El nacimiento del retrato en el arte medieval es uno de los enigmas más difíciles de desentrañar. ¿Cuándo se pasa de una representación esquemática a una natural e identificable? Veamos en este hilo un ejemplo muy curioso: el retrato postmortem de Isabel de Aragón.
En el románico solemos encontrar rostros trabajados de manera sucinta, a veces mostrando expresiones y sentimientos, pero sin llegar a ofrecer características que permitan reconocer al individuo por sus rasgos faciales.
Ojo, no quiero decir con esto que no haya retratos en el románico y que algunos no puedan recoger elementos que pudieran ayudar a una identificación directa, pero no hay en general una búsqueda en la plasmación fehaciente de la apariencia y de la esencia del individuo.
A finales del XIII, empiezan a aparecer obras en las que se hace un esfuerzo por lograr que el efigiado resulte reconocible entre sus contemporáneos. El retrato de Bonifacio VIII de Arnolfo di Cambio es un temprano ejemplo de esta tendencia.
Es importante remarcar una idea antes de avanzar: esto en absoluto significa que los escultores del románico sean inferiores en calidad a sus compañeros de siglos después. Simplemente estamos ante sociedades distintas que tenían necesidades también distintas.
[Por supuesto, aunque me centraré en ejemplos escultóricos, esta idea es igualmente aplicable a la pintura.]
Entre otros factores, la superación de un temor idolátrico hacia las imágenes allanó el camino a una sociedad que empezaba a demandar obras cada vez más individualizadas (este es un tema complejo, así que lo dejo para otro hilo y lo hablamos con más calma).
Volvamos al asunto. ¿Qué tiene que ver en este tema la reina consorte de Francia Isabel de Aragón? Para saberlo tenemos que viajar a la época de la octava cruzada emprendida por Luis IX. Una época difícil y una cruzada en la que todo iba a salir mal…
Isabel y su esposo el príncipe Felipe (quien será después Felipe III de Francia) se unieron al rey Luis IX con el propósito de conquistar Túnez. La cruzada fue un completo fracaso y, además, el rey murió dejando el trono en manos de Felipe. El retorno se hizo urgente y necesario.
La reina volvía embarazada de seis meses y fatigada por un viaje a caballo que no parecía terminar. Estando en Cosenza (Calabria), el 11 de enero de 1271 tuvo un accidente y cayó de su montura, golpeándose con fuerza contra el suelo.
Tras una larga agonía intentó dar a luz a su hijo, pero no tuvo suerte y el agotamiento y las heridas hicieron que finalmente muriera el 28 de enero. Su marido, en recuerdo de su esposa, mandó construir un monumento funerario en la catedral de Cosenza que tuvo un peculiar destino
Unas reformas del siglo XVIII lo ocultaron tras unos estucos y quedó de esa guisa hasta que, en 1891, se llevaron a cabo unas restauraciones en las que el sepulcro volvió a salir a la luz. Fue entonces cuando los estudiosos descubrieron algo extraño…
¡El rostro de la reina parecía mostrar las heridas del accidente a caballo! Investigadores míticos como Erlande-Brandenburg o von Schlosser pensaron que tal vez pudo utilizarse una máscara mortuoria como modelo. El escultor, siguiendo lo que veía en el vaciado, plasmó…
…los rasgos faciales de Isabel de Aragón y, también, las heridas que habrían quedado impresas por la acción del molde. Si esto es cierto (y las últimas investigaciones de Dominic Olariu parecen confirmarlo), estaríamos ante uno de los “retratos semejantes” más tempranos.
El uso de un positivo obtenido de un molde del rostro de la reina nos indica que existió una voluntad expresa de hacer su efigie “reconocible” por sus rasgos faciales, a diferencia de la imagen de su marido, que parece más idealizada.
Es interesante comprobar cómo en este proceso de cambio, de búsqueda de nuevas posibilidades, los moldes juegan un papel central. Gracias a ellos, el escultor puede crear un rostro con facciones individualizadas, separándose de los modelos tradicionales.
Con ello, se empezarán a poner las bases de una nueva sensibilidad y asistimos al nacimiento de un impulso que irá poco a poco creciendo (espoleado por una demanda cada vez mayor de retratos reconocibles) y que tendrá en el Renacimiento su momento de máximo esplendor.
Si os interesa este tema y queréis ahondar en “la génesis de la representación semejante”, la obra clave es el libro de Dominic Olariu, publicado hace poco en Peter Lang.
