Desde hace unos meses, dos veces por semana salgo a correr con mis hijas de noche por la ciudad. Empezó como una forma de luchar contra el aburrimiento del confinamiento pero, con los días y las carreras, me he dado cuenta que el motivo era otro. Dentro hilo.
A veces, en la vida, es bueno pararse a pensar por quién hacemos las cosas. En quién estamos invirtiendo nuestro esfuerzo. Fíjense: si las cosas siguen como es de esperar, habrá un día que yo ya no esté, pero mis hijas sigan aquí, viviendo sus vidas.
Y ese día, de mí sólo quedará el recuerdo, y los valores. Como cuando cierran los ojos, y traen a su mente la imagen de alguien cercano, que esté vivo. Un hermano, un amigo. A que pueden? Ahora, prueben con alguien que haya muerto hace años. Pueden?
Recuerdan a los difuntos con la misma claridad que a los vivos? A mí me cuesta. Recuerdo momentos e historias agradables. Pero voy olvidando cómo eran sus caras y sus voces. Cuando uno piensa eso, no cuesta salir a correr dos veces por semana con sus hijas.
Llegará el día, esperemos que tarde, que yo me difumine y no recuerden mi cara o mi voz. Pero ese día, las conversaciones tenidas, los valores transmitidos, espero que sigan ahí. Es como regar una planta: si te vas, igualmente ahí crecerá un árbol, que tú ya no verás.
Pero no nos engañemos, eso que hago yo lo han hecho mil generaciones antes: padres y abuelos que han tratado de sembrar posos para que, al desaparecer ellos, su recuerdo y sus valores perdurasen.
Somos una especie optimista: cada generación aísla a la siguiente de lo malo que la rodea, y la prepara para un futuro mejor. Fíjense: yo NO les cuento a mis hijas el desastre de los 100.000 muertos por covid: me centro en decirles que ya queda poco para que acabe.
Supongo que mis padres hicieron algo parecido: no recuerdo que nos hablasen mucho de Franco, de ETA o del 23F. Y sus padres? Seguro que no estaban todo el día hablando de lo jodida que fue la Guerra Civil. Cada generación es el escudo de la siguiente.
Yo soy hijo de gente que vivió la dictadura. Nieto de gente que vivió la guerra. Esa gente las pasó canutas. Muchos murieron, otros vivieron represión o miseria. Pero lucharon lo mejor que supieron para darnos un futuro optimista. Una vida mejor. Creo que lo lograron.
En estos días de covid, cuando les coja la flojera, piensen en esas generaciones. Nosotros tenemos el virus. Vale, es una mierda. Pero nos toca tener el corazón fuerte y la mirada alta para proteger a la próxima generación. Darle esa vida mejor que merece.
De la misma forma que los de generaciones anteriores nos protegieron a nosotros. Y es triste: llevo un tiempo pensando en que se acercan días jodidos para muchos de nosotros. Hoy, hace un año, esos que eran nuestro escudo, empezaron a morir a miles.
Es como una cadena que se rompe. Pero, en el fondo, no es así. La cadena sigue, sólo que, ahora, el escudo somos nosotros. Heredamos una generación diezmada por el virus. Pero protegemos a la siguiente. Por eso, compartimos un deber colectivo, que es doble.
Por un lado, tenemos el deber de sobrevivir. Y no, no lo digo a la ligera: tenemos que cumplir nuestra parte para no pillar el virus. Aprender cómo funciona, cómo se contagia, escuchar a la ciencia, ser prudentes. La inmensa mayoría lo es. Pero, a veces, cuando uno…
… ve según qué estupideces, piensa: qué falta de respeto a los muertos. Y sé que suena anticuado: me importa un pito cómo suene. No han muerto 100.000 abuelos para que nosotros hagamos el imbécil, o ignoremos lo que hoy en día ya se sabe del virus.
No han muerto nuestros abuelos para que el 8 de Marzo montemos manifestaciones. Ni para que ricos monten bodas saltándose las normas. Ni para que niñatos queden en las plazas para hacer botellón. Ni para que digamos “no aguanto más, me voy de finde”.
