Me ha preguntado mucho ayer sobre los famosos espolones de las galeras en Lepanto. ¿Se serraron o no? La realidad es que no se sabe con certeza pero es posible que así fuera. La razón: algunos estaban en mal estado y eran un arma un tanto arcaica. Pero la principal razón es otra.
Si se aligera la proa del barco al quitarle el peso del espolón, la parte delantera cabecea menos, es decir, se hunde menos. Esto permite ganar elevación en el disparo y por lo tanto que los cañones (en las galeras dispuestos en el eje de crujía) puedan ofender a más distancia.
La escuadra de la Liga Santa llevaba en Lepanto, literalmente, el doble de la artillería turca, unos 1.500 frente a unos 750 cañones. Sumado a que la flota otomana tuvo que ceñir viento a remo, dio una ventaja inicial al fuego de artillería cristiano sobre el Turco.
Pero hay que recordar que esto fue sólo inicialmente y la batalla se decidió y se ganó en el cuerpo a cuerpo, peso que llevaron los tercios españoles embarcados en todas las galeras, incluidas papales y venecianas. Por eso es de prestidigitador decir que Venecia ganó la batalla.
¿Cómo contribuyó Venecia a la victoria? Poniendo gran parte de las galeras (algunas en estado regular) y parte de los remeros y marineros. Pero la fuerza de choque, casi 2/3 del total de los soldados, la puso Felipe II y eran tercios imperiales (españoles, italianos y alemanes).
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Tal día como hoy, 4 de mayo de 1588, una flota de 200 buques y con 23.375 ingleses se presentaba en Coruña para tomar la ciudad. La heroica defensa de Juan Pacheco de Toledo con 1.500 hombres, y mujeres, la derrotaría. El desastre fue tal que se llamó la Invencible Inglesa.
Isabel I había organizado una grandísima escuadra compuesta por 6 galeones reales, 60 mercantes armados, 60 filibotes, 20 pinazas y un gran número de transportes de tropas, en total unos 200 buques; la tropa eran 23.375 hombres, entre soldados y marineros.
El mando de tan impresionante contingente lo ostentaba Francis Drake, con apoyo de John Norreys, Walter Raleigh y Robert Devereux, los principales almirantes y cortesanos ingleses. Por su parte, la expedición estuvo financiada por capital real y privado, incluyendo holandés.
Tal día como hoy, 30 de abril de 1657, una escuadra inglesa de 23 navíos de guerra atacaba la Flota de Indias en Santa Cruz de Tenerife recién llegada de La Habana y Veracruz. Si bien los ingleses destruyeron 2 galeones y 7 mercantes, Diego de Egües había desembarcado la carga.
A pesar de la superioridad numérica, pues la Flota de Indias estaba compuesta por 21 mercantes y sólo 2 galeones de escolta, los ingleses no pudieron cumplir con su objetivo. Por esta razón ambos contendientes se atribuyeron la victoria, recompensando a los participantes.
España perdió parte de su Flota de Indias y escolta de galeones, si bien consiguió desembarcar la carga que era la prioridad, teniendo más bajas. Inglaterra sufrió desperfectos en su flota aunque consiguió salir de puerto sin grandes bajas, pero sin lograr su objetivo.
Tal día como hoy, 27 de abril de 1521, en la batalla de Mactán que se libró en la isla de Cebú, murió Fernando de Magallanes al enfrentarse con 49 de sus hombres a 1.500 nativos del caudillo Lapulapu. El resto de los expedicionarios observaban desde sus naves la batalla.
A causa de la orografía rocosa de la isla, Magallanes no pudo desembarcar directamente, ni recibir apoyo de la artillería de sus naves, por lo que tuvo que anclar en la distancia y llegar en botes hasta la playa. Para la misión, Magallanes eligió a 48 hombres, sobresalientes.
Los sobresalientes eran soldados embarcados, un tipo de infantería anterior a la de Marina. Usaban espada, rodela y media armadura. Al desembarcar, tuvieron que andar casi un km y tenían el agua por encima de la rodilla. Los nativos se lanzaron contra los fatigados soldados.
Tal día como hoy, 18 de abril de 1593, en aguas francesas, la flota de Pedro de Zubiaur desembarcaba en Blaye en apoyo a la Liga Católica. Al llegar una inglesa de 60 naves en apoyo a los hugonotes, los españoles abordaron y destruyeron la capitana y almiranta, tomando 6 más.
Los católicos franceses de la Liga Santa o Liga Católica de Francia habían tomado Blaye y se encontraban bajo asedio de las tropas reales, con apoyo de los hugonotes y los ingleses. España había organizado una flota de 20 filibotes y pinazas con sus Tercios para apoyarles.
La flota de bloqueo anglo-francesa esta compuesta por unos 60 buques, de los cuales 6 eran galeones de guerra ingleses de almirante Wilkenson, y otros 6 galeazas. La flota de Zubiaur forzó el bloqueo y consiguió desembarcar las tropas españolas para que se unieran a la defensa.
Tal día como hoy, 15 de marzo de 1646, se iniciaba el intento de conquista de las Filipinas por parte de una flota holandesa compuesta por 16 galeones, 3 brulotes y diversos buques menores. Los españoles aprestaron los galeones Encarnación, Rosario y San Luis para la defensa.
Lorenzo Ugalde de Orellana, comandante de la capitana, y Sebastián López, de la almiranta, y apoyados posteriormente por 4 bergantines y no más de 400 soldados y nativos, repelieron el ataque holandés en 5 localizaciones distintas desde marzo a hasta octubre.
Por los 50 muertos de los españoles, los holandeses perdieron 500 hombres, 2 brulotes y 3 buques quedaron muy dañados. De hecho, el almirante holandés Maarten Gerritsz Vries falleció poco después del ataque, posiblemente a causa de sus heridas.
Tal día como hoy, 18 de febrero de 1639, la escuadra del almirante Miguel de Horna, de 5 buques y con 2.000 soldados embarcados, era interceptada cerca de Dunquerque por una flota holandesa de 20 buques. Los holandeses tuvieron 1.700 muertos y heridos, y fracasaron en su misión.
En la Guerra de los Ochenta Años, Dunquerque había quedado como uno de los apostaderos navales más importantes, desde el que operaban tanto buques de guerra como corsarios españoles y valones. Miguel de Horna recibió el mando de la escuadra de Dunquerque en 1636.
A inicios de 1639, recibió órdenes de partir hacia La Coruña a encontrarse con la flota del almirante Antonio de Oquendo, con 2.000 soldados españoles y valones. En el canal de la Mancha, cerca de Dunquerque, la escuadra holandesa del almirante Maarten Tromp les salió al paso.