Thread by @unsamoficial

¿Qué pasa -de verdad- en las escuelas argentinas? ¿Qué lugar ocupa la escuela y la educación en los sectores populares? ¿Cómo se relacionan los docentes con los alumnxs y sus familias? Responde Silvia Grinberg, especialista en educación de la Escuela de Humanidades. Abrimos hilo.

1- Parece obvio, pero en la opinión pública muchas veces no lo es: lxs estudiantes van a la escuela a aprender. En ese acto se encuentran con otros tonos de voz, olores, opiniones, recorridos y cuerpos. Ese reconocimiento de la otredad favorece la voluntad de aprendizaje.

2- Lxs docentes apuestan a su tarea esperando que tenga un efecto de vida positivo en sus estudiantes y en la sociedad. Es decir, la educación funciona como promesa de futuro. Muchas otras profesiones tienen algo de eso, sin embargo, la docencia la lleva en su ADN.

3- Pero la tarea docente es tan maravillosa como agobiante. La relación ética que se construye en el vínculo entre docentes y estudiantes es la potencia de la educación. Sobre esa responsabilidad también recae la sensación de que nunca nada es suficiente.

Directorxs y docentes se vuelven gestores cotidianos de precariedades. Insisten hasta el cansancio para conseguir que los bancos lleguen a la escuela, donaciones para pintar las paredes, o, sencillamente, para tener tizas para escribir en el pizarrón.

4- Sin esa gesta cotidiana la escuela no sería posible, sin embargo, debemos cuidarnos de romantizar esa tarea porque eso sería banalizarla. La vida de las aulas no debería depender de equipos docentes que se vuelven superhéroes o heroínas.

5- Lxs estudiantes valoren que les enseñen. En las redes hay información, pero hacen falta maestrxs que vuelvan a esos saberes, pensamiento, que devuelvan el conocimiento a su lugar. Enseñar no lo hace cualquiera, implica destrezas específicas.

6- La escuela es prioridad para los sectores populares. Las familias caminan como mínimo 15 cuadras para llevar a sus hijxs a la institución que creen que es buena para ellxs. Pensar que educación no es prioritaria o que “van solo a comer” es parte de la estigmatización más banal

7- Las escuelas de los asentamientos se construyeron como resultado de las luchas mancomunadas de familias, docentes y organizaciones barriales. No hay tal cosa como la ruptura del lazo familia-escuela, todos estos actores hacen a la comunidad educativa.

8- Tenemos la fantasía que todo tiempo pasado fue mejor, que las escuelas de antes eran mejores. Pero las de ahora son mucho más abiertas y democráticas que las de antes. Lxs estudiantes participan, si no entienden preguntan, ya no tienen miedo de equivocarse.

Son escuelas más diversas: hoy ya no podemos sostener aquel ideal de la nación que nacía al calor de la familia tipo, el varón blanco y europeo. En las escuelas de hoy mamá ya no amasa la masa.

9- Por lo menos hasta antes de la pandemia, más niñxs, jóvenes y adultxs se escolarizan. En los últimos decenios se masificó la primaria y luego el secundario. Lxs estudiantes pasan más tiempo en el sistema educativo, aunque haya interrupciones de las trayectorias escolares.

10- La escuela siempre está ahí. Es el lugar al que se puede volver. Nuestros proyectos de vida están atados a la educación. Los problemas que creamos como sociedad esperamos que la institución escolar y lxs jóvenes los resuelvan. Leé más en esta nota: bit.ly/334Bntp