Sé que hay buenos, responsables y cumplidores, pero en general qué tipos jodidos son los desarrolladores de software. No quiero trabajar más con desarrolladores.
Como siempre hay demanda, les importa un comino conservar al cliente o al empleador. Al otro día consiguen trabajo. Si trabajan remoto, se dan el lujo de no contestar mensajes ni llamadas. Si trabajan on site, están mandando CVs a su próximo empleador desde tu oficina.
Les parece lo más normal del mundo incumplir plazos de entrega. Siempre están por terminar, y ese "ya termino" puede durar semanas. Y uno está atrapado, sabe que mandarlo al impropio significa perder lo poco o mucho que ya hizo el tipo y empezar de nuevo con otro desconocido.
El 90% de las veces relevan mal el proyecto, hacen estimaciones ridículas y por más que uno aplique el factor de corrección (2 x unidad superior de magnitud, es decir si dice dos días uno corrige a cuatro semanas) tampoco cumple ese plazo.
Las pocas veces que me encontré con uno que me dijera "no, no puedo estimar así, tengo que estudiar bien el tema" me sorprendí. Casi nadie lo hace. Estiman a ojo. Pero lo peor es que nunca dicen, a mitad del proyecto "estimé mal, esto va a tardar más". No siempre "ya casi está".
La cantidad de amargura, stress, peleas con socios y clientes, noches sin dormir, ataques de ansiedad, enojo, pérdida de tiempo y de ganas de vivir que me han dado una multitud de desarrolladores a lo largo de mi vida califica como peladicidio doloso.
Ahora mismo estoy esperando que un malnacido picacódigo me entregue algo que me debe hace un mes. Mañana tengo conferencia con el cliente y si no tengo nada para mostrar se va a armar flor de quilombo. LOS DETESTO. QUISIERA NO VOLVER A TRABAJAR NUNCA MÁS CON UN DESARROLLADOR.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
Sobre la prestigiosa revista The Lancet:
En 1998 esa revista publicó un estudio del entonces Dr Andrew Jeremy Wakefield, que relacionaba la aparición de casos de autismo con la aplicación de la vacuna triple.
Ese fue el origen del movimiento antivacunas.
Gracias a ese artículo, y al activismo del chanta de Wakefield, la tasa de vacunación cayó notablemente en Estados Unidos y se registraron brotes de sarampión, enfermedad que casi estaba erradicada.
En 2004 una investigación de un periodista del Sunday Times descubrió que Wakefield tenía intereses económicos en el asunto, porque estaba tratando de patentar una vacuna propia.