¡Gracias por haber llegado hasta aquí! 😊😊😊
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En este hilo quiero compartir algo que suele quedar oculto, que permanece en la esfera más íntima de quienes nos dedicamos a la investigación: el proceso, el camino hasta llegar a una hipótesis sólida. Y lo haré con un conjunto único y de extrema dificultad: la iglesia de Arbulo.
Fijémonos en este muro, ¿qué es esto?, ¿qué sentido tienen estas figuras?, ¿de qué época son?, ¿por qué no se parecen a nada que hayamos visto antes? Cuando se descubrieron en el año 2006 estas eran las principales preguntas que sobrevolaban con insistencia.
Ayer surgió un interesante debate en clase sobre la obra de François Boucher “Joven recostada”. La pregunta era sencilla: ¿qué os parece que esta obra esté expuesta en un museo? Después de un largo silencio, se fueron animando, pero había cierta incomodidad…
Para intentar responder a esa pregunta necesitamos conocer el contexto y la identidad de la joven o, mejor dicho, de la niña. Marie-Louise O'Murphy era la menor de cinco hermanas, nacidas en Rouen en un ambiente de pobreza y graves dificultades económicas.
Una vez en París, trabajó de costurera un tiempo, pero su belleza despertó el interés de numerosos hombres, entre ellos Casanova. Éste (según sus memorias) la conoció cuando Marie-Louise tenía 13 años y no era más que “una pequeña criatura bonita, andrajosa y sucia”.
Hay sepulcros románicos de gran belleza y complejidad iconográfica, pero muy pocos alcanzan la riqueza de la tapa sepulcral de Blanca Garcés conservada en Nájera. Aquí hay muerte, parábolas bíblicas, escenas de difícil interpretación… esto hay que verlo en detalle. ⬇️⬇️⬇️
Advertencia: por la amplitud temática de las imágenes, lo dividiré en dos hilos para evitar que sean demasiado largos. Es que, como veréis, ¡este sepulcro da mucho juego!
Primero, unas pinceladas históricas. Desde su misma fundación, impulsada por el rey García III de Pamplona en diciembre de 1052, Nájera ha sido un monasterio orientado al enterramiento tanto de los reyes como de sus vasallos más allegados.
Hace más de 10000 años ocurrió algo que transformó para siempre eso que llamamos “arte”. Alguien modeló con arcilla una calavera y dio comienzo a un extraño culto a los antepasados. Ese gesto, aparentemente banal, lo cambió TODO. ¡Acompañadme en este viaje! ⬇️⬇️⬇️
Aquí hay una protagonista que no podemos obviar: la arqueóloga británica Kathleen Kenyon. A mediados del siglo XX comenzó unas campañas de excavación en Jericó con una metodología diferente a la de su tiempo. Ella era meticulosa y paciente; prefería la brocha a la pala.
Entre 1952 y 1953 excavó numerosos emplazamientos y demostró que la zona había sido ocupada ya en el 10000 a.C. Con sus investigaciones y con la información que recabó pudo demostrar que en el Neolítico estaban produciéndose cambios más intensos de lo sospechado.
Durante unos cuantos años me he dedicado a estudiar las relaciones entre la imagen y la muerte, con especial atención a la producción visual de las monarquías europeas. Sin embargo, la muerte de Isabel II me está dejando absolutamente frío… os cuento. ⬇️⬇️
Las monarquías siempre han dedicado una atención especial a los actos que rodean a las muertes de los miembros de la corona. Hay mucho de ritualidad, de ocultamiento, de esperas prolongadas… en definitiva, hay una propuesta experiencial perfectamente orquestada.
Sin embargo, en la época en la que vivimos, nada de todo esto es ya posible. La experiencia y su dimensión ritual se convierten en espectáculos hiperdimensionados e hiperinformados, desgajándolos por completo de la eficacia de la que antes gozaban.
El último #paseoveraniego será por uno de los lugares que más he recorrido en los últimos meses: el entorno de la sierra de Codés. Paisajes, patrimonio medieval, urbanismo, santuarios y muchas, muchas piedras sagradas. ⬇️⬇️⬇️
En mi última escapada en bici por esta zona aproveché para sacar unas pocas fotos, así que este paseo será más ligerito y visual, porque, mires a donde mires, éste es uno de esos paisajes que no te permiten levantar la vista...
Arrancamos subiendo el puerto de Meano, dejando atrás las localidades de Cabredo y Marañón y unas bonitas vistas del valle por el que discurre el río Ega.