En la costa chilena hay un lugar donde la gente no se cambia de casa. MUEVE LA CASA DE SITIO.
Y la mueve tirada por bueyes, por tractores y hasta por barcos.
Pero no es solo eso. Es la expresión del lazo de una comunidad.
En 1993, el cineasta colombiano Sergio Cabrera estrenó uno de los filmes más interesantes, más combativos y también más divertidos de la década: "La estrategia del caracol"
"La estrategia del caracol" es una dramedia que cuenta la historia de unos inquilinos que se rebelan contra su casero de una manera tan divertida como inverosimil: cambian de sitio el edificio donde viven y dejan apenas un trampantojo.
La peli de Cabrera fue un éxito, aunque su argumento fuese tan rocambolesco que parecía imposible.
Nadie cambia un edificio de sitio. Eso es una locura.
Salvo que sí. Los edificios que se mueven no es algo TAN raro. Sobre todo si hay dinero.
El año pasado ya conté la historia del edificio de once mil toneladas al que giraron 90 grados en USA.
Lo raro de "La estrategia del caracol" es que quienes movían su casa (como el caracol) eran gente muy humilde. Gente pobre, vamos.
Y eso si que es imposible.
O no.
En noviembre de 1997, el pueblo de Tey, en el archipiélago chileno de Chiloé, termino de construir su nueva iglesia.
Este edificio de madera.
Al lado quedaba la antigua capilla que se les había quedado pequeña.
Este otro edificio también de madera.
En cambio, en el cercano pueblo de Astillero no tenían ninguna iglesia.
Así que Astillero le pidió a Tey que, ya que tenían una iglesia nueva, les regalasen la antigua.
Y, sencillamente, lo hicieron. Tomaron la vieja capilla y la movieron SIETE KILÓMETROS.
Como un Fitzcarraldo triunfante, todos los vecinos de Tey y todos los de Astilleros apuntalaron la iglesia, ajustaron su base sobre troncos, la amarraron a tractores y la llevaron de un pueblo a otro por las lomas y los caminos embarrados de Chiloé.
Pero lo que hicieron entre Tey y Astillero no fue una anécdota ni algo completamente excepcional. LO que hicieron fue una demostración ancestral de lazo comunitario.
Una minga.
El término "minga" viene del quechua mink'a o minca y significa algo así como "pedir ayuda a cambio de algo".
Sin embargo, en ese margen oeste de Sudamérica, minga se asocia a pedir ayuda a TODO el mundo a cambio de algo.
Así, técnicamente, la minga se puede hacer para cualquier proceso que requiera ayuda de mucha gente: una cosecha, una siembra, una matanza...
En Chiloé se hacen las mingas para esas cosas pero, sobre todo, se hacen para cuando un vecino quiere cambiarse de casa.
Los chilotas suelen vivir en casas de madera y chapa de construcción muy rápida y sujetas sobre pilotes, habitualmente sin cimentación.
A veces, son palafitos sobre el agua.
Otras veces, el palafito no está sobre el agua y los pilotes solo separan la casa de la loma.
Por eso, como las casas no están "atadas" al terreno, cuando un vecino de Chiloé quiere cambiarse de sitio, toma su casa y la mueve.
Y como no puede moverla solo, pide ayuda a toda la comunidad. Pide una minga.
Se reúne todo el pueblo, afianzan la casa por dentro con diagonales para minimizar los desperfectos, levantan TODA la casa, le colocan unos troncos debajo, los amarran con bueyes o tractores y TIRAN.
Eso. Nada más que eso. Y definitivamente, nada MENOS que eso.
Y la casa viaja por los caminos y las lomas pero, a veces, los chilotas, que son de naturaleza nómada, quieren cambiarse DE ISLA.
Entonces no vale con los troncos, los bueyes y los tractores.
Entonces hay que montar la casa en una balsa. Y lo hacen.
Y enganchan la casa-balsa a un remolcador y la llevan de una costa a la otra atravesando ese trocito del Pacífico Sur.
Y cuando llegan a la otra costa, los vecinos las reciben, las vuelven a atar a bueyes y las sacan hasta la orilla.
Todos los vecinos. Toda la minga.
Y, al final, cuando la casa vuelve a tomar contacto con la tierra en su nuevo destino, la minga se convierte en una fiesta. Todos beben y comen asado y bailan.
