Los podríamos definir como grandes ídolos realizados en piedra pulimentada, con forma tronco-cónica, probablemente pintados con motivos en zig - zag, oculados, etc. Aunque también se baraja la teoría de que pudieran haber sido tallados.
Estos betilos normalmente eran colocados en la entrada de las sepulturas, justo en la zona conocida como vestíbulo, donde además se realizarían actividades de tipo ceremonial, como los banquetes u ofrendas funerarias.
Aunque según los dibujos de L. Siret, P. Flores y los Leisner, a parte de ser colocados en los vestíbulos previos a los corredores de las sepulturas, estos betilos también tenían su propio recinto junto a la tumba. Estos son los casos de Los Millares 16 y Los Millares 48.
La mayor parte se realizaban en piedra caliza o granito, pudiendo llegar a alcanzar los 35 cm de altura y entre los 6 y 16 cm de diámetro.
Es evidente que estos objetos se incluyen dentro de las representaciones de culto, vinculados sin duda a los fallecidos o incluso a un linaje familiar completo.
A día de hoy se están llevando a cabo varios estudios para tratar de conocer los motivos pintados o cualquier tipo de tratamiento que pudieran haber recibido los bitelos.
Esperamos con ganas poder darlos a conocer pronto.
📷 Fotografías de libre acceso online, MAN Arqueológico y Guía del Alumnado de Los Millares.
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Los objetos de adorno se consideran elementos frecuentes en el registro arqueológico pero ¿hasta donde alcanza su significado, más allá del concepto estético?
📷 Ajuar funerario de la sepultura 3 de la necrópolis del Solar, Riner #Lérida
Como identificador social, un adorno puede servir para remarcar las diferencias de edad, sexo y estatus dentro de un grupo humano. Además puede tener un valor profiláctico, religioso e incluso como medida de cambio, por lo que su valor va más allá de su primer concepto.
La presencia de los adornos se presenta además como muestra del desarrollo de la complejidad de nuestra mente y la conducta social (pensamiento simbólico, arte, religión, lenguaje...), que además contempla una edad de 75000 años para estos primeros objetos conocidos.