Ahora con el tema de Afganistán, el estado islámico y los musulmanes. Les recomiendo leer una novela de Michel Houellebecq que plantea una Francia dominada por musulmanes con un presidente musulmán y la forma en la que pierden las libertades. Se llama Sumisión, escrito en 2015.
Es reveladora, y todo empieza por el juego de las libertades. A eso se enfrenta Francia y el mundo cuando intentan hacer obligatoria la vacuna o prohiben la entrada a personas sin cubreboca, o la obligatoriedad del #PasseSanitaire a un autoritarismo demoledor.
Los fanáticos de las vacunas, pensando que es la solución, la panacea, ni siquiera alcanzan a verlo. Pero por sobre todas las cosas en este mundo está el derecho a elegir. Hoy en Afganistán está prohibida por los talibanes la televisión, la música, y para las mujeres la escuela.
Hacer obligatorio o prohibir algo, sea lo que sea y en nombre de lo que sea, los lleva irremediablemente a un escenario como el que vive hoy Afganistán. Los fanáticos lo justificarán con todo, el bien común, salvar al mundo, la salud universal, el fin de la pandemia, la religión.
Las mujeres desaparecen ante los talibanes, ni derechos, ni escuela, ni su opinión es tomada en cuenta simplemente no existen y son sometidas a la mutilación genital femenina.
Quien obligue a cualquier cosa a otro ser humano, quien le prohiba lo que sea, votar, pensar, vacunarse, usar cubreboca, abortar, ver tv, escuchar determinado tipo de música, está más cerca de los talibanes de lo que se imagina.
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