Llevamos un año conviviendo con el virus. Sabemos perfectamente qué hace, cómo lo hace, y dónde. A estas alturas, el covid es como los fumadores. Recuerdan los 80? A la primera generación, les pilló el cáncer de pulmón por sorpresa, y murieron como chinches.
Pero, a partir de ahí, ya se sabía qué pasaba. Seguir fumando se volvió una imprudencia. Con el virus, pasa lo mismo: a día de hoy, no vale decir “es que no se sabía”: sí, sí se sabe: hacer una manifestación es peligroso. Y si eliminas restricciones el virus se expande.
Por tanto, dejemos de hacer estupideces. Pasemos de ser el país del “es que no se sabía” al país de “hemos aprendido la lección”, aunque sea tarde. Pero he dicho que teníamos dos deberes. El primero, cuidarnos y sobrevivir: la siguiente generación nos necesita.
El segundo, proteger y aislar a esa generación de todo esto. Creo sinceramente que vamos ganando. Creo que, como tantas otras veces, la ciencia nos sacará de esta. Ya nos está sacando. Vacunado el grupo de mayores, la mortalidad será muy inferior hacia el verano.
Como siempre, puedo equivocarme, y pueden llegar variantes nuevas. Pero con la información disponible, creo que hacia Semana Santa la cosa pintará mucho mejor. Y sigo pensando que, en la segunda mitad del año, podremos empezar a hacer pequeños viajes.
Pero ahora, entre Marzo y Abril, toca apretar los dientes y echarle paciencia. Toca crear distracciones, inventar planes y aventuras. El aguante que están demostrando los peques no tiene nombre. Señores, llevan un año básicamente viviendo en estado de alarma.
Yo llevo desde antes de la Purísima sin salir del casco urbano de Barcelona. Imaginen eso para un niño. Por eso, precisamente: inventen cosas nuevas. Fabriquen recuerdos. Les cuento un secreto de psicología?: el tiempo juega a su favor.
Con la edad, el cerebro va filtrando los malos recuerdos, y se queda con los buenos. Pregunten a una madre. Recuerda el dolor del parto? No, recuerda la alegría del momento. Es una especialización evolutiva: si no fuese así, nadie tendría más de un hijo.
Fíjense: con 10 años, los mismos que tiene hoy mi hija, me operaron de las amígdalas. Y, saben qué? No recuerdo nada malo: ni dolor, ni puntos, ni quirófano. Sólo recuerdo que tenía tele para mí en la habitación, y que me tiré dos semanas comiendo zumo de pera.
Recuerden: piensen en qué hacen, y por quién lo hacen. Primero: sean prudentes. Porque no podemos dejar a la generación siguiente sin su escudo protector. Hagan caso a la ciencia. Vamos ganando. Segundo: creen los recuerdos para de aquí unos años.
Por eso corro. Porque pasará el virus, y ellas lo olvidarán. Y se harán mayores. Y, un día, yo desapareceré. Pero recordarán que, cuando eran unas crías, iban a correr con su padre y les contaba cosas chulas. Entonces, todo esto habrá tenido sentido. Nos vemos en la calle.
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Encarcelemos políticos para que no intenten cambiar las cosas. Encarcelemos raperos para que no digan que hay que cambiar las cosas. Pronto tendremos policía del pensamiento: sólo pensar que el Rey es un chorizo, te irás a la cárcel. Hay que prohibir todo. Para que nada cambie
Que el tío es un anarco-revolucionario? Sí. Que eso es delito? Anda, no me jodas. A ver si decir cuatro verdades en un tono borde va a ser delito (sigo)
Léanse, va, lo que le está diciendo la UE a España sobre este tipo de condenas: publico.es/politica/injur…
Quiero cerrar mi serie de hilos sobre Catalunya, porque el tema agota, comentando los resultados de ayer. Son bastante lo que se veía venir, pero dejan novedades y reflexiones que merece la pena hacer. Cívicamente y desde el respeto, como siempre. Dentro hilo!
