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Jul 8, 2021 38 tweets 17 min read Read on X
Hubo un momento y un lugar en el que España entró en la vanguardia de la arquitectura. Un evento simbólico que marcó el pasado y el futuro del país.

De todos los territorios del país.

En #LaBrasaTorrijos de hoy, los que pasó antes y lo que pasó después de la Expo '92.

HILO 👇
El 25 de julio de 1992, exactamente a las 22:40 horas de la noche, el arquero Antonio Rebollo disparó una flecha en llamas sobre el cielo de Barcelona.
Durante unos segundos que parecieron décadas, la flecha cruzó el estadio de Montjuïc.

50.000 espectadores en las gradas y varios cientos de millones en todo el mundo contuvieron la respiración.
(silencio)
La flecha, al fin, cayó en el pebetero y la llama olímpica ardió en el estadio.

Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 acababan de ser inaugurados.

Desde 1983 hasta 2009, España estuvo una especie de etapa más o menos sonriente.

Desde el fin de la Transición hasta la crisis inmobiliaria y económica de 2008, el país se suelta del franquismo y acelera lo máximo posible para tomar la velocidad de sus vecinos.
Ese acelerón se ve en docenas de obras, de eventos, de infraestructuras que cambian el paisaje y el territorio del país. Artefactos y eventos que alteraron para siempre todo el mapa tanto de las ciudades donde tuvieron lugar como de los márgenes psicosociales de esas ciudades.
Algunos de los cambios fueron netamente positivos, pero otros no lo fueron tanto.

Bilbao, por ejemplo, pasa de ser una ciudad posindustrial gris a un centro de la cultura mundial gracias al Guggenheim y, en realidad, a toda la operación de la ría del Nervión.
Por el contrario, las playas cercanas a Valencia empiezan a abandonar un carácter familiar más o menos amable para ser tomadas por un urbanismo más depredador, al calor del crecimiento de Valencia-ciudad como destino turístico.
Todos estos acelerones y frenazos arquitectónicos, económicos e inmobiliarios se produjeron en esas dos décadas y media, pero, de algún modo, todo cristalizó en un verano.

El verano de 1992.
El acelerón hacia el 92 no fue igual en todo el país y, mientras que Barcelona ya era una ciudad cosmopolita que buscaba enseñarse al mundo, la Sevilla de antes de la Expo era una analogía más parecida a la realidad de España.
Sevilla, era un enorme polo turístico, pero su realidad anterior al 92 era la de una ciudad más apegada a la tradición y, de algún modo, más rural.

Y España, como concepto, se parecía más a un territorio aún rural que a una urbe cosmopolita.

(Dadle al play ➡️)
Pero llego la Expo '92 de Sevilla.

La Expo.
Porque si el 92 fue un año fundamental para España, para Sevilla fue uno de esos momentos de irrefrenable entusiasmo colectivo.

Un redescubrimiento del sentido de la maravilla.

A través de la arquitectura.

(Dale otra vez al play ➡️)
El pabellón de Japón, el de Francia, el pabellón plegable de Venezuela, el pabellón de la Navegación, la esfera bioclimática, el Palenque...

La Expo fue una especie de vórtice de ilusión colectiva que se sujetaba en una monumental demostración de poderío arquitectónico.
La Expo '92 lo cambió todo. Porque además de una feliz oleada de arquitectura contemporánea, también fue, y quizá más importante, un agente renovador del urbanismo sevillano que cambió la ciudad para siempre.

Sevilla hizo algo que no había hecho nunca.

Sevilla miró al río.
Durante un verano que sería inolvidable, la Expo fue una condensación de la idea de futuro… Fue ilusión para toda una generación de sevillanos.

Y de españoles.
Pero la Expo '92 terminó.

Y el acelerón se convirtió en frenazo.
A día de hoy, el recinto de la Cartuja es muy distinto al que fue en a Expo ’92, y aún más distinto al que era ANTES del 92.

