Hubo un momento y un lugar en el que España entró en la vanguardia de la arquitectura. Un evento simbólico que marcó el pasado y el futuro del país.
De todos los territorios del país.
En #LaBrasaTorrijos de hoy, los que pasó antes y lo que pasó después de la Expo '92.
HILO 👇
El 25 de julio de 1992, exactamente a las 22:40 horas de la noche, el arquero Antonio Rebollo disparó una flecha en llamas sobre el cielo de Barcelona.
Durante unos segundos que parecieron décadas, la flecha cruzó el estadio de Montjuïc.
50.000 espectadores en las gradas y varios cientos de millones en todo el mundo contuvieron la respiración.
(silencio)
La flecha, al fin, cayó en el pebetero y la llama olímpica ardió en el estadio.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 acababan de ser inaugurados.
Desde 1983 hasta 2009, España estuvo una especie de etapa más o menos sonriente.
Desde el fin de la Transición hasta la crisis inmobiliaria y económica de 2008, el país se suelta del franquismo y acelera lo máximo posible para tomar la velocidad de sus vecinos.
Ese acelerón se ve en docenas de obras, de eventos, de infraestructuras que cambian el paisaje y el territorio del país. Artefactos y eventos que alteraron para siempre todo el mapa tanto de las ciudades donde tuvieron lugar como de los márgenes psicosociales de esas ciudades.
Algunos de los cambios fueron netamente positivos, pero otros no lo fueron tanto.
Bilbao, por ejemplo, pasa de ser una ciudad posindustrial gris a un centro de la cultura mundial gracias al Guggenheim y, en realidad, a toda la operación de la ría del Nervión.
Por el contrario, las playas cercanas a Valencia empiezan a abandonar un carácter familiar más o menos amable para ser tomadas por un urbanismo más depredador, al calor del crecimiento de Valencia-ciudad como destino turístico.
Todos estos acelerones y frenazos arquitectónicos, económicos e inmobiliarios se produjeron en esas dos décadas y media, pero, de algún modo, todo cristalizó en un verano.
El verano de 1992.
El acelerón hacia el 92 no fue igual en todo el país y, mientras que Barcelona ya era una ciudad cosmopolita que buscaba enseñarse al mundo, la Sevilla de antes de la Expo era una analogía más parecida a la realidad de España.
Sevilla, era un enorme polo turístico, pero su realidad anterior al 92 era la de una ciudad más apegada a la tradición y, de algún modo, más rural.
Y España, como concepto, se parecía más a un territorio aún rural que a una urbe cosmopolita.
(Dadle al play ➡️)
Pero llego la Expo '92 de Sevilla.
La Expo.
Porque si el 92 fue un año fundamental para España, para Sevilla fue uno de esos momentos de irrefrenable entusiasmo colectivo.
Un redescubrimiento del sentido de la maravilla.
A través de la arquitectura.
(Dale otra vez al play ➡️)
El pabellón de Japón, el de Francia, el pabellón plegable de Venezuela, el pabellón de la Navegación, la esfera bioclimática, el Palenque...
La Expo fue una especie de vórtice de ilusión colectiva que se sujetaba en una monumental demostración de poderío arquitectónico.
La Expo '92 lo cambió todo. Porque además de una feliz oleada de arquitectura contemporánea, también fue, y quizá más importante, un agente renovador del urbanismo sevillano que cambió la ciudad para siempre.
Sevilla hizo algo que no había hecho nunca.
Sevilla miró al río.
Durante un verano que sería inolvidable, la Expo fue una condensación de la idea de futuro… Fue ilusión para toda una generación de sevillanos.
Y de españoles.
Pero la Expo '92 terminó.
Y el acelerón se convirtió en frenazo.
A día de hoy, el recinto de la Cartuja es muy distinto al que fue en a Expo ’92, y aún más distinto al que era ANTES del 92.
Ya no queda nada del territorio rural que aparecía en la fotografía que atravesamos y tampoco hay demasiados restos del verano del entusiasmo.
La crisis del 93 paralizó España y muchos de los planes no terminaron de llevarse a cabo. La Cartuja tardó en volver a ser algo, la expansión del AVE fue mucho más lenta de lo previsto y, de algún modo, el país volvió a un cierto letargo.
Hasta mediados de la década de los 2000.
Sin ningún evento simbólico pero espoleada por una burbuja inmobiliaria que empezaba a hincharse, España comenzó de nuevo a acelerar...aunque aún no sabíamos hacia adonde.
Los chalets crecían en todas las afueras de todas las ciudades y todos los pueblos del interior...
...los turistas llenaban (llenábamos) las playas y las piscinas de las costas y las islas...
Pero lo que llamaron "el milagro español", en realidad solo era un pie pisando el acelerador sin nadie al volante.
Y lo que había subido una vez y bajado una vez y vuelto a subir otra vez, volvió a caer.
Era 2008, la burbuja explotó y la crisis se llevó por delante medio país.
Algunas obras se pararon.
