Aquí las claves, a mi juicio, de la Exhortación Pastoral de la Conferencia Episcopal Venezolana, "Sobre la dramática situación social, económica, moral y política que vive nuestro país". Hilo.
"Tanto el oficialismo como la oposición no presentan un proyecto de país que logre reunir y convencer la voluntad
mayoritaria del pueblo venezolano de vivir en justicia, libertad y paz. Venezuela reclama a gritos un cambio de actitud en toda la dirigencia política".
"Los ciudadanos agobiados..., cansados de no encontrar respuesta a sus justos reclamos y... engañados por las reiteradas promesas o propuestas sin cumplimiento, ejercen hoy... de modo casi espontáneo y con una organización local, su derecho constitucional a la protesta pacífica".
"...reciben (los ciudadanos) como respuesta de las autoridades la censura informativa, la represión de los organismos policiales y militares y la persecución política por la vía judicial... El pueblo venezolano exige libertad para reclamar sus derechos
constitucionales".
"Los DDHH no pueden ser solo los de los políticos. La dignidad de las personas es ampliamente irrespetada en nuestro país y muchas de las situaciones que se sufren constituyen crímenes de Lesa Humanidad".
"El evento electoral convocado para el próximo 6 de diciembre, lejos de contribuir a la solución democrática de la situación política que hoy vivimos, tiende a agravarla".
"Es inmoral realizar elecciones cuando el pueblo sufre las consecuencias de la pandemia, carece de las condiciones mínimas para su subsistencia, y no existe transparencia en las reglas y mecanismos de verificación que deben regir un proceso electoral."
"La voluntad mayoritaria...es dilucidar su futuro político a través de la vía electoral. Esto implica una convocatoria a unas... elecciones... con condiciones de libertad e igualdad para todos los participantes, y con
acompañamiento y seguimiento de organismos internacionales..."
"Como recientemente señaló el comunicado de la Presidencia de la CEV, no basta la simple abstención para poner en evidencia la ilegitimidad del proceso y alcanzar el
cambio político tan deseado..."
"...Por tal motivo, las diversas organizaciones civiles, las
universidades, los gremios, las academias, los empresarios y los trabajadores, las comunidades de los pueblos originarios y los jóvenes deben hacer esfuerzos... para restablecer los derechos democráticos de la nación".
"...es necesario acompañar la protesta pacífica... que hoy se extiende en todo el país, establecer una ruta clara para la transformación política, democrática y civil, y superar personalismos que dañan la misión... de lograr una Venezuela donde vuelva a imperar la justicia..."
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En una conversación con el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa (recuerdo que fue en el hotel del Junko Country Club), me contó cómo Betancourt se impuso la tarea de difundir la idea de la democracia entre los venezolanos. Para ello, en concordancia con la época,
fundó un periódico, tal como había hecho Lenin en la Rusia de principios de siglo. Resolvió el problema de imprimirlo en condiciones semi clandestinas, de noche, con la ayuda voluntaria de los trabajadores de una imprenta cuyo dueño hacía la vista gorda.
Rómulo dirigía ese proceso de impresión personalmente. Antes, había distribuído la responsabilidad de escribir los artículos de cada sección, economía, política, educación, etc. entre la pléyade de personajes que le acompañaban en el proyecto, muchos de los cuales no cumplían
Como era previsible, la paralización del país, su economía, los servicios, el transporte, los insumos básicos para la sobrevivencia, la hiperinflación, el hambre; agravados todos por la pandemia y la indolencia de un gobierno que perdió toda conexión con la realidad, (sigue)
que es incapaz de resolver ni siquiera los problemas más pequeños, que no da la cara ante la población, que no disimula la grotesca corrupción de sus funcionarios, que sale repartiendo mortadela en los barrios, insultando la dignidad de los más vulnerables, que solo sabe reprimir
amenazar y humillar al ciudadano; como era previsible, repito, se está encendiendo la protesta del pueblo en todo el país, de los venezolanos más golpeados, en el interior, en los sectores más desposeídos y desprotegidos, en los barrios de las grandes ciudades y en los pequeños
Aquí le envío una foto del momento en el cual el Presidente Betancourt pone la "primera piedra" de la ciudad. Puede identificar, si mira con cuidado, a la izquierda de Betancourt, el Presidente del Congreso de la República, Dr. Raúl Leoni, guayanés de pura cepa. (sigue...)
Detrás de la mano que sostiene la cadena, en uniforme militar, el General Alfonzo Ravard, Presidente de la CVG (creo que para ese momento era Coronel), y a la izquierda de Betancourt, despues del otro militar de la foto, se ve la frente del Ing. Leopoldo Sucre Figarella, (sigue)
a la sazón, Gobernador del Estado Bolívar. Como puede inferir, todos son protagonistas de primera línea en la fundación de la ciudad, destacando, por supuesto, la preeminencia indiscutible de Rómulo Betancourt.
Hace 4 días, celebramos, no sin cierta frialdad debido a las circunstancias políticas y de salud pública, los 237 años del natalicio del Libertador Simón Bolívar. Como homenaje a su vida, hago este hilo con la valoración que de él hiciera su último gran biógrafo John Lynch,
profesor emérito de la Universidad de Londres y director de su Instituto de Historia de América Latina y uno de los hispanistas más prestigiosos de nuestro tiempo, en su biografía definitiva "Simón Bolívar".
Dice el Prof. Lynch: "Simón Bolívar... Fue un revolucionario que liberó seis países, un intelectual que debatió los principios de la liberación nacional, un general que libró una cruel guerra colonial".
Voy a copiar textualmente una interesante opinión de Henry Kissinger sobre la diferencia entre un analista político y un político propiamente dicho, muy útil para usuarios de esta red social. (Dedicado a @amilagrosparra) --- 👇🏼
Dice Kissinger: "Los intelectuales analizan las operaciones de los sistemas internacionales; los estadistas los construyen. Y hay una gran diferencia entre la perspectiva de un analista y la de un estadista.
El analista puede elegir el problema que desee estudiar, mientras que al estadista los problemas se le imponen. El analista puede dedicar todo el tiempo que juzgue necesario para llegar a una conclusión clara; para el estadista, el desafío abrumador es la presión del tiempo.