LA ÚLTIMA RISA
“Abraham cayó con el rostro en tierra, y se sonrió, pensando: ‘¿Se puede tener un hijo a los cien años? Y Sara, a los noventa, ¿podrá dar a luz?’” (Génesis 17:17)
Abraham y Sara se rieron de los chistes que Dios ni siquiera contó (Gn 18:12). A menudo nos
“Abraham cayó con el rostro en tierra, y se sonrió, pensando: ‘¿Se puede tener un hijo a los cien años? Y Sara, a los noventa, ¿podrá dar a luz?’” (Génesis 17:17)
Abraham y Sara se rieron de los chistes que Dios ni siquiera contó (Gn 18:12). A menudo nos
reímos cuando Dios habla en serio. Dios se toma en serio el cumplimiento de sus promesas. Él se toma en serio la curación de los leprosos (Mt 8:3) y de los incurables según los estándares médicos. Muchas veces los médicos y los cristianos se han reído de Dios antes de que Él
sanara a los enfermos terminales o incluso resucitara a los muertos (Mt 10:8).
El Señor también es extremadamente serio acerca de salvarnos. Nadie en su sano juicio esboza una sonrisa al pie de la cruz. Él se toma en serio la limpieza de nuestros pecados
El Señor también es extremadamente serio acerca de salvarnos. Nadie en su sano juicio esboza una sonrisa al pie de la cruz. Él se toma en serio la limpieza de nuestros pecados
en Su sangre. Derramar sangre no es cosa de risa.
Sin embargo, el Señor no es en todo serio. Se ríe de los sabios e inteligentes que se toman a sí mismos demasiado en serio (Lc 10:21; ver 1 Co 1:25). Se ríe de las naciones poderosas que piensan que son algo más que
Sin embargo, el Señor no es en todo serio. Se ríe de los sabios e inteligentes que se toman a sí mismos demasiado en serio (Lc 10:21; ver 1 Co 1:25). Se ríe de las naciones poderosas que piensan que son algo más que
un momento en el tiempo (Sal 2:4). Considera absurda nuestra preocupación por el dinero y las posesiones materiales. Sería aún más divertido si no fuéramos tan tontos (Lc 12:20).
El Señor se ríe mucho e incluso llora (Lc 19:41). Nosotros hacemos lo mismo.
El Señor se ríe mucho e incluso llora (Lc 19:41). Nosotros hacemos lo mismo.
Sin embargo, ¿nos reímos y lloramos por las mismas razones que Él?
Oración: Padre, enséñame a reír cuando Tú ríes y a llorar cuando Tú lloras (Stg 4:9).
Promesa: “Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: ‘Lo
Oración: Padre, enséñame a reír cuando Tú ríes y a llorar cuando Tú lloras (Stg 4:9).
Promesa: “Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: ‘Lo
quiero, queda purificado’. Y al instante quedó purificado de su lepra" (Mt 8:3).
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