He observado que la gente que realmente cree en Dios y lo manifiesta, se preocupa menos por Su nombre y más por Su obra
De aquí se deduce que este individuo estará más preocupado por lo que haga que por lo que parezca.
Es así que la sociedad disfruta de un individuo responsable, y el individuo disfruta de sí mismo más, pues el grado de responsabilidad aumentado, eleva, a la par, el grado de paz que un individuo tiene consigo mismo.
Esto es porque está respondiendo a sus exigencias en mayor medida, y la infelicidad es, en gran parte, necesidades insatisfechas.
Si aceptamos la razón de la salida del hombre al mundo es calmar su hambre, podemos suponer sin mucho riesgo que las personas, secretamente, nos gritan sus más oscuras necesidades, ocultas incluso para ellos mismos, todo el tiempo.
Es más, sería contrario a principios fundamentales de la vida pensar que al menos no van a tender a hacerlo.
De esta manera, apuran su encuentro con aquello que calme su sed.
En algún tono, en alguna risa, en alguna ausencia, en alguna postura, aparece, traído hacia los pies de uno por aquel mar que lo frentea, el grito lejano del náufrago que vive en ese hombre, embotellado en su acto, en su verbo.
El mensaje contiene la estrategia para su salvataje, pero debe alguien tomar barco.
Tan oportuno es el salvador para el náufrago, como el náufrago para el salvador.
Los percibimos diferente porque perseguimos la vida.
Pero,
Qué haría el aire
sin pulmones que lo respiren?
Qué haría un héroe
sin catástrofe?
Lo mismo que hizo el aire
cuando no tuvo pulmones.
A veces, lo que puede parecer exceso de confianza de un individuo (por ejemplo, esas innecesarias y tediosas palabras y/o actos de tu amigo/a que buscan, aparentemente, la interminable reafirmación de sus cualidades), son compensaciones, producto del intenso dolor...
...que implicaría el dejarse ser quien es ante los ojos imaginarios y omnipresentes de quien cree que lo juzga.
Es decir, no puede conscientemente experimentar el primer verbo del ser humano, la misma existencia, sin entrar en conflicto consigo mismo en alguna medida.
Estudio la parte emocional de mis reacciones para saber lo que realmente persigo; lo conozco y actúo sobre ello, o en ello, inevitablemente, me convierto.
Esta es mi forma de perseguir la libertad.
Cada reacción se puede dividir en microreacciones, y cada microreacción es información sobre mí mismo.
Esta división continúa hasta que choco con un muro,
infinito a lo largo y a lo ancho.
Un porqué evadido.
Soy solo tacto.
Algún sensible ladrillo me revelará la puerta hacia mi abismo.