Es una deidad mexica cuyo nombre significa “La que tiene una falda de jade” y a la que se le atribuía el dominio sobre las corrientes de agua, mares, ríos, lagos, lagunas y manantiales.
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Era considerada madre de la luna (Tecciztécatl), compañera de Tláloc, dios de la lluvia, y hermana mayor de los tlaloques, dioses que fungían como ayudantes de Tláloc.
Forma parte del grupo de diosas de la fertilidad y jugaba un papel importante en las ceremonias de nacimiento.
Se creía que podía causar tormentas y torbellinos provocando que personas y embarcaciones se hundieran. Era celebrada en la fiesta de los dioses de la lluvia principalmente por mercaderes del agua y por quienes hacían o poseían embarcaciones.
Se le representa portando joyas como orejeras, brazaletes y nariguera, disco de oro y collar de jade. Generalmente es representada de pie o sentada sobre una corriente de agua que surge de ella y que arrastra objetos y personas.
Se le asocia con la serpiente, pues era considerada patrona del día cohuatl (serpiente), animal relacionado con el agua en movimiento. De acuerdo con la mitología nahua, Chalchiuhtlicue presidió uno de los cinco soles o eras cosmogónicas.
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Se cumplen 500 años del asedio de los guerreros mexicas a los españoles conquistadores en su huida por la Calzada de Tacuba.
Esta batalla, conocida desde la visión de Cortés como “Noche triste”, fue la respuesta de los mexicas a la matanza preparada durante la fiesta de Tóxcatl.
Ese mismo día fue asesinado Moctezuma, tlatoani de México-Tenochtitlan y a quien Hernán Cortés mantenía como prisionero. Los españoles arrojaron a la orilla del agua los cadáveres de Moctezuma y de Itzcuauhtzin.
En el palacio de Axayácatl se encontraban los tesoros de los gobernantes mexicas. Los españoles tomaron “oro en barras, discos de oro, y oro en polvo y collares de chalchihuites con dijes de oro”, por lo que se apresuraron para abandonar por la noche México-Tenochtitlan.
Fabián Cháirez es un pintor chiapaneco cuya obra se inscribe en el neomexicanismo. Sus piezas se centran en retratar cuerpos y escenas que no encajan, difieren o desobedecen a los arquetipos de masculinidad.
Los personajes que protagonizan las pinturas de Cháirez desdibujan los límites entre masculinidad y feminidad y cuestionan las imposiciones sociales relacionadas con la diferencia sexual y el machismo.
A su vez, Cháirez recurre a figuras de la cultura popular que a lo largo de la historia han sido consideradas conformadoras de “lo mexicano” como una manera de cuestionar las formas en las que se genera identidad.
Desde la Secretaría de Cultura lamentamos profundamente el fallecimiento de #FranciscoToledo, quien no solo fue conocido por su talento y el toque irreverente y transgresor de sus obras sino también por ser un luchador social.
México ha perdido a uno de sus más grandes artistas.
Toledo nació en Juchitán, #Oaxaca, rodeado de escenas de un México que ya no es, en el que el zapoteco hablado se escuchaba en todas partes, los trajes y fiestas se visualizaban con esplendor y, según él mismo explica, los pueblos indígenas tenían cierta autonomía.
Ese fue el Juchitán de la infancia en el que Toledo creció y que lo alimentó de imágenes de seres que se mantendrían constantes en sus obras posteriores.