En las montañas subtropicales del sureste de China, en la región de Fujian, se levantan unas curiosas casas-fortaleza, completamente cerradas al exterior, pero abiertas a un gran patio central, normalmente circular.
Son casas donde vive un pueblo entero.
Curiosamente, lo de que haya pueblos que viven dentro de un edificio no es TAN raro. La temporada pasada ya conocimos el caso de Whittier, el pueblo de Alaska donde todos viven en bloque de pisos.
Sin embargo, los tulous de Fujian se diferencian muchísimo del bloque de Whittier. Primero porque los tulous son 500 años más antiguos que lo de Alaska, y eso se nota en los materiales y los sistemas constructivos, entre otras cosas.
Y segundo, y más importante, porque los tulous son edificios que han renunciado a uno de los condicionante fundamentales de la arquitectura (y de la sociedad): LA JERARQUÍA.
En los tulous no hay una habitación mejor que otra ni una vivienda con mejores vistas que otra.
Desde que existe la civilización, la arquitectura se ha articulado mediante jerarquía.
El castillo del rey sobresalía por encima de la villa donde se enclavaba...
Y cuando no había una jerarquía en altura, cuando no sobresalía nada, existía una jerarquía en el plano.
Incluso en fortalezas tan planas como Palmanova, los edificios del centro eran jerárquicamente más importantes que los del exterior.
Cuando la jerarquía nobiliaria desapareció de la arquitectura, apareció (más bien se quedó) la jerarquía económica, cuyo exponente más claro es el rascacielos: cuanto más alta está tu casa, más cara es.
Los tulous de Fujian, en cambio, no se construyen para ninguna jerarquía económica y social porque todas las personas que viven dentro son iguales.
Tan iguales que, de hecho, un tulou suele estar habitado por miembros de un mismo clan.
Aunque no hay total acuerdo entre sus estudiosos, la mayoría de las crónicas sitúan los primeros tulou en el siglo XV, cuando la tribu hakka emigró a la provincia de Fujian.
Al llegar allí, y para protegerse de los bandidos, desarrollaron un sistema de arquitectura-fortaleza muy sencillo y muy eficaz: un gran muro completamente cerrado y casi ciego al exterior, solo horadado por la puerta y pequeños saeteras para flechas y arcabuces en plantas altas.
Al lado interior de ese gran muro, se abrían habitaciones y pasillos y cocinas. Y no había salón porque TODO era el salón. Porque nadie tenía su propia "casa".
El tulou era la casa de todos.
De hecho, las cocinas también se desarrollan de manera comunal a lo largo de unos de esos corredores circulares.
De hecho, la altura tampoco era generaba desigualdad.
Si había unas habitaciones en galerías altas y otras habitaciones en galerías bajas no era por una cuestión de jerarquía social sino de edad y/o movilidad.
Así, en las plantas altas dormían los jóvenes, que podían subir la escalera y defender el tulou por las escasas ventana exteriores, mientras que en las planta bajas dormían los ancianos.
En algunos casos se construyeron salones centrales para reuniones o ritos ceremoniales (bodas, funerales)...pero también eran comunales.
Incluso en algunos tulous verdaderamente monumentales donde vive más de un clan.
Y he cambiado el verbo a presente porque en algunos tulous aún se vive como se vivía antes, en grandes familias que comparten un único y colosal edificio.
De otros, en cambio, solo se conservan fragmentos.
Trozos de muro que alguna vez fue un tulou pero que ahora ha sido colonizado por un modo de vida convencional.
Pero los que más, por desgracia o por suerte, son un fenomenal reclamo turístico y, aunque aún viven algunos hakka allí, el edificio parece más un decorado que otra cosa.
Y cuando digo que parece un decorado, la cosa es casi literal, porque allí se rodó la versión de acción real de Mulán, la peli de Disney de 2020.
De una forma menos invasiva, los tulous también son escenario (y, en realidad, protagonista) de la preciosa peli de animación "Big Fish and Begonia".
Y sí, da un poco de pena que unas construcciones tan única sea un reclamo turístico en lugar de servir a la función social con la que se concibió.
A una conexión con el la vida y el territorio tan distinta a todas.
Pero, por otro lado, el turismo es lo que ha terminado salvando estas formidables obras patrimoniales.
Porque fue gracias a que se han conocido desde todos los lugares del mundo cuando se decidió formalmente conservarlas.
Y gracias a esa conservación, aunque sea para enseñarlos, los tulou de Fujian, los "edificios de la tierra" fueron declarados Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2008.
