Emilio Bieckert nació un 16 de junio de 1837 en Barr, Alsacia (entonces bajo dominio Francés) siendo hijo de una familia de larga tradición cervecera.
Atraído por las posibilidades de la naciente industria argentina, Bieckert llegó a nuestro país hacia 1855 con 18 años.
Apenas puso un pie en la Buenos Aires convulsionada de 1855, enfrentada a la Confederación Argentina, se identificó ante las autoridades aduaneras como cervecero, oficio que de inmediato le abrió las puertas del establecimiento “Santa Rosa”, dirigido por el alemán Juan Bühler.
Poco tiempo después abandonó su primer empleo. Emilio aprendía rápido y le llevó poco tiempo dar forma a lo que serían los años por venir, así inauguro el 15 de febrero de 1860, la primera “fábrica” de cerveza en los fondos de una casa situada en Piedad y Azcuénaga.
En la elaboración de esa bebida puso todo su saber y su propia habilidad. Obtuvo así, la primera cerveza cabal, autentica, que bebieron los porteños. La producción inicial se reducía a una pipa por día, y fue aumentando paulatinamente para satisfacer la creciente demanda.
A la par que su negocio cervecero iba en aumento, aprovechó para también empezar con la producción de hielo en la Argentina.
Hasta ese momento se importaba en barcos preparados especialmente desde Italia y Estados Unidos y se almacenaba en la gigantesca cámara del Teatro Colón.
En pocos años, la cerveza Bieckert ocupó un lugar entre las botellas de vino y caña de las pulperías de San José de Flores, Barracas y San Isidro Labrador y fue tomando cada vez más importancia debido a la aceptación que había adquirido el producto.
Por esto Bieckert debió trasladarse a un local más grande. En 1866 compró un edificio en Juncal y Esmeralda que se alzó como estandarte del progreso industrial de la época. El edificio era tan grande que su chimenea se había convertido en referencia para los navegantes.
Esto es lo que el diario “La Tribuna” comentaba sobre la visita de sus periodistas a la fábrica de Bieckert en 1877:
La fábrica se nutría de 600 empleados y producían un promedio de 100 pipas por jornada.
Hacia 1880, Bieckert comenzó a contratar a técnicos especializados de Alsacia. Además de la gran inversión en equipamiento, y de contar con todos los adelantos técnicos posibles a la época.
Bieckert lo había logrado y era un rotundo éxito. Tuvo oportunidad de llevar muestras de su cerveza a la Exposición Universal de 1889 en París y a Amberes, donde fue premiada. Además de lograr el reconocimiento en su patria, ya que en Alemania la compararían con la Pilsen.
¿Qué le quedaba, entonces, por conquistar? Algunos preciados caprichos. Fue quien introdujo en el país los caballos percherones para tirar de los carros de cerveza y quien financió la construcción del Teatro Odeón de Buenos Aires.
El Teatro Odeón fue construido en 1891 con el capital aportado por Bieckert y fue proyectado por el arquitecto Fernando Moog.
Tenía capacidad para 800 personas y el edificio alojaba en sus pisos superiores el Royal Hotel (propiedad de L. Schaefer) y el restaurant Royal Keller.
En el teatro tuvieron lugar numerosos eventos culturales de importancia. En julio de 1896 se realizó la primera proyección cinematográfica en Argentina y al año siguiente tuvo lugar en su sala el congreso que decidió la candidatura de Julio A. Roca para su segunda presidencia.
A todo esto, sumó un deseo de alto vuelo: añorando los gorriones de su ciudad natal, importó 13 jaulas repletas de estos pajaritos. Se cuenta que habiendo querido la Aduana cobrarle para dejarlos pasar, el se negó a pagarlo y abrió las jaulas dejando a los pájaros en libertad.
En 1889 se retiró de los negocios y en 1892 se va a vivir al sur de Francia pasando sus últimos años de vida en Niza junto a su mujer Simona Ader (hermana de Bernardo Ader, francés que había hecho fortunas en la Argentina con la compra-venta de tierras).
Cuando Bieckert se retira de los negocios en 1889, su empresa quedó en manos de un directorio, entre quienes figuraba el futuro presidente Carlos Pellegrini.
