En el episodio anterior de #Epistemología101 habíamos dejado a Hempel a punto de pelearse contra el inductivismo estrecho.
Mientras esperamos resultados electorales, descubramos cómo sigue esta historia.
Para eso, tenemos que viajar a Viena... otra vez.
Es la década de 1840 y un médico llamado Semmelweis está tratando de desentrañar un misterio: la tasa de mortalidad por fiebre puerperal oscila alrededor de un 10% de las parturientas de la División 1ª del Hospital General, pero esto no ocurre en la División 2ª.
¿Qué diría un “inductivista estrecho” frente a esta situación? Que quien investiga debería limitarse a “observar datos” hasta determinar las causas de esta mortalidad. Pero, ¿es esto suficiente?
Evidentemente no, porque por mucho que los médicos observaran, lo único que veían era una secuencia (demasiado) repetida: llega mujer embarazada, mujer da a luz atendida por médicos, mujer contrae fiebre puerperal, mujer muere.
Para conocer qué factores podrían, efectivamente, ocasionar esta dinámica “observar” no alcanzaba. Era necesario intervenir, con experimentos, sobre la situación de las parturientas. Y el solo hacer esto ya significa que hemos roto con la propuesta del inductivista “estrecho”.
Mientras el inductivista diría: “se trata de obtener datos sin dejar que nuestras conjeturas previas nos influyan”, Hempel, apoyándose en la historia de Semmelweis, dirá que sin orientarnos con conjeturas no tenemos forma de 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘳 la clase de información que necesitamos.
Volvamos a Semmelweis: partiendo de lo único que conocía -mayor mortalidad en la División 1ª que en la 2ª-, no tiene más opción que conjeturar, “tantear”. Para formularlas, piensa: ¿qué tienen de 𝘥𝘪𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 las divisiones?
Una de las cosas que dice es: Ah, sí, el cura.
Un cura pasa por la sala de las parturientas, con un acólito que toca una campanita, cuando va a darle la extremaunción a los moribundos. Entonces Semmelweis 𝘤𝘰𝘯𝘫𝘦𝘵𝘶𝘳𝘢: tal vez la presencia del cura causa la mayor mortalidad.
Esto que Semmelweis va a tratar de poner a prueba lo llamamos una hipótesis. Ahora, ¿podemos poner a prueba 𝘥𝘪𝘳𝘦𝘤𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 la hipótesis “La causa de la mayor mortalidad por fiebre puerperal es el cura”? ¿Podemos “ir a ver” eso 𝘥𝘪𝘳𝘦𝘤𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦?
NO, NO PODEMOS. Ahora 𝘵𝘢𝘮𝘱𝘰𝘤𝘰 alcanza con decir “vamo’ y vemo’”. Hace falta un paso más. Si antes necesitábamos una hipótesis, ahora necesitamos lo que se llama una 𝘪𝘮𝘱𝘭𝘪𝘤𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰𝘳𝘢 o 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘦𝘤𝘶𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘰𝘣𝘴𝘦𝘳𝘷𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭.
La pregunta que hace el médico es: suponiendo que la causa de la mortalidad por fiebre puerperal sea la presencia debilitante del cura, ¿qué eventos 𝘥𝘪𝘳𝘦𝘤𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘰𝘣𝘴𝘦𝘳𝘷𝘢𝘣𝘭𝘦𝘴 deberían ocurrir en virtud de eso?
Pasando en limpio: una consecuencia observacional o implicación contrastadora es un enunciado, una oración, que describe fenómenos que 𝘰𝘤𝘶𝘳𝘳𝘪𝘳í𝘢𝘯 en caso de ser verdadera nuestra hipótesis.
Semmelweis piensa -y he aquí la implicación contrastadora de su hipótesis- que si logra que el cura se digne a visitar a los moribundos por otro camino, la mortalidad de las parturientas por fiebre puerperal disminuirá.
En un vocabulario más técnico, tendríamos:
Hipótesis 1 (H): La causa de que la División Primera del Hospital General de Viena tenga mayor mortalidad por fiebre puerperal que la Segunda es la presencia debilitante del cura que acude a dar los últimos sacramentos a los moribundos.
...y también:
Implicación contrastadora de la hipótesis 1 (I): Cuando el sacerdote haya dejado de pasar por la sala de las parturientas, la mortalidad por fiebre puerperal disminuirá.
Estos dos enunciados están conectados: decimos “si H entonces I”, o H → I, que equivale a decir que 𝘴𝘪 es verdadera la hipótesis, 𝘵𝘦𝘯𝘥𝘳á que ser verdadera la implicación I.
Recién ahora podemos ir a observar, porque I describe un evento que, de ocurrir, sería observable.
Ahora, ¿qué pasa 𝘴𝘪 𝘯𝘰 𝘦𝘴 verdadera la implicación I? Es decir, ¿qué pasa si logramos que el cura ya no pase por la sala de las parturientas, pero la mortalidad no baja?
Bueno, en ese caso, dado que no es verdadera la implicación contrastadora, tampoco podría ser verdadera la hipótesis.
Que es lo que le sucedió a Semmelweis con este intento.
Changos.
Esto lo expresamos con un razonamiento muy simple, que dice:
(Premisa 1) Si H entonces I
(P. 2) No I
Por lo tanto,
(Conclusión) No H
Entonces, ¿qué tenemos hasta ahora? ¿Sabemos qué causa la fiebre puerperal? No, con esta primera tentativa todavía no resolvimos esa cuestión. Pero al menos sabemos -cosa no menor- qué 𝑛𝑜 causa la fiebre puerperal. Nos hemos al menos librado de una hipótesis falsa.
Y, además, sabemos cómo seguir investigando cuál es la causa de la mortalidad: inventar hipótesis y determinar sus implicaciones contrastadoras (=qué es lo que tendría que pasar 𝑠𝑖 la hipótesis fuera verdadera). Lo cual, por cierto, representa un progreso frente al inductivismo
¿Y qué pasa si la implicación contrastadora resulta ser verdadera? ¿Significa esto que hemos verificado la hipótesis? No, tampoco en ese caso. ¿𝑃𝑜𝑟 𝑞𝑢é no? Lo veremos en un próximo episodio de #Epistemología101
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Dice en Mysterium cosmographicum: “A [la Tierra] la circunscribe un dodecaedro; la esfera que lo comprenda será la de Marte. La órbita de Marte está circunscrita por un tetraedro; la esfera que lo comprenda será la de Júpiter. La órbita de Júpiter está circunscrita por un cubo”.
El Mysterium, de 1596, sostenía que las distancias que separan a los planetas podían determinarse a partir de los sólidos regulares (es decir, los cuerpos compuestos por figuras geométricas regulares idénticas): el tetraedro, el cubo, el o octaedro, el dodecaedro y el icosaedro
Retomaba una idea presente en Pitágoras y en Platón: los planetas están separados por distancias definidas por fórmulas matemáticas simples. Estaban convencidos de que el universo tenía una estructura matemática, que existía algo así como un universo “armonioso”.
El 13 de marzo de 1847 Jakob Kolletschka, médico forense del Hospital General de Viena, muere después de haber recibido una herida de bisturí en un dedo por culpa de un estudiante con el que estaba haciendo una autopsia...
¿Saben quién trabajaba también en ese hospital? Nuestro viejo conocido Ignaz Semmelweis, el que había estado intentando resolver el enigma de la alta mortalidad por fiebre puerperal entre sus pacientes.
¿Y qué nota? Que Kolletschka había mostrado los mismos síntomas que previamente se habían visto en las parturientas afectadas de fiebre puerperal. Y entonces, Semmelweis conjetura...