Junto con las ministras y ministros de Educación de todo el país llevamos adelante una nueva asamblea del Consejo Federal de Educación, donde presentamos una propuesta para administrar la presencialidad en aquellas áreas donde la situación epidemiológica se agudice.
Coincidimos en que las restricciones deben estar vinculadas a los ámbitos sociales no protocolarizados que se dan fuera de las escuelas. Además, acordamos que ante la necesidad de restringir la presencialidad deberá considerarse la menor unidad geográfica posible. 
Si tiene que haber una disminución de la presencialidad para reducir la circulación de personas, no debería implicar la suspensión absoluta de las clases en las aulas como primera medida. No podemos comenzar las restricciones cerrando las escuelas.
Hemos avanzado en el uso de la plataforma Cuidar Escuelas, para contar con los datos de manera constante y actualizada, sumando esa información a los análisis epidemiológicos que realiza el Ministerio de Salud de cada jurisdicción educativa y sanitaria de nuestro país.
Lo que permite que la escuela siga siendo un lugar de bajo riesgo son los protocolos estrictos que hemos aprobado federalmente. Confiamos en la fiscalización de cada una de las jurisdicciones y en los equipos directivos de cada escuela en el despliegue de las medidas de seguridad
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