Ya no queda nada del territorio rural que aparecía en la fotografía que atravesamos y tampoco hay demasiados restos del verano del entusiasmo.
La crisis del 93 paralizó España y muchos de los planes no terminaron de llevarse a cabo. La Cartuja tardó en volver a ser algo, la expansión del AVE fue mucho más lenta de lo previsto y, de algún modo, el país volvió a un cierto letargo.
Hasta mediados de la década de los 2000.

Sin ningún evento simbólico pero espoleada por una burbuja inmobiliaria que empezaba a hincharse, España comenzó de nuevo a acelerar...aunque aún no sabíamos hacia adonde.
Los chalets crecían en todas las afueras de todas las ciudades y todos los pueblos del interior...
...los turistas llenaban (llenábamos) las playas y las piscinas de las costas y las islas...
Pero lo que llamaron "el milagro español", en realidad solo era un pie pisando el acelerador sin nadie al volante.
Y lo que había subido una vez y bajado una vez y vuelto a subir otra vez, volvió a caer.

Era 2008, la burbuja explotó y la crisis se llevó por delante medio país.
Algunas obras se pararon.
Otras se prohibieron.
Y el país volvió a caer en un letargo del que aún no sabemos si llegó a salir o si aún no hemos despertado.

Al menos siempre nos quedará el sueño de cuando se estaba construyendo el futuro justo ahí al lado, en la otra orilla del río.
Si queréis conocer mucho más de los territorios que conformaron la España que orbitó alrededor del verano del 92, tenéis que ir a la exposición que el @museoico tiene abierta hasta el 12 de septiembre y de donde son varias de las fotos del episodio.

fundacionico.es/exposiciones/e…
La exposición se llama "En España. Fotografía, encargos, territorios, 1983-2009" y es un fresco MONUMENTAL del país.

De lo que fuimos, de lo que somos y, probablemente, de lo que seremos.

➡️fundacionico.es/exposiciones/e…
Y si queréis escuchar esta historia ampliada y con un enfoque distinto, hemos sacado nuevo episodio del podcast "Cómo suena un edificio" del Museo ICO, del cual soy el director.

Se llama "El año en que España llegó a la vanguardia".

⚡️Os va a molar ⚡️

open.spotify.com/episode/1F8Eli…
Y con estas cuatro fotos que resumen muy bien el episodio de hoy, vamos a despedirnos la Expo '92, de Sevilla, de España, de los territorios y de #LaBrasaTorrijos de hoy.

Si os ha gustado, hacedme RTs, FAVs, follows o regaladme una camiseta de Curro!
Si queréis conocer más territorios improbables, todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este hilo de hilos de hilos:

Las imágenes del capítulo de hoy son de:

Chris Mitchell, smiley toerist, Canaan, Gzzz, RTVE, Ajuntament BCN, Benjamín Núñez González, Mariusz Kluzniak, Antonio de la Mano, Google Street View y un par de Pedro Torrijos...
Las fotografías del episodio que pertenecen a la exposición del Museo ICO son de:

Pepe Morón, Ana Muller, Vicente del Amo, Augusto Alves da Silva, Carlos Cánovas, Xavier Ribas, Gilbert Fastenaekens, Sergio Belinchón, Federico Guzmán, Tonia Raquejo y Luis Ortega.
El episodio de #LaBrasaTorrijos de hoy es una colaboración con la @FundacionICO.

Aprovecho para agradecer a @izuzquiza, a @SPI1978, a @blancadel y a Mar Loren-Méndez el apoyo, la asesoría y la participación, de alguna u otra manera, en este episodio.
#LaBrasaTorrijos se escribe en directo todos los jueves desde el soleado barrio de Villaverde.

(Fin del HILO 🏜️🌆🎱📷📷📷🚅)
(Y en el episodio de la semana que viene vamos a viajar a Etiopía a excavar la tierra y descubrir una iglesia)

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Oct 24
En Viena hay seis torres nazis de hormigón: colosales, indestructibles. Fueron fortalezas antiaéreas, pero hoy son acuarios o miradores.

