Un 4 de junio pero de 1943 se llevó a cabo el golpe de estado que encabezaron los generales Arturo Rawson y Pedro Pablo Ramírez que derrocó al gobierno constitucional de Ramón Castillo.
Pero, ¿Por qué pasó? ¿Cuáles fueron los factores que desencadenaron el hecho?
Todo comienza cuando el 27 de junio de 1942, Roberto M. Ortiz renuncia a la presidencia, ya muy enfermo (fallecería un mes después), y entrega la banda y el bastón a su vicepresidente Ramón Castillo. Con la muerte de Ortiz también muere su proyecto para finalizar el fraude.
En octubre de 1942 el General Agustín P. Justo ofrece su espada al presidente Getulio Vargas, que le ha declarado la guerra al Eje, y viaja a Brasil. Al retorno es aclamado por el público y es recibido por su amigo el Ministro de Guerra General Juan Tonazzi.
En noviembre, Justo se empieza a posicionar como el candidato a Presidente para las elecciones del próximo año. Castillo viendo eso le pide la renuncia a Tonazzi y elige como su sucesor al General Ramírez, el Presidente vuelca su apoyo en el sector nacionalista del ejército.
Mientras eso sucedía Justo comienza a tener reuniones con las diferentes facciones políticas, llegando a reunirse con dirigentes socialistas y comunistas que veían con buenos ojos su candidatura dado a su apoyo a los Aliados.
Los partidos políticos minoritarios como el Partido Socialista, el Partido Demócrata Progresista y el Partido Comunista querían alcanzar un acuerdo con la UCR para presentar una fórmula en conjunta y armar un gran frente pro aliado.
El proyecto de Justo era armar ese gran frente pro aliado con radicales, socialistas, demo progresistas, comunistas y conservadores aliadófilos (sumado al apoyo que tenía su figura entre el sector liberal del ejército) para enfrentar al candidato que propusiera Castillo.
Mientras que el Presidente quería impulsar la candidatura del ese entonces presidente del senado Robustiano Patrón Costas. El senador salteño no era popular con el electorado por eso Castillo pensaba que el sector nacionalista del ejército apoyaría un fraude para conságralo.
Pero el sector nacionalista del ejército quería seguir siendo neutral en la guerra (ademas de ser pro Eje) mientras que Patrón Costas estaba a favor de un ingreso Argentino en la guerra a favor de los Aliados.
En diciembre de 1942, la UCR estaba intentado reagruparse luego del fallecimiento de su máxima figura, Marcelo T. de Alvear y del fracaso que supuso para el partido las elecciones legislativas de marzo de 1942.
En ese tiempo había, por lo menos, cinco sectores que reclamaban el liderazgo del partido. El Comité Nacional, el Movimiento Revisionaista Bonaerense, la intransigencia de Córdoba, la UCR Antipersonalista y la UCR Junta Reorganizadora (también antipersonalista).
Parte del Comité Nacional y los Antipersonalistas veía con buenos ojos la candidatura de Justo para encabezar un frente pro aliado e incluso en diciembre de 1942 el Comité de la Junta Reorganizadora pegaba carteles en las calles de Buenos Aires con la leyenda “Justo Presidente”.
Pero cuando todo estaba en marcha de ser acordado, el 11 de enero de 1943 fallecía Agustín P. Justo (dos semanas después de la muerte de su esposa) y la esperanza de que este encabezara esa Unión Democrática para las elecciones de 1943 se apaga.
Con la muerte de Justo, Castillo (ya sin oposición aparente) avanza con la candidatura de Patrón Costas. El único que se opone es el gobernador de Buenos Aires el conservador Rodolfo Moreno (aliadófilo, pro EEUU y en contra del fraude), que busca ser el candidato a presidente.
Bajo el riesgo de intervención de la provincia, Moreno renuncia a la gobernación y sus aspiraciones a la presidencia se truncan quedando el camino allanado para la candidatura de Patrón Costas.