Emilio Bieckert falleció en 1913 en Paris, a los 76 años, dueño de una fortuna de éxitos, sueños cumplidos y, de yapa, dinero.
Otra historia de otro gran pionero en la Argentina...
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La Ciudad de Buenos Aires retratada por el fotógrafo suizo Samuel Rimathé hacia finales del año 1890, en una Buenos Aires aún convulsionada por los hechos de la Revolución del Parque en julio de ese año. 1/6
El 19 de junio de 1884 falleció Juan Bautista Alberdi en la ciudad de Neuilly-sur-Seine, Francia. Fue el autor intelectual de la Constitución Nacional de 1853 y uno de los mayores exponentes del liberalismo hispanoamericano.
Alberdi nació en la ciudad de San Miguel de Tucumán el 29 de agosto de 1810, siendo hijo del comerciante y político vasco Salvador Alberdi y de la criolla Josefa Aráoz y Balderrama, hija de una de las familias más importantes de la provincia, quien falleció en el parto. El padre de Alberdi participó activamente de la lucha por la independencia, desempeñando un importante papel en la defensa del norte argentino ante los ataques realistas, además de ser el "mejor amigo" del general Manuel Belgrano. Su contribución a la lucha por la independencia impulsó a que el Congreso de Tucumán acordara en su sesión del 29 de octubre de 1816 concederle formalmente la ciudadanía argentina.
Su padre falleció en 1822, cuando Alberdi tenía tan solo 11 años, por lo tanto quedó al cuidado de sus hermanos mayores. Un año después se trasladó a Buenos Aires cuando, bajo el impulso del ministro porteño Bernardino Rivadavia, se fundó el Colegio de Ciencias Morales, bajo la tutela de la flamante Universidad de Buenos Aires y fue becado para educarse en aquel colegio. Allí fue compañero de jovenes como Esteban Echeverría, Marco Avellaneda, uan María Gutiérrez, Vicente F. López, José Mármol, Marcos Paz, Félix Frías, Carlos Tejedor, Miguel Cané y otros.
El 16 de junio de 1955 tuvieron lugar los bombardeos a Plaza de Mayo que llevo a cabo la Marina de Guerra, con la dirección del contraalmirante Samuel Toranzo Calderón, con el objetivo de asesinar al presidente Juan Domingo Perón.
Pero, ¿Por qué pasó? ¿Cuáles fueron los factores que desencadenaron el hecho?
Hacia octubre del año 1954 el país vivía en una cierta paz en el ámbito de las relaciones de las fuerzas políticas luego de la política de conciliación limitada que había sido inaugurada por el presidente Perón alrededor de junio de 1953, luego de los atentados terroristas del 15 de abril del mismo año cuando militantes de partidos opositores explotaron dos bombas entre el público que había ido a escuchar el discurso de Perón en la Plaza de Mayo y de la quema, por parte de fuerzas de choque peronistas, de la Casa del Pueblo, el Jockey Club y las sedes de los partidos Radical y Demócrata.
El 11 de noviembre de 1953 el Poder Ejecutivo elevó una ley, que sería promulgada por el Congreso Nacional en diciembre, que otorgaba una amnistía a los dirigentes políticos presos desde mayo. La ley de amnistía hacia una distinción entre delitos políticos cometidos por civiles y los cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas, al margen de otra distinción en el rubro de los transgresores gremiales. Los civiles, la mayoría de dirigentes de los partidos, recibieron una amnistía total, mientras que la de los militares era decidida por el Poder Ejecutivo y la de los sindicalistas se las consideraría individualmente. Con estas medidas Perón quería asegurarse de que ninguno de los liberados volviera a socavar su control de los sectores que más le importaban: las Fuerzas Armadas y el movimiento obrero.
El 12 de junio de 1880, el gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, se levantó en armas contra el gobierno nacional del presidente Nicolás Avellaneda y se produjeron los primeros choques entre tropas nacionales y provinciales en la Chacarita, en medio del conflicto por la sucesión presidencial y por la federalización del territorio de la Ciudad de Buenos Aires, hasta ese momento, capital de la provincia.
