#Hilo 🧵📜La Conquista de México estuvo plagada de historias contrastantes, una de ellas fue protagonizada por Fray Diego de Landa, que primero intentó aniquilar la memoria de los mayas hace 459 años, y más tarde escribió una obra que narró la grandeza de los mismos. 
En 1547, cuando Fray Diego de Landa, nacido en 1524 en la Alcarria de Guadalajara, llegó a lo que hoy se conoce como Yucatán, con el mandato de ayudar a construir un templo de los franciscanos, la orden a la que pertenecía, y apoyar en las tareas de conversión de los indígenas.
Tras su llegada, el religioso se dio cuenta del escaso éxito para que los indígenas hicieran a un lado sus creencias y sus dioses, y en un acto de extremismo afirmó que entre los mayas existía una red clandestina de adoración al diablo.
Fray Diego de Landa replicó la forma en que los Reyes Católicos erigieron un tribunal para perseguir a los judíos conversos y a los musulmanes, y sin mediar explicaciones ordenó la destrucción de códices y figuras que adoraban los habitantes del lugar.
El 12 de julio de 1562, el religioso encabezó en el poblado de Maní, la quema de al menos cinco mil figuras y códices, entre los reclamos de algunos mayas y la complicidad de las tropas españolas.
Los excesos de Diego de Landa fueron denunciados por otros franciscanos y el religioso fue llamado a cuentas a Madrid, en donde permaneció varios años tratando de explicar los motivos de su arranque de furia.
En 1573, ya como Obispo de Mérida, Diego de Landa estuvo de regreso en el territorio de la Nueva España y todo por los conocimientos que tenía del lenguaje de los originales de Yucatán y también de las costumbres de los mayas.
Fray Diego de Landa aprovechó aquella segunda oportunidad para conocer aún más el legado de la cultura maya y trabajar en la conversión de los indígenas de una manera más cercana.
En ese segundo regreso a Yucatán, Diego de Landa escribió el libro ‘Relación de las cosas de Yucatán’ que al tiempo se convertiría en un documento fundamental sobre la historia de la cultura maya.
En su libro, dibuja a los mayas como hospitalarios, amigos de los perfumes y de su apariencia física, además de respetuosos con sus mayores y dados a la solidaridad con otros. Final del #Hilo.
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