Porque quien pide la minga no paga nunca en dinero; ofrece un asado y bebida.
El pago por ayudarte a mover tu casa es una fiesta.
Porque la minga no es una manera de mover una casa, aunque las mingas de tiradura de casa sean las más famosas.
La minga es, en realidad, la única manera de que un grupo de personas pobres hagan algo reservado a los ricos.
La única manera de que un grupo de personas pobres hagan lo increíble y casi lo imposible: hacer realidad la estrategia del caracol.
Y con estas cuatro fotos que resumen muy bien el episodio de hoy, vamos a despedirnos de las casas sobre troncos, de los bueyes, de los barcos, de los tractores, de Chiloé y #LaBrasaTorrijos de esta semana.
Si os ha gustado, hacedme RTs, FAVs, follows o subidme en un buey!
Si os gustan las historias sobre lugares como este y queréis leerlas contadas como nunca las he contado, "Territorios Improbables" es el libro de #LaBrasaTorrijos y YA ESTÁ EN PREVENTA.
O también podéis hacer una aportación puntual en este enlace TAN fácil: paypal.me/pedrotorrijos
(Es la hora de pasar la gorra!)
Nos vemos en un nuevo capítulo el próximo jueves a la misma hora.
Si os habéis quedado con ganas de viajar a más territorios improbables, todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este hilo de hilos de hilos:
Caracol Televisión, Sur Imagen/Canal13/Discovery Channel, Cristian Carrere, Corbis/Getty, AsTV, José Ferri, Diego Carvajal, voyageaddict y Biblioteca Nacional de Chile.
#LaBrasaTorrijos se escribe en directo todos los jueves desde el soleado barrio de Villaverde.
(Fin del HILO 🏡🌊🐂🚜🏃♂️🏃♂️🏃♂️)
(Y en el episodio de la próxima semana vamos a conocer 2000 km2 de tierra que no pertenecen a ningún país porque ningún país los quiere).
Las codas, señora. Le traigo las codas.
1. El gentilicio masculino de Chiloé es "chilotes" y no "chilotas", como he escrito yo.
2. Como me han aclarado varios chilotes, en la fiesta final de la minga, a veces se come asado, pero es más habitual comer curanto, un guiso de marisco, patatas, carne y embutido que se cocina en un hoyo con piedras calientes.
3. Las casas que se trasladan por mar, a veces se montan en balsa, la mayoría de las veces se sujetan a boyas de floración y, algunas veces, se meten directamente en el agua y se confía en la flotabilidad de la madera.
Y voy a terminar con un agradecimiento.
Me sigue alucinando ver lo lejos que llega la comunidad que hemos hecho aquí en Twitter. Esta semana ha habido un montón de chilenas y chilenos que han aportado conocimiento y datos y aclaraciones y cariño al hilo.
Sois los mejores.
Ah. Y unas cuantas de las iglesias de Chiloé son Patrimonio de la Humanidad.
Esa era la frase que corría por los vecinos de Granadilla a principios de los 60, cuando las aguas del nuevo embalse de Gabriel y Galán comenzaron a subir por la ladera hacia el promontorio donde se levantaba el pueblo.
En 1980, Patrimonio Artístico comunicó al arquitecto José María García de Paredes un encargo esencial para la historia de España.
Solo había una condición: debía mantenerlo en absoluto secreto, porque NADIE PODÍA SABER que el "Guernica" volvía al país.
Esta es la historia:
"Querido amigo, es nuestro deseo encargarte el proyecto y realización del montaje para su exposición del Guernica de Picasso en el Casón del Buen Retiro". Así rezaba la carta que Javier Tusell, Director General de Patrimonio Artístico, envío a García de Paredes. Y añadía:
"Solo el director del Museo del Prado y un corto número de colaboradores míos saben este propósito nuestro, que seas tú la persona para llevar a cabo este tema".
Tal y como había pedido el propio Picasso cuando colgó el cuadro en el MoMA, su obra maestra regresaría a España en el momento en que se instaurase la democracia. Habían pasado dos años desde el referendum de la Constitución y el gobierno consideró que ya había llegado el momento del regreso.
Pero la España de 1980 era aún un país muy convulso y en Patrimonio Artístico sabían que el Guernica no podía exponerse como si fuese cualquier otro cuadro porque, desde luego, no era otro cuadro cualquiera.