El periodo presidencial de Avellaneda había comenzando el 12 de octubre de 1874, en medio de la revolución contra el gobierno nacional que encabezaba el general Bartolomé Mitre luego de las denuncias de fraude electoral que sus partidarios vertieron contra el presidente Sarmiento. Una vez derrotado el movimiento revolucionario de Mitre, el presidente Avellaneda tuvo que soportar una tenaz oposición de los elementos vencidos en la forma de una abstención revolucionaria hasta que en 1877 se obtuvo la llamada "Conciliación de los Partidos".
La "Conciliación de los Partidos" había sido promovida por el presidente Avellaneda y por ella el mitrismo abandonaba la abstensión revolucionaria que había mantenido desde 1874 y se alineaba con el autonomismo, el fin de la nueva política tenía que ver con lograr que Adolfo Alsina lograra suceder a Avellaneda en 1880 en la presidencia. Fruto de este acuerdo político fue la designación de Carlos Tejedor, autonomista alsinista, como gobernador de Buenos Aires con el apoyo del mitrismo.
Fotografía que retrata al presidente Juan Domingo Perón acompañado por el vicepresidente Juan Hortensio Quijano, el ministro Ángel Borlenghi y el el presidente de la Corte Suprema Tomás Casares, entre otros funcionarios del gobierno y de la justicia nacional, al momento de tomar juramente a los nuevos miembros de la Corte Suprema de Justicia (Rodolfo Valenzuela, Luis Longhi, Justo Álvarez Rodríguez y Felipe S. Pérez) luego del juicio político que destituyó a los anteriores integrantes, 1 de agosto de 1947.
La relación entre los ministros de la Corte Suprema y Perón se fue deteriorando hacia finales de 1945 y principios de 1946 debido a diversos fallos judiciales que fueron limitando el accionar del gobierno militar durante los últimos tiempos de la presidencia de Edelmiro J. Farrell. También contribuyó los pedidos de los dirigentes opositores en entregar el Poder Ejecutivo al presidente de la Corte Suprema en el marco de la Marcha de la Constitución y la Libertad del 19 de septiembre de 1945, y el encargó del general Eduardo Ávalos al procurador Juan Álvarez para que formara un gabinete de gobierno luego de la caída de Perón en octubre de 1945.
Para remover el obstáculo de una Corte Suprema adversa, el presidente Perón desechó la vía de aumentar el número de jueces en la Corte y se decidió por el juicio político. El 8 de julio de 1946, el diputado Rodolfo Decker presentó el pedido de Juicio Político a los jueces Roberto Repetto, Antonio Sagarna, Benito Nazar Anchorena, Francisco Ramos Mejía y al procurador Juan Álvarez, dejando fuera del pedido al juez Tomás Casares, de manifiesta adhesión al peronismo y que había sido nombrado por el presidente Farrell en 1944, luego de la renuncia de Luis Linares.
El 9 de junio de 1956 tuvo lugar el levantamiento del general Juan José Valle, y de otros militares y civiles, contra el gobierno de la Revolución Libertadora, presidido por el general Pedro Eugenio Aramburu.
Al adoptar sus duras políticas antiperonistas, el gobierno debió tomar en cuenta la posibilidad de la violencia contrarrevolucionaria. Sobre todo en razón de las medidas punitivas que adoptaba contra aquellos a quienes consideraba beneficiarios inmorales del "régimen peronista". La detención de personalidades prominentes, la investigación de personas y compañías presuntamente involucradas en ganancias ilícitas, y las amplias purgas que afectaron a personas que ocupaban cargos sindicales y militares contribuyó a formar un grupo de individuos descontentos.
No era sino lógico esperar que algunos de ellos, en especial los que tenían formación militar, apelaran a la acción directa para hostigar al gobierno o para derribarlo. Aunque los incidentes por sabotajes hechos por obreros fueron comunes en los meses que siguieron a la asunción de Aramburu, fue sólo en marzo de 1956, como consecuencia de los decretos que habían declarado ilegal al Partido Peronista, prohibido el uso público de símbolos peronistas y otras descalificaciones políticas, cuando empezaron las confabulaciones.