Dar con un Océano Azul es algo que cualquier empresa desea, pero pocas consiguen. Poder descubrir dos en tan solo una década es toda una hazaña y una pyme argentina lo logró. Está es la historia del laboratorio Bedson, de las familias Colusi y Romano #HiloDeDomingo [Abro hilo]
Bedson es un laboratorio veterinario que tiene su core business orientado a la industria avícola. ¿Uno de sus mayores atributos? Desde su planta en la Argentina exporta el 90% de su producción a casi 40 mercados alrededor del mundo 
Pero antes que nada, qué es un Océano Azul (?) al igual que en los océanos, en el plano empresarial hay espacios “ocultos” donde las compañías que los descubran pueden encontrar una oportunidad para el crecimiento rentable y repleto de ventaja
Esa estrategia quedó plasmada en una obra creada por dos profesores de la escuela de negocios europea @INSEAD , W. Chan Kim y Renée Mauborgne, en 2005 y la llamaron Océano Azul
En la década del ‘70 los doctores Arnaldo Colusi y Omar Romano Sforza dieron con su primer Océano Azul cuando descubrimiento una vacuna que vino a combatir a la tifosis aviar en la Argentina una enfermedad que literalmente diezmaba las granjas
Ese descubrimiento no impidió que una década más tarde, un nuevo hallazgo se transforme en la plataforma exportadora de la compañía #Bedson
Así fue como Bedson descontinuó la producción de biológicos y se inclinó por los fármacos, introduciendo la fosfomicina, hasta entonces un antibiótico solo de uso humano, en el canal veterinario
Hoy, Bedson no solo tiene planta propia y más de 90 colaboradores sino también oficinas en España, México, República Dominicana, Guatemala, Líbano y Malasia para colocar el grueso de sus ventas en el exterior
Todo empezó con una investigación del Dr. Colusi cuando estaba capacitándose en Francia. Al volver a la Argentina se asocia con Romano Sforza para darle viabilidad comercial a su primer descubrimiento: la vacuna COLVAC 9R
La solución que desarrolló Bedson tuvo una rápida aceptación y gran demanda que inicialmente se abasteció desde un laboratorio tercerizado en la localidad de Olivos, llamado Ewing Clinical, donde Alicia Romero, actual presidente de Bedson, era empleada
Si el Dr. Colusi veía la vida a través del microscopio, Romano Sforza siempre tuvo una veta más estratégica y comercial. La alianza era ideal
Empresas de familia como De Grazia y Rasic y multinacionales de la talla de Cargill se encontraban entre los primeros clientes de Bedson, pero pronto empezaron a surgir competidores a partir del desarrollo de copia
La firma ya había levantado su propia planta en una ex watt para camioneros cuando La Lonja era aún un gran descampado. La competencia y los vaivenes de la economía local los motivó a buscar oportunidad fronteras afuera
La región no estaba pasando tiempos sencillos. Sendero Luminoso en Perú y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) eran amenazas reales ante cada escala que los emprendedores emprendian en busca de nuevos clientes
En pos de ganar esos mercados, Bedson descontinuó la producción de la vacuna contra la tifosis aviar y mutó a una empresa de fármacos con otro gran hallazgo: la fosfomicina para uso veterinario, un antibiótico
La empresa aún era pequeña, no eran más de 15 colaboradores y sus ventas apenas arañaban el primer millón cuando iba caminando a consolidar su presencia en el exterior #Numeritos
Ya para los 2000, Bedson exportaba el 85% de sus ventas y gracias a la colaboración del estadounidense John Rathbone, amigos de los fundadores y con amplia trayectoria en el sector pharma, consiguen nuevos clientes en Centroamérica, Sudáfrica y el Sudeste asiático
En 2006 una fatalidad generó un cimbronazo en los cimientos de Bedson. El Dr. Colusi planeaba visitar a su mayor proveedor de materias primas en China. Esa noche comió con su esposa, Alicia y dos de sus hijos
Todo marchaba bien, pero en la madrugada se descompuso y el Dr. Colusi falleció a las pocas horas. Alicia se tomó solo 15 días y volvió a la empresa para ocupar su lugar
El viaje a China tuvo que esperar un año, pero la compañía continuó con su ascenso. En 2012, alcanzó el récord de US$ 18 millones en ventas, con un 90% de exportaciones #Numeritos
Poco después, Bedson sufrió otro golpe: las restricciones que impuso el Gobierno de @CFKArgentina pusieron en pausa la producción y peligró la continuidad del negocio
Los barcos con los productos de Bedson estaban en el medio del océano camino a Tailandia cuando una resolución exigia la liquidación inmediata de los dólares por exportaciones. Uno de los tantos absurdos de los Gobiernos argentinos
“Nadie va a pagar por mercadería que ni siquiera vio”. Bedson levantó el perfil y llegó a las autoridades, después de meses de zozobra lograron revertir paulatinamente la situación
El daño estaba hecho. La pérdida de competitividad y la mayor competencia internacional redujeron los ingresos de la compañía en los últimos años hasta los alrededor de US$ 12 millones anuales
Sin embargo, la presencia internacional sigue intacta y el 90% de la facturación de Bedson se genera fronteras afuera
Hoy, ya no solo abastece al sector avícola, también la industria porcina y la piscicultura son sus clientes. Bedson es liderada por Alicia Colusi y la segunda generación ya pisa fuerte en el futuro de la compañía
En el siguiente artículo que escribí para @pmotivar pueden encontrar más detalles de este nuevo caso de "La Argentina posible" #Bedson 👇🇦🇷 motivar.com.ar/2021/05/como-f…
Y para los más vagonetas a los que no les gusta leer con mi gran amiga la hicimos podcast y sumamos más detalles de esta historia #Bedson open.spotify.com/episode/6cHTeh…
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