El independentismo sube poco a poco porque entran en edad de voto personas jóvenes, estadísticamente más indepes que los abueletes que van muriendo. Eso explica ese 2% arriba más o menos del bloque indepe. Seguirá pasando, creo, en futuras elecciones.
En la prensa se habla mucho de la división: que si ERC se pelea con Junts, o lo que sea. Siento romperles la ilusión: aquí la gente ve eso como males menores. Aquí se cuenta, por encima de todo, cabezas indepes vs. no indepes. Y, en ese sentido, el movimiento avanza.
Les he contado alguna vez mis aventuras por Egipto? No? Es un tema que me encanta, lleno de historias fascinantes, de las que les explico a veces. No me creen? Ese soy yo, hace unos años, en una expedición. Hoy, les voy a contar una leyenda egipcia. Fíense de mí. Dentro hilo!
Esta historia aparece en los muros de la tumba de Seti I, en el Valle de los Reyes. Estaba cerrada, pero mi hermano y yo, que somos gente de mundo, conseguimos que nos la abriesen. En una de sus paredes, esculpida, está la leyenda de Chi, Es y los escorpiones (la foto es mía)
Había una vez dos hermanos, Chi y Es, que vivían en casas cercanas. Un año, para poner a prueba su inteligencia, su padre les regaló a cada uno una caja llena de escorpiones, cuatro a cada hermano. Aquí pueden ver el inicio del cuento:
Bueno, pues toca ir a votar. Creo que hacer elecciones en este momento es imprudente por motivos médicos, pero al PSOE le convenía, es lo que hay. Les cuento un poco cómo veo yo la política catalana, desde hace un par de décadas más o menos. Dentro hilo!
Aquí en Catalunya hay “familias” de partidos. Fundamentalmente, cuatro. El primer tipo son los partidos clásicos catalanistas. Esto es, partidos locales de aquí, que no dependen de una sede en Madrid, y que miran únicamente por Catalunya: ERC, Junts, PDCAT, CUP.
Esto es como el PNV, o como el partido de Revilla en Cantabria: partidos cuyo ideario sólo es local, y no miran por el resto de España. Cubren todo el espectro, desde la extrema izquierda (CUP) a más conservadores (Junts). *Todos* estos partidos han derivado…
Si las palabras fuesen dinero, España sería el país más rico del mundo. Si las acciones fuesen dinero, seríamos los más pobres de la tierra. Hoy quiero hablarles del PP. De la Junta Electoral Central. Del virus. Y de Oriol Mitjà. Dentro hilo.
Empiezo con una historia personal: en mi empresa, las reuniones son cortas. Las odio. Para mí una reunión “larga” dura media hora. Y, si puede ser, diez minutos. Si hay algo concreto que decidir, se envía un documento por adelantado, así los asistentes saben de qué va.
Y, al acabar, se resumen las acciones que se van a llevar a cabo. Porque una decisión, si no lleva asociado un plan, no sirve para nada. Llámenme cuadriculado, pero es la única forma que he encontrado de ser ágil y conseguir que se hagan cosas útiles a lo largo de los años.
Vamos, que Pedro Sanchez está usando encuestas para "hinchar" a su candidato. Sinceramente, espero que Illa pierda. NO creo que sea un buen presidente. Le falta de todo... (sigo)
... y su gestión de la pandemia ha sido un desastre. Sé que el fracaso ha sido sistémico, pero a él, como Ministro de Sanidad, le ha faltado liderazgo, capacidad de gestión, rigor en su análisis, acierto en sus medidas y reconocer que no era la persona adecuada para el momento...
... y acabo: dado su rol en la gestión de esta crisis, creo que es malísimo que nos vendan una narrativa del "Illa buen gestor": es falso. Este señor tiene que irse a su casa. NO puedes estar al mando de sanidad, tener los números de España, y encima llevarte un premio...