Porque la ciudad ha entendido lo que hacer con su pasado: transformar la máquina de guerra en memoria.

Os lo cuento en #LaBrasaTorrijos 🧵⤵️
Si paseáis por Augarten, uno de los preciosoS parques al norte de Viena, enseguida os vais a encontrar, aunque no queráis, con una estructura que desafía la lógica: es la Flakturm G.

La Torre Flak G.
43 metros de diámetro, 55 de altura. Muros de hormigón de DOS METROS Y MEDIO DE ESPESOR Y UN TECHO DE TRES METROS Y MEDIO.

Una máquina de matar. Un símbolo nazi que aún sigue en pie. Image
Read 31 tweets
Oct 20
Estos son los Gasómetros de Viena, uno de los conjuntos más fascinantes de la arquitectura europea reciente. ¿Por qué? Pues porque es arquitectura industrial —y de hace un siglo— transformada en viviendas.

Son cuatro cilindros gigantes de ladrillo —setenta metros de diámetro, ojo— que fueron en su día depósitos de gas, construidos a finales del siglo XIX para alimentar la red de alumbrado público de la ciudad. Estructuras industriales, apenas utilitarias, y pensadas para desaparecer cuando el gas dejara de arder.

Pero Viena decidió no demolerlos. A finales del siglo XX, la ciudad optó por algo más inteligente y más difícil: transformar el patrimonio industrial en patrimonio habitado. Entre 1995 y 2001, cuatro arquitectos —Jean Nouvel, Coop Himmelb(l)au, Manfred Wehdorn y Wilhelm Holzbauer— intervinieron cada gasómetro para convertirlos en viviendas, residencias de estudiantes y espacios públicos.

Y el resultado es brillante. Porque aquí no solo se conserva una fachada: se recupera una memoria de la ciudad. Se demuestra que los restos industriales, tan olvidados, pueden convertirse en lugares para vivir, para estudiar, para encontrarse. Que el pasado no tiene por qué ser siempre un museo, puede ser una estructura útil.
Las viviendas —en su mayoría de alquiler asequible— se agrupan en torno a enormes patios circulares abiertos al cielo, donde la luz entra con una precisión casi teatral. En el exterior se conserva la piel de ladrillo original; dentro, todo se reinventa. Rampas, galerías metálicas, pasarelas suspendidas.

Un corazón nuevo latiendo dentro de un cuerpo antiguo.Image
El Gasómetro B, de Coop Himmelb(l)au, es el más audaz: un edificio inclinado, de acero y vidrio, que se acerca al muro histórico sin tocarlo. Apenas lo roza, como si entendiera que el respeto no consiste en quedarse quieto, sino en moverse con cuidado.
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Oct 15
Esto redondo que tengo detrás en el video no es una galería de arte ni una casa. Es, oficialmente, el país más pequeño del mundo. Se llama Kugelmugel, y está en medio del Prater de Viena. Su historia, aviso, parece una broma muy elaborada, pero es completamente real:

En los años setenta, en el otro extremo de Austria, un artista llamado Edwin Lipburger decidió construirse una casa esférica. Una bola de madera habitable, de unos veinticinco metros cuadrados, que iba a usar como estudio para sus cosas de artista (que, por lo visto, requerían mucha superficie curva).

Hasta que apareció la burocracia. Le dijeron que necesitaba licencias, permisos, sellos, tasas… y él, muy digno, contestó que no, que el arte no paga licencias. Que si Austria no lo entendía, se independizaba. Y se independizó.

Proclamó la República de Kugelmugel —que significa algo así como “la bola en la colina”—, y se declaró soberano. Diseñó una bandera (la austríaca, pero con los colores del revés), escudo propio, incluso sellos.

Austria, en un nada inesperado giro, no lo reconoció. Le cayeron diez meses de cárcel, aunque luego lo indultaron porque todo el asunto se había vuelto demasiado absurdo hasta para los austríacos.
Eso sí, Lipburger accedio al indulto (tócate las narices) con una condición: él cedía la bola, pero esta debía convertirse en galería de arte.