A fines de marzo de 1943 Castillo confirma los rumores sobre que la fórmula para las elecciones será de la Concordancia y tendrá a Robustiano Patrón Costas (PDN) como presidente y a Manuel de Iriondo (UCR-A) como vice presidente.
La candidatura de Patrón Costas en representación del Partido Demócrata Nacional no era el fruto de componendas y digitaciones. Su sólida conducta política y empresaria lo hacían merecedor de tan legitima aspiración.
Una vez anunciada la fórmula, el ejército comienza a moverse. El sector liberal del ejército ahora comandado por Arturo Rawson no tolerará el fraude que vendrá y comienza a reunirse con los radicales alvearistas (especialmente con Ernesto Sanmartino y Emilio Ravignani).
Rawson, además de reunirse con alvearistas, comienza a presidir reuniones en el Hotel Jousten junto a otros generales y almirantes justistas de ideología liberal (aliados del fallecido Justo) que buscaban que la Argentina rompiera relaciones con el Eje e ingresara en la guerra.
El sector nacionalista del ejército comandado por el General Pedro P. Ramírez no confiaba en Patrón Costas por estar a favor de los aliados y de un ingreso Argentino a la guerra y se comenzaron a agrupar todos los oficiales nacionalistas en una logia llamada G.O.U.
Mientras que el ejército acomodaba posiciones. Los dirigentes alvearistas de la UCR, del PS, del PDP y del comunismo se comenzaron a reunir para definir una fórmula en conjunto para las elecciones. Pero las negociaciones no tienen buenos resultados y no pueden acordar.
A fines de mayo de 1943 el Ministro de Guerra Pedro P. Ramírez comienza a tener reuniones con un grupo de radicales liderados por el diputado Juan I. Cooke le ofrecen la candidatura a la presidencia por la Unión Democrática (junto al PS y al PDP) para las elecciones de ese año.
En los primeros días de junio, Ramirez piensa en aceptar esta propuesta por parte de los radicales pero Castillo se entera de estas reuniones y enfurecido le pide explicaciones. Como Ramírez no supo dárselas, el Presidente le pidió la renuncia en la noche del 3 de junio.
El levantamiento que estaba previsto para septiembre (luego de las elecciones que consagrarían a Patrón Costas) se acelera en la noche del 3 de junio y rápidamente todos los militares se reúnen y deciden realizarlo en la mañana del 4 de junio.
Ese 4 de junio sería el día donde Robustiano Patrón Costas aceptaría la candidatura a presidente que debía proclamarse en un acto del Partido Demócrata Nacional pero eso no ocurriría.
Aquí un fragmento de lo que iba a decir aquel día:
En la mañana del 4 de junio, el Presidente Castillo y todos sus ministros (incluido Patrón Costas) se dirigieron a Casa Rosada, donde se encontraban cuando se produjo el levantamiento de los cadetes de Campo de Mayo comandados por el General Rawson.
Al mediodía, los revolucionarios tomaban la Casa Rosada y Castillo y su gabinete se refugiaron en el buque A.R.A. “Drummond” donde esperaban armar la resistencia para contrarrestar a los golpistas y buscar restablecer el orden, pero esto no sucedió.
Luego de esto, los generales Arturo Rawson y Pedro P. Ramírez salieron al balcón de la Casa Rosada y dieron un eufórico discurso anunciando el éxito del Golpe de Estado. Ese día la Argentina cambiaba para siempre...
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El 19 de octubre de 1914 falleció Julio Argentino Roca en Buenos Aires a los 71 años de edad. Roca ejerció como presidente de la Nación entre 1880-1886 y 1898-1904. Fue el representante más influyente de la denominada Generación del 80, además de ser el hombre a cargo de la Conquista del Desierto y uno de los artífices de la consolidación definitiva del Estado Nacional.
Roca nació en Tucumán el 17 de julio de 1843 y era el cuarto hijo de José Segundo Roca y de Agustina Paz. José Segundo había participado en la campaña libertadora junto a San Martín, en la guerra contra el Brasil y en las luchas civiles junto a Lavalle y al general José María Paz. Por parte de su madre, era sobrino de Marcos Paz, vicepresidente de la Nación en la presidencia de Bartolomé Mitre entre 1862 y 1868, y primo de Máximo Paz, gobernador de Buenos Aires entre 1887 y 1890 y senador nacional entre 1891 y 1895.