Otras se prohibieron.
Y el país volvió a caer en un letargo del que aún no sabemos si llegó a salir o si aún no hemos despertado.
Al menos siempre nos quedará el sueño de cuando se estaba construyendo el futuro justo ahí al lado, en la otra orilla del río.
Si queréis conocer mucho más de los territorios que conformaron la España que orbitó alrededor del verano del 92, tenéis que ir a la exposición que el @museoico tiene abierta hasta el 12 de septiembre y de donde son varias de las fotos del episodio.
Y si queréis escuchar esta historia ampliada y con un enfoque distinto, hemos sacado nuevo episodio del podcast "Cómo suena un edificio" del Museo ICO, del cual soy el director.
Se llama "El año en que España llegó a la vanguardia".
Y con estas cuatro fotos que resumen muy bien el episodio de hoy, vamos a despedirnos la Expo '92, de Sevilla, de España, de los territorios y de #LaBrasaTorrijos de hoy.
Si os ha gustado, hacedme RTs, FAVs, follows o regaladme una camiseta de Curro!
Si queréis conocer más territorios improbables, todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este hilo de hilos de hilos:
Chris Mitchell, smiley toerist, Canaan, Gzzz, RTVE, Ajuntament BCN, Benjamín Núñez González, Mariusz Kluzniak, Antonio de la Mano, Google Street View y un par de Pedro Torrijos...
Las fotografías del episodio que pertenecen a la exposición del Museo ICO son de:
Pepe Morón, Ana Muller, Vicente del Amo, Augusto Alves da Silva, Carlos Cánovas, Xavier Ribas, Gilbert Fastenaekens, Sergio Belinchón, Federico Guzmán, Tonia Raquejo y Luis Ortega.
Aprovecho para agradecer a @izuzquiza, a @SPI1978, a @blancadel y a Mar Loren-Méndez el apoyo, la asesoría y la participación, de alguna u otra manera, en este episodio.
#LaBrasaTorrijos se escribe en directo todos los jueves desde el soleado barrio de Villaverde.
(Fin del HILO 🏜️🌆🎱📷📷📷🚅)
(Y en el episodio de la semana que viene vamos a viajar a Etiopía a excavar la tierra y descubrir una iglesia)
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Todo el mundo ha emitido ya su opinión PERO OS FALTABA LA MÍA, que es la que verdaderamente necesitáis para cuñadear a gusto en la cena de Navidad.
¿POR QUÉ LA RESTAURACIÓN DE NOTRE DAME ES EQUIVOCADA?
(Y no es porque esté muy limpia).
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Lo primero es lo primero: este hilo es una respuesta a este otro que escribió mi buen amigo @itineratur, en el que afirma que a él le gusta mucho como ha quedao Notre Dame.
Aquí es importante señalar que a @itineratur le gusta mucho todo lo francés: la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo, las baguettes, rendirse a los nazis a la primera de cambio...
A veces se nos olvida que los pueblos y ciudades donde vivimos no existen porque sí.
La mayor parte de nuestra experiencia como habitantes depende del territorio donde se construyó el lugar donde vivimos hace cien, quinientos, mil o dos mil años.
¿Sabéis quien fue el segundo español que tocó suelo lunar?
Luis Carrero Blanco.
Sí, en serio. Y esto no es un chiste; es una historia sobre la condición humana y el territorio (y la Guerra Fría).
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Decir que una historia trata de la Guerra Fría, la condición humana y el territorio es básicamente un pleonasmo porque, en mi opinión, la Guerra Fría fue la época de la historia en la que el control del territorio se trató de una manera más sofisticada.
Como entrar en guerra abierta era impensable, las dos superpotencias se dedicaron a tocarse los huevos mutuamente mediante operaciones más o menos en la sombra: espionaje, propaganda, intervenciones militares en terceros países, financiación de revueltas y golpes de estado...
Para solucionarlo, construyeron TRES ESPEJOS COLOSALES que reflejan su luz y la llevan hasta allí durante todo el invierno (y hasta juegan a vóley-playa).
En #LaBrasaTorrijos, Sam Eyde y los Tres Espejos de Rjukan.
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Voy a aprovechar el hilo de esta semana para hacer una pequeña reflexión sobre por qué Gehry condensa todo lo bueno y todo lo malo de los arquitectos-estrella y también por qué esta es mi obra favorita suya (junto a una de las primerísimas).
A Gehry le conocemos todos por el Guggenheim de Bilbao. De algún modo, es su puesta de largo.
Sin embargo, Gehry ya tenia 60 años cuando le encargan el museo de Bilbao. Es más, ya había recibido el Pritzker en 1989, por una carrera que era esencialmente potencial.
En 1989 (con 60 años), apenas había construido un puñado de cosas.
Dicen que cuando a Gehry le encargaron proyectar un edificio en Elciego, un pueblo alavés de menos de mil habitantes, no accedió inmediatamente porque, bueno, su obra pertenecía a las grandes ciudades.