver cómo razonas.
Más información en el enlace: magnet.xataka.com/a-prueba/seria…
-Podría ser peor.
-¿Cómo?
-Podrías ser un forzudo al que le han puesto encima una plataforma con un mini velódromo de madera en el que da vueltas sin parar un tipo en bicicleta. Llevarías bigote y sonrisa.
-Es verdad.