Cuando Roca cumplió nueve años y se produjo la batalla de Caseros con la consecuente caída de Rosas, la suerte de la familia Roca cambió definitivamente. Don José Segundo se ganó la confianza de Urquiza quien le pidió que se trasladara con su familia a Concepción del Uruguay. Allí Julio Argentino, junto a sus hermanos Marcos y Celedonio, ingresó al Colegio Nacional, uno de los más prestigiosos del país. A pesar de mostrar interés por la medicina, en 1858 y sin abandonar sus estudios ingresa al ejército de la Confederación con el grado de subteniente.
El 17 de octubre de 1884, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, comenzaba la expedición del general Benjamín Victorica, ministro de Guerra y Marina, al Gran Chaco con el objetivo de consolidar el control estatal sobre la región mediante la pacificación de los pueblos indígenas, facilitando la ocupación y colonización.
Anteriormente a 1884 la región del Chaco permanecía prácticamente fuera del control del Estado argentino. Había habido algunas expediciones para tratar de establecer el control territorial argentino, como la del general Napoleón Uriburu en 1870, que logró someter a algunas tribus indígenas y que expulsó a un escuadrón boliviano que incursionaba en territorio argentino. Pero la falta de infraestructura dificultaba la ocupación del territorio y las exploraciones eran esporádicas, realizadas a través de los ríos Paraná, Bermejo y Pilcomayo.
A esta situación se le sumaban la belicosidad de los pueblos originarios de la zona, siendo el Chaco escenario de conflictos fronterizos y de malones, lo que generaba tensiones con los asentamientos criollos de la zona. Un caso de estas características sucedió en 1882 cuando indígenas de las etnias toba y chirigüano asesinaron al médico francés Jules Creavaux y a once de sus compañeros cuando acampaban cerca del río Pilcomayo.
El 12 de octubre de 1880 se iniciaba el primer mandato presidencial del general Julio Argentino Roca sucediendo en la presidencia a Nicolás Avellaneda y luego de los sucesos de la revolución de 1880 y de la federalización de la Ciudad de Buenos Aires. La primera presidencia de Roca fue una gestión fundacional que se desenvolvió en un prospero momento de la economía argentina, donde el gobierno nacional sentó las bases de instituciones fundamentales, resolvió los problemas de las fronteras argentinas y creó los instrumentos indispensables para que el Estado pudriera ejercer sus deberes y atribuciones.
En su discurso inaugural, Roca lo basó en la premisa de que había concluido el periodo de inestabilidad del país y que comenzaba una nueva era de "Paz y Administración", afirmando que liberados de las preocupaciones que ocasionaban las conmociones internas en que vivía la Nación, el gobierno nacional podía consagrarse a la tarea de la administración y las labores fecundas de la paz. Rindió un homenaje al Ejército Nacional, pero habló de que había que dotarlo de leyes "para evitar el peligro del militarismo, que es la supresión de la libertad" y para que desarrollaran su fuerza en previsión de que los derechos de la Patria estuvieran en peligro.
Roca se comprometió a que en tres años llegaría el ferrocarril a las ciudades de Mendoza, San Juan, Salta y Jujuy, para que, además, se abrieran las puertas del comercio con Bolivia. También anunció que se completarían las operaciones militares en el Sur y en el Norte "hasta completar el sometimiento de los indios de la Patagonia y del Chaco... a fin de que no haya un solo palmo de tierra argentina que no se halle bajo la jurisdicción de las leyes de la Nación".
En el año 1881, el presidente Julio Argentino Roca, mediante el decreto N° 12.011, nombró a un agente especial en Rusia para promover la inmigración de los ciudadanos de religión judía que eran perseguidos y víctimas de violentos pogromos durante los primeros meses del gobierno del Zar Alejandro III. A partir de ese decreto comenzó la inmigración judía a la Argentina en gran escala.