Y gracias a que ahora son famosos en todo el mundo, los tulous pueden seguir tranquilos, desperdigados por las ciudades y las montañas onduladas de Fujian como grandes ojos abiertos al cielo.
Y con estas cuatro fotos que resumen muy bien el episodio de hoy, vamos a despedirnos de los tulous, de Fujian, de Mulán, de la jerarquía arquitectónica y de #LaBrasaTorrijos de esta semana.
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(Es la hora de pasar la gorra!)
🎙️Y si os gustan las historias sobre arquitectura (y escuchar mi aterciopelada voz), acabamos de estrenar un podcast PRECIOSO que dirijo y presento y del cual estamos muy orgullosos.
Nos vemos en un nuevo capítulo el próximo jueves a la misma hora.
Si os habéis quedado con ganas de viajar a más territorios improbables, todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este hilo de hilos de hilos:
aimircg, ivsky, pixabay, Michael Yamasita, Jasper James, Turismo de España y muchas (las más bonitas) del gran Dan Gamboa Bohórquez (@DanGamboaB), que es un fotógrafo formidable y al que quiero agradecer que me las haya cedido.
#LaBrasaTorrijos se escribe en directo todos los jueves desde el soleado barrio de Villaverde.
(Fin del HILO 🇨🇳🏡🌆⭕️)
(Y en el episodio de la próxima semana vamos a conocer un edificio construido con una pista de pruebas de coches en la cubierta)
¡Las codas, señora! ¡Le traigo las codas, a su propio domicilio!
1. Como algunos han apuntado, los tulous *se parecen* a las corralas de vecinos españolas, como esta de Sevilla...
De hecho, el concepto de vivienda cerrada al exterior y abierta al interior es antiquísimo también en Occidente. Las villas romanas o las casas árabes funcionaban igual.
Sin embargo, hay una diferencia fundamental: las corralas eran una agrupación de viviendas independientes. Los tulou son una única casa de tamaño descomunal. Todos los espacios, (incluidos baños y cocinas), excepto los dormitorios, son compartidos por miembros de un mismo clan.
2. Como dije en el episodio, los tulous "turísticos" son los mejor conservados, pero hay muchos que han sucumbido al tiempo y apenas asoman como restos muy deteriorados.
Estas fotos de @diegg78 enseñan muy bien esos restos:
3. Como casi toda la arquitectura popular antigua, los tulous no se construyeron con piedra o madera (eso era para los poderosos) se construyeron con tapial; una especie de hormigón en masa de barro cocido al sol.
4. También han apuntado que los tulous sí tienen una jerarquía, la del sol, que incide de manera diferente en uno u otro lado.
Esa diferencia se minimizaba colocando la puerta y algunos de los espacios comunes a norte, de tal manera que la incidencia en el resto es similar.
En realidad, los tulous, aunque no respondan a una organización social jerarquizada, sí están diseñados con una POTENTÍSIMA jerarquía arquitectónica que ya hemos visto: Dentro-Fuera.
El tulou, al final, es un muro habitado, cerrado a una cara y abierto a otra.
y 5. La forma tradicional del tulou se ha empleado en algunos proyectos modernos de vivienda social, pero no son *verdaderos* tulous.
Son edificios compuestos de distintas viviendas independientes que, además, abren al lado exterior del edificio porque no se protegen de nada.
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Esa era la frase que corría por los vecinos de Granadilla a principios de los 60, cuando las aguas del nuevo embalse de Gabriel y Galán comenzaron a subir por la ladera hacia el promontorio donde se levantaba el pueblo.
En 1980, Patrimonio Artístico comunicó al arquitecto José María García de Paredes un encargo esencial para la historia de España.
Solo había una condición: debía mantenerlo en absoluto secreto, porque NADIE PODÍA SABER que el "Guernica" volvía al país.
Esta es la historia:
"Querido amigo, es nuestro deseo encargarte el proyecto y realización del montaje para su exposición del Guernica de Picasso en el Casón del Buen Retiro". Así rezaba la carta que Javier Tusell, Director General de Patrimonio Artístico, envío a García de Paredes. Y añadía:
"Solo el director del Museo del Prado y un corto número de colaboradores míos saben este propósito nuestro, que seas tú la persona para llevar a cabo este tema".
Tal y como había pedido el propio Picasso cuando colgó el cuadro en el MoMA, su obra maestra regresaría a España en el momento en que se instaurase la democracia. Habían pasado dos años desde el referendum de la Constitución y el gobierno consideró que ya había llegado el momento del regreso.