Y así, la Kugelmugel fue trasladada al Prater, con una última exigencia del artista: que su dirección oficial no fuera de Viena, sino de la Antifaschismusplatz, la Plaza del Antifascismo. El Ayuntamiento, probablemente ya un poco hasta las narices de todo, accedió.
Hoy sigue ahí, una esfera de madera rodeada de árboles y turistas, a pocos metros de la noria de "El Tercer Hombre".

Un país de un solo habitante que decidió que, si el mundo era cuadrado, lo más revolucionario era construirse una casa redonda.
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Oct 10
En 1915, una mujer le pidió a su marido que le comprase unas cortinas.

—Cariño, ¿traes lo que te pedí?
—No, pero he comprado otra cosa: un círculo de piedras que, por cierto, es el monumento más famoso de Inglaterra.

En #LaBrasaTorrijos, el tipo que regaló Stonehenge.

🧵⤵️
Ah, Stonehenge.

Lugar de mitos, de leyendas.

De reencontrarse con los dioses arcanos, con el poder sanador del sol y la luna, con los misterios de civilizaciones antediluvianas... Image
..y también con hostias de la policía, por cierto. Image
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Oct 7
En este video estoy en Viena, en la Michaelerplatz, y este edificio que tengo detrás es donde empezó todo. Aquí nació la arquitectura moderna.

Se terminó en 1909, hace más de un siglo, y es obra de Adolf Loos. Lo verdaderamente revolucionario no era su forma ni su función, sino su ausencia: fue el primer edificio del mundo sin decoración. Nada de molduras, guirnaldas, relieves o florituras. Solo piedra, proporción y ventanas.

Hoy se lo conoce como la Looshaus, la “Casa de Loos”, y tiene el más alto grado de protección patrimonial en Austria —y, siendo honestos, debería tenerlo en el planeta entero—. Pero en su momento fue detestado. Lo llamaron “un montón de estiércol”. El emperador Francisco José, que vivía justo enfrente, decía que era tan feo que prefería correr las cortinas para no tener que verlo desde el Hofburg.
Y algo de razón tenía si uno lo mira con ojos de su tiempo. En 1911, cuando se inauguró, las ventanas eran simples huecos rectangulares en una fachada completamente desnuda. Ni jardineras ni adornos. Nada. La ciudad de Viena obligó a Loos a añadir “algo”, lo que fuera, y él accedió con ironía: colocó unas jardineras con flores, que aún hoy sobreviven ahí arriba como una especie de concesión sarcástica al gusto burgués.
Abajo, en cambio, sí hay ornamento. La planta baja —entonces un banco, hoy una joyería— está revestida de mármol verde y tiene columnas dóricas. Loos lo hizo deliberadamente: quería marcar el contraste. La parte baja, ligada al espacio público, podía dialogar con la tradición; la superior, dedicada a la vida doméstica, debía ser limpia, racional, sin artificio.

De esa tensión —entre lo clásico y lo moderno, entre la plaza decorada y la vivienda desnuda— surgió uno de los textos fundacionales de la modernidad: “Ornamento y delito”, el ensayo en el que Loos proclama que el adorno es una forma de atraso moral. Desde aquí, desde este edificio que un emperador consideró insoportable, empezó el siglo XX arquitectónico.
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Oct 3
En la costa chilena hay un lugar donde la gente no se cambia de casa. MUEVE LA CASA DE SITIO.
Y la mueve tirada por bueyes, por tractores y hasta por barcos.

Pero no es solo eso. Es la expresión del lazo de una comunidad.

En #LaBrasaTorrijos, la minga de Chiloé.
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En 1993, el cineasta colombiano Sergio Cabrera estrenó uno de los filmes más interesantes, más combativos y también más divertidos de la década: "La estrategia del caracol" Image
"La estrategia del caracol" es una dramedia que cuenta la historia de unos inquilinos que se rebelan contra su casero de una manera tan divertida como inverosimil: cambian de sitio el edificio donde viven y dejan apenas un trampantojo. Image
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