Esta es una de esas noches en las que me acuesto llorando, preguntándome si, un día de estos, mi labor como perito judicial en delitos informáticos contra menores no acabará por romperme del todo.
Hoy, muy duro lo que he tenido que analizar.
Y mañana toca defensa en tribunales.
Un buen amigo (que ya tiene el callo formado) siempre me dice que afronte mi misión como el tipo que acude a socorrer a las víctimas de un naufragio con un salvavidas y que se encuentra a 50 personas boqueando por salvarse:
“No puedes hundirte por los 49 que dejas atrás, solo continuar por el náufrago que salvas. Porque si te rompes, al final dejarás de acudir y no se salvará ni uno de entre 50”.
Tiene razón, claro.
Pero hacer esto conlleva un precio terrible:
Entradas en primera fila para ver cómo se ahogan los 49 por los que no puedes hacer nada.
Mañana estaré bien.
Mañana solo importará coger mi salvavidas y echarme a la mar.
Mañana, lo que me hará continuar es ese crío al que voy a sacar del pozo.
Pero esta noche… esta noche, como muchas otras, no va a ser así.
Me taparé hasta el cuello e intentaré no hacer ruido mientras se me saltan las lágrimas, para que mi familia no tenga que compartir mi sufrimiento.
Me plantearé hasta la tantas cómo es posible que haya gente cuya existencia sea tan aberrante, cómo el mero hecho de respirar
puede parecer un acto tan profundamente equivocado, cómo se puede tener tan poco corazón y el alma tan podrida de robarle la inocencia a un niño para actos inenarrables de los que además dejar constancia para el recuerdo.
Hoy es una de esas noches de las que me avergonzaré al día siguiente por no poder evitar pensar que hay homo sapiens que no merecen ser calificados como seres humanos, que no están a la altura de ser vistos como personas. En esos oscuros momentos, este profe que siempre aboga
por la recuperación, reinserción y educación de las personas, sufre una convulsión en sus entrañas y se plantea si la humanidad debe tolerar la existencia de esos individuos, como si de una balanza en la que pesar los pros y los contras se tratase.
Y, pesar de mis principios, durante esta noche esa balanza se inclinará a un lugar de sombras al que no quiero que señale nunca.
Pero, ¿cómo no sentirme así?
Este hilo, sinceramente, es un desahogo tuitero. Pero quiero que sirva de algo, ya de paso.
Para poder afrontar este tipo de noches, consecuencia de mi labor, recibo terapia psicológica.
No hay vergüenza en contarlo.
Para mí es como ir al gimnasio: mantiene fuerte mi psique para que soporte estos momentos de sobre esfuerzo.
No hace falta estar enfermo para recibir terapia. De hecho… hay quienes la recibimos para no llegar a estarlo nunca.
Esta noche ya es una mierda. Por lo menos, ya que va a serlo, empleémosla en algo positivo: No tengáis miedo de asistir a un psicólogo como quien va entrenarse. Es súper recomendable.
Hace años, yo no estaba tan tocado.
Pero entonces nació mi hijo.
No puedo ni intentar describir el amor que siento por él. Me cambió. Desde entonces, cada vez que me volvía a tocar un caso de estos, me hundía.
Tenía que rechazar los dos siguientes para poder levantarme.
Hasta entonces, yo quería ayudar a los menores.
Pero desde aquella primera vez que tuve al peque en mis brazos, enfrentarme a personas que estaban dispuestos a hacer daño a algo tan sagrado como lo es un niño por “placer”… era algo que me superaba.
Cada noche… era una de estas noches.
Empecé a acudir a terapia y gracias a eso me siento fuerte. Tengo mis momentos de bajón a, claro (cualquiera con un corazón en el pecho que viera las fotos y vídeos que he tenido que ver hoy, estaría hundido). Pero me mantengo capaz de seguir gracias a la terapia.
Al día siguiente ya no pienso en exterminios gracias a la terapia.
No rechaces el bien que puede hacerte, en serio. No es un signo de debilidad. Es un signo de inteligencia para conseguir una mayor entereza.
Antes de la terapia, lloraba todas las noches.
Ahora… solo algunas.
Pero mañana volveré a coger mi salvavidas y a echarme al mar.
Parece triste, irrisorio y poca cosa que solo pueda llevar uno…
Pero a ese uno lo salvo yo por mis cojones.
