Volviendo sobre esto: Rafa Santana armó un once sólido, que se fortalecía a partir de un ejercicio defensivo notable. La victoria sobre Colombia y el empate ante Chile, se fundamentaron en eso. Los volantes ofensivos, que en esencia eran Vera, Urdaneta y Hernández, replegaban
Dudamel, el arquero, ya tenía mucho rodaje en Colombia. Los centrales, Rey y Mc Intosh (ocasionalmente Rafael Mea Vitali) tenían marca y juego. Rey añadía los cambios de orientación que encontraban a Castellin o Morán por fuera. De contra, era un equipo con una pegada tremenda
Los laterales, Filosa y Vallenilla, aportaban salida y fueron muy disciplinados para seguir el plan de Santana. En eso, el DT era muy puntilloso. Íbamos a todos los entrenamientos, lo veíamos trabajar y corregir. Y si bien tuvo a Lino Alonso como aliado, ese equipo fue su obra
Añado algo más sobre los delanteros. Castellín era un delantero al que le encantaba arrancar por afuera y muchas veces terminar las jugadas por dentro. Lo bauticé "Huracán" por la potencia que tenía: arrastraba defensores a su paso y con espacios era imparable.
Castellin era impredecible: manejaba tan bien los dos perfiles, que el defensor no intuía por dónde le podía salir: era capaz de terminar las jugadas con pegadas al arco usando cualquiera de las dos piernas. Tenía carácter, no medía el tamaño del desafío. Un talento como pocos.
Morán era velocidad y sutileza. Un definidor pulcro, fino, inteligente. De los mejores delanteros venezolanos que vi conviviendo con la línea de los defensores. Manejaba muy bien la noción de tiempo y espacio para desmarcarse, tirar diagonales, moverse entre lateral y central
En definitiva, un equipo que dejó huella y que acabó siendo la semilla del boom vinotinto que nació un lustro después de aquella gesta. Sí, aunque no se clasificó a los Juegos de Atlanta, para el #FutVe tuvo la dimensión de proeza.
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Los ciclos se construyen con grandes victorias. Pero también, y sobre todo, con derrotas y tropiezos. La selección construyó su triunfo ante Chile hace un mes en Mérida: recuperar la confianza, volver a las fuentes y a partir de allí construir. Lo de hoy, histórico, funda
Peseiro tiene la virtud que más se le puede aplaudir a un entrenador: la capacidad de ser flexible. Fue criticado por no sostener su ideario y es lo contrario: no se empecinó en "la suya" sino que se adaptó al contexto. Su respuesta fue rápida, tanto como el cambio experimentado
El técnico encontró una base. La incorporación de Osorio la cimentó. Casseres Jr es un acierto suyo y el dibujo, maleable, le permitió ser más que Chile, minimizar sus fortalezas y exprimir al máximo cada una de sus virtudes. Mérito inmenso de un DT vilipendiado sin merecerlo
Venezuela cayó con justicia en un partido que jugó muchas otras veces. Sin ir muy atrás, contra la propia Brasil en la Copa América pasada. Hasta el gol de Firmino, hubo un plan que funcionó con eficacia. El tema es que este tipo de propuestas implica caminar sobre la cornisa
Mientras mantuvo el cero, con un equipo compacto que colocó hasta nueve hombres por detrás de la línea de la pelota, hubo méritos y competitividad: minimizó el potencial de su rival, al que no le sobraba ni creatividad ni profundidad. Pasó el primer tiempo con mínimos apuros
La vuelta a las fuentes implicó ejecutar un plan cuyas coordenadas este grupo conoce al dedillo: bloque bajo, presión sectorizada, bloqueo de líneas de pase, relevos y ayudas constantes. Todo un andamiaje que garantizara mantenerse en el partido aunque el arco rival quedase lejos
Lo que sigue no es una exposición basada en gustos personales: se trata solo de una descripción de hechos para darle contexto al presente de la selección y su estilo.
Terminado el ciclo de Richard Páez a finales de 2007, se produjo una ruptura estilística en la Vinotinto
Del juego de asociación que alumbró el "boom" en 2001, se pasó a una propuesta basada más en el "repliegue y contragolpe" como concepto predominante entre las eras Farías, Sanvicente y Dudamel. Con algún que otro matiz, esa fue la idea madre.
Hablamos de más de una década: 12 años de un modo de jugar que condicionó a casi dos generaciones. Incluyendo aquí a los tres seleccionados que clasificaron a copas del mundo en categorías menores.
Ni mejor ni peor. No hablamos, insisto, de gustos. La selección fue competitiva.