Pero la España de 1980 era aún un país muy convulso y en Patrimonio Artístico sabían que el Guernica no podía exponerse como si fuese cualquier otro cuadro porque, desde luego, no era otro cuadro cualquiera.
Por eso, el encargo era bastante específico: construir una urna que protegiera al Guernica de posibles ataques en su nueva localización del Casón del Buen Retiro. Una estructura que resguardase el cuadro pero que a la vez permitiera verlo sin reflejos ni distorsiones.
Y García de Paredes diseñó un objeto FORMIDABLE: un joyero levemente inclinado para evitar los reflejos pero cuyos vidrios podrían resistir hasta el lanzamiento de un granada.
Como esos vidrios pesaban un quintal la urna se sujetaba por una estructura de acero sobre dos peanas de hormigón (estructura calculada, por cierto, por una jovencísima Ángela García de Paredes).
Y sin embargo, pese al canto y al grosor que necesitaba, esa estructura apenas se aprecia y, cuando se ve, sirve para enmarcar un cuadro que se exponía desnudo.
Y allí, al fondo de una sala, suspendido, casi flotando bajo fresco del Toisón de Oro de Lucas Jordán, el Guernica se convirtió, otra vez, en historia de España.
Esta es solo una de las historias que contamos en el último episodio de "Cómo suena un edificio" el podcast del @museoico que me encargo de dirigir y presentar.
Se llama "La atmósfera y la matemática" y es quizá el mejor que hemos hecho.
El Hotel Belvedere, en Suiza, es uno de los edificios más fotogénicos del mundo.
En medio de una carretera alpina, parece de una peli de Wes Anderson y, sin embargo, está cerrado y abandonado por culpa del coche y del cambio climático.
Esta es la historia: en 1882, el empresario Josef Seiler construyó una pequeña posada en una horquilla de la recién abierta carretera del Furka Pass, en los Alpes Suizos.
La carretera era cada vez más transitada, así que Seiler amplió varias veces la posada hasta que, en 1907, se convirtió en un hotel con 90 habitaciones. Lo llamó "Hotel Belvedere".
En esa época, el hotel era básicamente un establecimiento de lujo donde paraba la alta sociedad, entre otras cosas, para acercarse al glaciar del Ródano, que estaba a apenas unos cientos de metros de la carretera.
Con la popularización del alpinismo, el Hotel Belvedere vivió sus momentos de mayor gloria, pero, sin embargo, su declive no tardó en llegar. Tras la 2ª Guerra Mundial, la modernización del coche privado, que permitía cruzar los Alpes en un solo día e incluso menos sin necesidad de hacer paradas para dormir, comenzó a hacer que el Belvedere perdiese atractivo.
Su aparición en "Goldfinger", la peli de James Bond del 64, insufló una cierta nueva vida en el Belvedere, pero no fue suficiente porque, para los años 70, el glaciar se había retirado más de un kilómetro de la carretera y las vistas desde el edificio eran mucho menos espectaculares.
En vista de la cada vez mayor ausencia de huéspedes, el hotel se cerró en 1980. En 1988 se restauró y volvió a abrirse y, a partir de 2010, encontró un cierto revival precisamente gracias a lo instagrameable que es su imagen.
Pero no parece haber sido suficiente. En 2015, el Belvedere volvió a cerrar y ahora solo es un resto abandonado de cuando la montaña era un lugar al que ir y no un decorado por el que pasar a toda velocidad.
Cuando el Chrysler Building coronó su estructura, ningún periodista estaba allí para contarlo. Todos sabían que había fracasado en la carrera por ser el edificio más alto del mundo.
No podemos recuperar las vidas que se han perdido en la DANA. Por eso, yo creo que ahora habría que concentrarse en evitar que la tragedia se repita.
Para ello, lo suyo sería actuar en tres ámbitos:
Urbanismo, ingeniería y narrativa.
¿Cómo lo hacemos?
🧵⤵️
(Disclaimer: posiblemente, lo que vais a leer ya lo hayáis leído en otros hilos u otros lado, pero igual es interesante recopilarlo de algún modo, que es lo que yo hago en este hilo).
URBANISMO.
Estos formidables mapas de @esme_mys nos enseñan las zonas inundables de la zona afectada (Horta Sud) superpuestos sobre el plano de los municipios desde 1956 hasta 2024.
Como se ve, en 1956, las áreas inundables eran esencialmente huertas.