Por eso, el encargo era bastante específico: construir una urna que protegiera al Guernica de posibles ataques en su nueva localización del Casón del Buen Retiro. Una estructura que resguardase el cuadro pero que a la vez permitiera verlo sin reflejos ni distorsiones.
Y García de Paredes diseñó un objeto FORMIDABLE: un joyero levemente inclinado para evitar los reflejos pero cuyos vidrios podrían resistir hasta el lanzamiento de un granada.
Como esos vidrios pesaban un quintal la urna se sujetaba por una estructura de acero sobre dos peanas de hormigón (estructura calculada, por cierto, por una jovencísima Ángela García de Paredes).
Y sin embargo, pese al canto y al grosor que necesitaba, esa estructura apenas se aprecia y, cuando se ve, sirve para enmarcar un cuadro que se exponía desnudo.
Y allí, al fondo de una sala, suspendido, casi flotando bajo fresco del Toisón de Oro de Lucas Jordán, el Guernica se convirtió, otra vez, en historia de España.
Esta es solo una de las historias que contamos en el último episodio de "Cómo suena un edificio" el podcast del @museoico que me encargo de dirigir y presentar.
Se llama "La atmósfera y la matemática" y es quizá el mejor que hemos hecho.
El Hotel Belvedere, en Suiza, es uno de los edificios más fotogénicos del mundo.
En medio de una carretera alpina, parece de una peli de Wes Anderson y, sin embargo, está cerrado y abandonado por culpa del coche y del cambio climático.
Esta es la historia: en 1882, el empresario Josef Seiler construyó una pequeña posada en una horquilla de la recién abierta carretera del Furka Pass, en los Alpes Suizos.
La carretera era cada vez más transitada, así que Seiler amplió varias veces la posada hasta que, en 1907, se convirtió en un hotel con 90 habitaciones. Lo llamó "Hotel Belvedere".
En esa época, el hotel era básicamente un establecimiento de lujo donde paraba la alta sociedad, entre otras cosas, para acercarse al glaciar del Ródano, que estaba a apenas unos cientos de metros de la carretera.
Con la popularización del alpinismo, el Hotel Belvedere vivió sus momentos de mayor gloria, pero, sin embargo, su declive no tardó en llegar. Tras la 2ª Guerra Mundial, la modernización del coche privado, que permitía cruzar los Alpes en un solo día e incluso menos sin necesidad de hacer paradas para dormir, comenzó a hacer que el Belvedere perdiese atractivo.
Su aparición en "Goldfinger", la peli de James Bond del 64, insufló una cierta nueva vida en el Belvedere, pero no fue suficiente porque, para los años 70, el glaciar se había retirado más de un kilómetro de la carretera y las vistas desde el edificio eran mucho menos espectaculares.
En vista de la cada vez mayor ausencia de huéspedes, el hotel se cerró en 1980. En 1988 se restauró y volvió a abrirse y, a partir de 2010, encontró un cierto revival precisamente gracias a lo instagrameable que es su imagen.
Pero no parece haber sido suficiente. En 2015, el Belvedere volvió a cerrar y ahora solo es un resto abandonado de cuando la montaña era un lugar al que ir y no un decorado por el que pasar a toda velocidad.
Cuando el Chrysler Building coronó su estructura, ningún periodista estaba allí para contarlo. Todos sabían que había fracasado en la carrera por ser el edificio más alto del mundo.
No podemos recuperar las vidas que se han perdido en la DANA. Por eso, yo creo que ahora habría que concentrarse en evitar que la tragedia se repita.
Para ello, lo suyo sería actuar en tres ámbitos:
Urbanismo, ingeniería y narrativa.
¿Cómo lo hacemos?
🧵⤵️
(Disclaimer: posiblemente, lo que vais a leer ya lo hayáis leído en otros hilos u otros lado, pero igual es interesante recopilarlo de algún modo, que es lo que yo hago en este hilo).
URBANISMO.
Estos formidables mapas de @esme_mys nos enseñan las zonas inundables de la zona afectada (Horta Sud) superpuestos sobre el plano de los municipios desde 1956 hasta 2024.
Como se ve, en 1956, las áreas inundables eran esencialmente huertas.