La idea de acabar con una grave enfermedad por medio de una enfermedad más simple y artificial nos recuerda a la práctica cristiana, en la que se puede "comprar" la absolución con pequeñas penitencias. Igual que el Cristianismo, esta idea tiene sus orígenes en Oriente.
En 1714 llegó a Londres una noticia a través del médico Timoni, que decía que en Turquía se trasladaba el pus de los enfermos de la viruela a gente sana para protegerlos de una seria enfermedad de viruela. En 1718 la aristócrata Lady Wortley Montague probó este método con su hijo
Ella estaba a favor de este procedimiento llamado "inoculación" o "variolación", y gracias a su prestigio consiguió ganar la confianza de mucha gente. Con graves consecuencias, como veremos, pues muchos "inoculados" enfermaron gravemente y algunos murieron.
Las personas de contacto fueron contagiadas, por lo que en los años siguientes hubo en Londres un aumento de 25.000 casos mortales a causa de la viruela. En Weimar (Alemania), el famoso médico Hufeland provocó una epidemia de viruela de la misma forma...
... después de que implantara la variliolización en 1781. También Hamburgo y Berlín sufrieron grandes epidemias en 1794 y 1795, después de la implantación del procedimiento. Poco después fue prohibido en muchos países.
En Hessen, por ejemplo, un médico que practicar la inoculación tenía que pagar una multa de 50 reales.
Entonces llegó el médico inglés Edward Jenner (1749-1829), quien tuvo la idea de utilizar el pus de las vacas, en vez del pus de los humanos (más tarde mezcló los dos).
El hecho de que sus primeros experimentos fueran rotundos fracasos no consiguión alejarle de su "misión". En cierto modo es una ironía del destino que, desde un principio, la historia de las vacunas estuviese rodeada de trágicos daños.
La primera víctima fue el hijo de Jenner, que apenas contaba con 10 meses y con el que probó la mezcla en 1790. El desarrollo intelectual del niño quedó truncado y vivió como un retrasado mental hasta que la muerte acabó con su sufrimiento a los 21 años de edad.
En 1798 vacunó al niño de 5 años John Baker, que murió poco después. Además vacunó a una mujer embarazada de ocho meses. Esto provocó la muerte de su hijo, cuya piel se cubrió con llagas similares a las de la viruela.
Es curioso que después de tales experiencias Jenner no acabase con estos experimentos tan peligrosos y por qué siguió creyendo en una "vacuna de protección". Al parecer fue un caso de grave ceguera empresarial o fanatismo "cientontífico". Sólo empezó a dudar al final de su vida.
La historia de las vacunas es un buen ejemplo para demostrar cómo un método consigue fijarse durante casi 200 años, pese a los evidentes errores y desastres. Este enigma contiene bastante dinamita para los historiadores críticos.
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"Deberíamos pensar que ya es un escándalo suficiente cuando son vacunadas millones de personas sin ningún sentido, sólo para asegurar los beneficios de la mafia médica."
~ Juan Jürgenson, "Mentiras Lucrativas", 2002.
"Pero la cosa se hace aún más criminal, porque la mayoría de las vacunas están dispuestas para causar daños de todo tipo, desde leves indisposiciones hasta graves impedimentos e incluso la muerte de la persona vacunada."
~ Juan Jürgenson, "Mentiras Lucrativas", 2002.
"Sólo muy pocos médicos tienen el valor se hablar de ello, dado que tienen que contar con graves represalias."
Todas las enfermedades infecciosas (que no contagiosas) disminuyeron durante el siglo XX, gracias a la mejora de las condiciones sociales e higiénicas, incluso antes de haber empezado a vacunar.
Esta tendencia sólo se rompió, lógicamente, por las guerras y la miseria resultante
y POR LAS PROPIAS VACUNAS, ya que después de las campañas de vacunación aparecían la mayoría de las enfermedades de carácter grave y aumentaba la cifra de mortalidad, tanto en los países industriales como en los países en desarrollo.
La estadística muestra que en los países con vacunación obligatoria surgen muchas más epidemias que en los países sin ella; y que en los casos comprobables la epidemia siempre se importa de países vacunados.
La respuesta está clara. ¡No! Al contrario, los datos históricos prueban que la vacuna es en muchos casos la que puede provocar la aparición de la enfermedad.
A continuación mostraré algunos ejemplos.
Dado que la primera vacunación que se conoce fue contra la viruela, éstos son también los informes más antiguos sobre errores, que empezaron con Edward Jenner:
- A principios del siglo XIX aparecen continuamente casos de viruela en personas que ya estaban vacunadas.
- En 1828 hubo una epidemia en Marsella con 40.000 casos de viruela, de los cuales 3.000 estaban vacunados.
"No sé si, en realidad, he cometido un terrible error y he creado una monstruosidad."
~ Edward Jenner 🏴 (1749 - 1829), creador de la primera vacuna
El descubrimiento de la vacuna es el orgullo de la medicina moderna y se le atribuye el retroceso de un montón de enfermedades. Pero es porque tenemos gran cantidad de información falsa
En realidad las vacunas no sólo son ineficaces para la prevención de enfermedades, sino que en muchos casos, además, son peligrosas y en todas las partes del mundo han causado infinidad de sufrimientos, han hecho enfermar a personas y animales y han provocado demasiadas muertes.
El hecho de que las pruebas de "detección" (antes para el SIDA y ahora para el ínclito Covidio) que se utilizan no tiene nada que ver con los virus lo saben los investigadores de los CDC al menos desde 1988.
El creador de la prueba PCR y Premio Nobel Kary Mullis quiso saber las razones por las cuales se afirmaba continuamente el VIH provocaba el SIDA y le preguntó a Robert Gallo por el estudio científico que lo confirmaba.
Gallo le mandó al CDC, y el CDC a Gallo ("de oca a oca y tiro porque me toca").
Finalmente Mullis se dirigió enervado a Luc Montagnier. Éste le aconsejó que preguntar al CDC. En ese momento se dio cuenta de que el estudio que "confirmaba" que el VIH provocaba el SIDA NO EXISTÍA