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Carlos trabaja en una subcontrata que administra y gestiona la infoestructura de un organismo público del del Estado (pongamos la Seguridad Social, aunque aviso que ni es ese, ni se llama Carlos).
Un día contacta conmigo asustado.
Tenemos nuevo #CasoDeInformáticaForense.
Carlos acaba de volver de vacaciones.
Cuando llega a su puesto, se encuentra lo típico: su sustituto temporal ha hecho lo que le ha dado la gana, como suele pasar.
Ha instalado programas poco seguros en algunos de lo equipos.
Esto incluye:
Pues me temo que tenemos un combo completo: Los cuatro.
Dejar claro que. cualquiera de esos patinazos. son gravísimas brechas de seguridad🤦♀️
No daré más datos de lo encontrado en esos equipos, pero mis mecenas tienen aquí lo más curioso que encontramos: patreon.com/posts/expedien…
Creo que entre todos los “Davides”, estamos consiguiendo avances contra nuestro “Goliat”.
A través de un compañero periodista, TikTok me está dando respuestas por primera vez. Y creo que se avecinan cambios que habremos logrado entre todos 😊
A ver, qué no me flipo: esto no es ni “gracias a mí” ni “por mi culpa”. Es verdad que yo he dado mucha caña, he movilizado a mucha gente y no me he rendido. Entre todos, hemos llegado a ser una espinita. Pero ha habido otras espinitas, y juntos, alguna cosa hemos conseguido.
¿Has oído o leído algo sobre el “YouTube Naranja” o el “YouTube Azul” en un #TikTok?
Son códigos ocultos para hablar de dos famosas plataformas multimedia de pornografía sin que #TikTok lo censure y… QUE LLEGUE A LOS MENORES.
En concreto, se usa como descripción o hashtags en vídeos con contenido muy sexualizado, promocionando cierto clip de moda o cierta actriz en particular.
Lo peor es que las propias actrices, sobre todo las no profesionales, promocionan de esta manera sus canales amateurs en esta red plagada de niños y bajo códigos kidfriendly.
“1.1 Este caso se centra en una violación grave y sistemática de la privacidad y los derechos del consumidor de los niños holandeses por parte de TikTok.
1.2 Más de 1,5 millones de niños holandeses utilizan el servicio de video social TikTok.
Los niños no se dan cuenta de que TikTok los supervisa de forma constante e intensiva. La empresa recopila ilegalmente cantidades excesivas de datos personales de los niños. TikTok hace esto a través de la aplicación, pero también a través de técnicas de seguimiento que
Desde hace 48h hay una campaña en #TikTok de recomendación “extra” de vídeos de personas que se graban a sí mismos negándose a colaborar con las FFCCSE (y, de paso, divulgando la imagen de los agentes) en las medidas COVID.
Está poniéndose de moda, y esto es muy peligroso.
Primero, porque en un par de casos los agentes han decidido transigir y esto ha generado la impresión de que un negacionista PUEDE no colaborar y salirse con la suya sin ser denunciado.
Hablamos de asuntos tan cruciales como viajar sin el certificado de vacunación.
Segundo, porque se está basando en ideas equivocadas (que se están extendiendo peligrosamente): Eso de “puedo grabar y difundir mientras no se le vea la cara al policía” es falso. Es mientras no se le reconozca, y en estos vídeos hay muchos datos que permiten identificarlos:
Estoy tan harto de las academias de baile que voy a empezar a señalarlas con enlaces incluidos 😡
Imaginen que se promocionan así: expuestas en RRSS, una clase llena de niñas muy pequeñitas bailando y escuchando esto:
“Yo soy loco cuando lo mueve' así
Duro encima de mí
Dale ponte pa' mí
Que te quiero sentir
Sabes que me muero por ti
Y que tú te mueres por mí
Así que no hay más na' que decir”
“Cuando te vi bailando
Me quedé maquinando
Después de estar tomando
Si terminamos dando”
“Yo sé que tú quieres
Tus ojos dicen que me quieres
Diablo, que rico me lo mueve
Monta' conmigo en la Mercedes
Si me voy, regreso breve
Eso es de miércoles a jueves
Porque el fin de semana tú eres pa' mí
Yeah-yeah, es que tú eres mi bebé
Yeah-yeah, hoy echamos como tres”