Ante el Madrid, el Shakhtar sumó en la 1ª parte 9 posesiones de más de medio minuto: 118 segundos, 33, 37, 58, 40, 63, 99, 38 y 70. Tres de ellas no fueron a más porque acabaron en gol o en mano a mano contra el portero. Esto es actitud y es juego.
Es la actitud la que predispone al juego y el juego, el tener una idea sobre la que ser intenso (conocimiento de la idea, concentración, convicción, ganas), el que predispone a la actitud.
Si no se tiene claro lo que hacer en el campo, se pueden perseguir sombras sin descanso, pero eso no será intensidad sino pundonor.
Un equipo con la actitud del Madrid ante Cádiz y Shakhtar es imposible que juegue bien, pero un equipo que tiene claro lo que quiere, que ha trabajado a muerte un plan en el que cree, es imposible que salga con esa actitud.
Lo que unos jugadores del Madrid entendían como presión y otros como defensa alta fue un esperpento que permitió al Shakhtar defender con balón hasta que el caos blanco acababa ofreciéndole un hombre libre.
El 0-3 representa, en 70 segundos de posesión rival, esa desidia individual en la nada colectiva.
Será difícil rescatar un partido de la carrera de Casemiro con esa apatía en el campo. La sensación en mitad de partido de que ha tirado la toalla viendo lo que le rodea es muy triste.
En ataque, nada nuevo. Zidane ha sido incapaz de crear un sistema más allá de la conservación de balón. En el último tercio, el Madrid es: la magia de Benzema. Ni diseño de movimientos, ni juntar jugadores que mezclen bien y crearles contexto. Cualquier repliegue es una montaña.
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Medios tácticos ofensivos de fútbol sala en los que se puede inspirar el fútbol para seguir evolucionando como deporte [Hilo].
Antes de nada decir que algunos elementos los vemos de vez en cuando en el fútbol de forma aislada, pero lo que allí es normalmente inspiración en el fútbol sala funciona como automatismo.
Hilo. Mi opinión sobre la situación actual del Real Madrid.
Tanto tiempo pidiendo a Florentino que se aleje de lo deportivo y entregue plenos poderes al entrenador y ahora que lo hace se pide su dimisión con más fuerza que nunca.
Y es que el pecado de Florentino no es estar dejando hacer a Zidane, sino haber encomendado el levantamiento de un nuevo equipo a un tipo sin experiencia alguna en este ámbito.