Para el año 1888 vivían en el país 1.500 judíos, la mayoría venidos desde Rusia por el decreto de Roca, mientras que otros habían llegado en años anteriores provenientes de Francia, Alemania o Austria y se dedicaban al negocio de la exportación e importación. En 1889, un grupo de 120 familias (828 personas) de judíos oriundos de Besarabia, llegó a la Argentina en el vapor SS Weser, hito que se ubica como el inicio de la inmigración judía organizada al país. Compraron tierras y establecieron una colonia llamada Moises Ville en la provincia de Santa Fe. Otras 50 familias llegaron de Alemania en el Bremer fundando la desaparecida Colonia de Aronsville, también en Santa Fe.
A partir de 1891 con la asistencia de la Jewish Colonization Association, una organización creada por el barón Moritz von Hirsch para facilitar la emigración masiva de judíos desde Rusia y otros países de Europa del Este hacia colonias agrícolas en tierras financiadas por la Asociación, particularmente en Argentina, Canadá y en Estados Unidos, la inmigración judía en el país comenzó a crecer más.
Las Revoluciones Radicales de 1893 fueron dos insurrecciones cívico-militares dirigidas por la Unión Cívica Radical contra el gobierno de Luis Sáenz Peña. La primera insurrección, dirigida por Hipólito Yrigoyen y Aristóbulo del Valle, comenzó el 29 de julio y fue derrotada el 25 de agosto. El segundo levantamiento, dirigido por Leandro Alem, comenzó el 6 de septiembre y fue derrotada el 1 de octubre.
El 12 de octubre de 1892, Luis Sáenz Peña asumió el mando de presidente de la Nación luego de las polémicas elecciones de abril, que se desarrollaron bajo estado de sitio y con la detención de los principales dirigentes radicales tras acusaciones del presidente Carlos Pellegrini de un complot para tomar el poder y asesinar a los principales funcionarios del gobierno.
La situación económica del país había mejorado para ese entonces debido a que ya se sentían los efectos beneficiosos de las medidas tomadas por el ex ministro Vicente F. López en su tiempo durante el gobierno de Pellegrini, a que las últimas cosechas habían sido excelentes y que se tuvo la fortuna de los buenos precios internaciones de nuestros productos agro-ganaderos.
El 23 de septiembre de 1955, apenas una semana después del inicio del golpe de Estado que derrocó a Juan Domingo Perón, el general Eduardo Lonardi asumió la presidencia “provisional” de la Nación, en un acto celebrado ante una Plaza de Mayo colmada de público. Su gestión, sin embargo, fue breve: duró menos de dos meses, hasta que un golpe interno impulsado por el sector liberal del Ejército, encabezado por el general Pedro Eugenio Aramburu, lo desplazó del poder. Poco tiempo después, en marzo de 1956, Lonardi falleció a causa de un cáncer que lo aquejaba desde hacía tiempo.
Aquí un fragmento del noticiero "Panamericano" que ilustra como fue la jornada del 23 de septiembre de 1955 con la asunción de Lonardi a la presidencia luego del golpe de Estado y que muestra la liberación de los presos políticos, primera medida del gobierno de surgido de la autodenominada Revolución Libertadora. Salieron de las cárceles hombres que llevaban años presos como Cipriano Reyes, Alejandro Agustín Lanusse y Julio Alsogaray, mientras que también salieron los participantes en la conspiración del 16 de junio como los almirantes Samuel Toranzo Calderón y Aníbal Olivieri, y otros civiles y militares que habían sido mantenidos presos bajo cargos de conspiración para derrocar al gobierno.
En su primera declaración como presidente, Lonardi había dicho: "La victoria no da derechos. En esta lucha no hay ni vencedores ni vencidos". Pero pronto las divisiones y las luchas internas en el seno del gobierno entre sus sectores liberales y nacionalistas, pondrían en jaque la política que proyectaba. El gran problema que tenía Lonardi era como manejar la herencia de Perón: el apoyo de las masas, las instituciones y las políticas puestas en vigor en el país durante la última década.